Don Juan Carlos

«La Infanta Cristina sigue enamoradísima»

La Infanta Pilar, que se desvive por el rastrillo benéfico Nuevo Futuro, que ayer abrió sus puertas, habla de su sobrina.

La Infanta Doña Pilar y su hija, Simoneta Gómez-Acebo
La Infanta Doña Pilar y su hija, Simoneta Gómez-Acebolarazon

La Infanta Pilar, que se desvive por el rastrillo benéfico Nuevo Futuro, que ayer abrió sus puertas, habla de su sobrina.

La Infanta Pilar, como presidenta de honor, dio ayer por inaugurada la 50 edición de El Rastrillo Nuevo Futuro, que este año ha adelantado sus fechas para no coincidir con el «Black Friday» y que estará abierto hasta el día 18. Doña Pilar se vistió de rojo pasión y fue requerida por varias televisiones para que confirmase o desmintiese si su sobrina, la Infanta Cristina, se divorciará de su marido. «Es completamente falso eso que publicó un medio», zanjó. Un familiar que la acompañaba confirma a LA RAZÓN lo «enamoradísima que sigue Cristina de su marido». Más tarde se paseó por los casi 60 puestos y se sentó a comer una lasaña y unos picantones, aunque se quedó sin probar, por falta de espacio, un queso de Quesería de la Jara de Toledo espectacular. Su hija Simoneta Gómez-Acebo, con mandil de cuadros, además de vender los famosos calcetines que le regalan a Don Juan Carlos también tiene en su puesto miel con CBD, un cannabinoide relajante. Por cierto, que Don Juan Carlos corresponde donándoles ropa para que la vendan en El Rastrillo y regalándoles todos los quesos que a él le agasajan, pues no le gusta.

Hoy, Cuqui Fierro, vestida de rosa y con un generoso y abultado sobre en su bolso –6.000 euros–, aprovechará el homenaje que le hacen a la hora de la comida en El Rincón del Gourmet para dárselo en mano a la Infanta Pilar. En conversación telefónica reconocía a nuestro diario estar nerviosa pero también «muy agradecida. Recuerdo una edición que le cogí todas las corbatas a mi marido y las llevé al Rastrillo para vender, pero apareció por sorpresa y vio a una señora que estaba comprando una, se la quitó y le dijo que sus corbatas no se vendían. Ese día tuve un disgusto en casa...». Yo no me perdería en Hungría las figuritas artesanales de Navidad hechas con cáscaras de nuez o coco, el vino Tokaji y el chocolate artesanal ChocoMe, chocolate negro con frutos rojos, a 10 euros ,y tampoco los guantes de antelina de 12 que vende Laura Ponte en su puesto, Laura y Co. El que se perderá todo El Rastrillo, con lo que a él le gusta, será el diseñador Eduardo Ladrón de Guevara, porque el pasado viernes por la noche, cruzando por un paso de cebra del paseo del Prado de Madrid, le atropellaron. No hay que asustarse porque está, dentro de lo que cabe, bien aunque magullado. Así que, desde el hospital, llama veinte veces al día para preguntar cómo van las ventas y que le cuenten los chascarrillos del Rastrillo.

Invitados de lujo

Y los que están permanentemente invitados son la Familia Real, pues Doña Pilar suele involucrar de alguna forma a todas su familia, que vayan o no es otra cuestión, pero a la Reina Sofía le encanta comprar, a Don Juan Carlos donar ropa, y a la Infanta Elena también le gusta apoyar porque la causa lo merece. Recuerden que Nuevo Futuro ha proporcionado un hogar a más de 12.000 niños.

Otra mujer que merece un homenaje de El Rastrillo es María Dolores Bermúdez de Castro, ex marquesa de Montealegre, que a sus 93 años sigue acudiendo a su puesto del Santo Sepulcro. Este año lo hace con bastón porque aún se recupera de un accidente de coche que sufrió en La Granja. «Si hubiera sido yo la conductora no habría pasado nada», dice. Genio y figura.