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La novia secreta de Woody Allen

Babi Christina Engelhardt ha confesado que mantuvo una historia de amor clandestina con el cineasta durante ocho años y que coincidió con diferentes mujeres, entre ellas Mia Farrow.

La novia secreta de Woody Allen
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No discutir sobre su trabajo y reunirse únicamente en su apartamento de la Quinta Avenida de Nueva York para respetar su privacidad eran las dos condiciones que Woody Allen puso a la modelo Christina Engelhardt. En 1976 ella tenía dieciséis años y se embarcó en una relación de ocho años con el director de películas como “Medianoche en París” (2011) o “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo, pero nunca se atrevió a preguntar” (1972), que entonces tenía 41 años. Todo comenzó en “Elaine”, un restaurante de Nueva York en el que Engelhardt dejó caer una nota con su número de teléfono sobre la mesa del cineasta. Él la llamó y, sin preguntarle su edad, la invitó a su apartamento iniciando una historia de amor clandestina. “Las cortinas siempre estaban cerradas”, decía Engelhardt en sus confesiones a “The Hollywood Reporter” acerca de su historia con Allen, “la vista -que daba a Central Park- debía ser espectacular, pero yo no estaba allí para la vista”.

Con el reciente movimiento #MeToo y los recientes escándalos sobre la vida privada de Woody Allen, la modelo se ha atrevido a contar cómo fue su relación con el director de cine, que coincidió con la que mantuvo con la actriz Mia Farrow. Engelhardt acaba de cumplir 59 años y se atreve a hablar sobre esa historia clandestina y sobre cómo la vio reflejada en “Manhattan” (1979), película con la que, confiesa a la citada publicación, lloró de principio a fin. “¿Cómo podía ser que él se sintiese así? Nuestra relación fue algo mágico, ¿cómo fue que solo era una aventura para él?”, se preguntaba la modelo.

Tras cuatro años de relación “a escondidas”, Allen le anunció que quería presentarle a su nueva novia, Mia Farrow, que entonces ya era famosa por “El Gran Gatsby” (1974). Esto fue muy doloroso para Engelhardt, pues ella presumía de ser la novia del cineasta y, según explicaba al diario americano, “no quería estar allí en absoluto pero no encontraba el coraje de levantarme e irme y la idea de no tener a Woody en mi vida me aterrorizaba”, confesaba. Sin embargo, con el paso del tiempo estos celos se atenuaron durante el gran número de veces que los tres practicaban sexo juntos. “Ella era hermosa y dulce y él era encantador y atractivo”, decía Engelhardt sobre Farrow y Allen, pero “no fue hasta después cuando pensé en lo retorcido que era y en que yo era poco más que un juguete”.

La única vez que, según recuerda, vio salir a la luz la vulnerabilidad del cineasta fue cuando su ex pareja, Diane Keaton, le llamó por teléfono para anunciarle que el gato que tuvieron mientras vivían juntos había muerto. “Le temblaban las manos”, confesaba Engelhardt ante la cantidad de mujeres que pasaron por la vida de Allen. Para la modelo, el director era un arco iris con muchos colores “y yo fui uno de ellos”, por lo que decidió seguir con su vida y convertirse en una musa platónica para Federico Fellini.

Entre estas confesiones, Engelhardt afirma que su intención no es la de atacar a Woody Allen, sino que, a partir del #MeToo y los escándalos mediáticos recientemente publicados sobre el director de cine, solo habla “de mi historia de amor, que me hizo quien soy y no me arrepiento”.