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Los Ángeles

Las cartas perdidas de Marilyn

Sale a subasta parte del epistolario de la actriz con sus maridos y. sus compañeros en Hollywood

Las cartas perdidas de Marilyn
Las cartas perdidas de Marilynlarazon

Parece que nunca tendremos una biografía completa de Marilyn Monroe porque cada vez que ingenuamente sospechamos que lo sabemos todo nuevos datos ven la luz. Siempre que creemos que no aparecerán más documentos sobre ella, en un cajón, en una caja, en un archivador reaparece un papel que llevaba décadas durmiendo. Ese milagro se acaba de producir, aunque no para que puedan trabajar los investigadores sino para que acabe en manos del mejor postor. Más de 200 objetos y documentos personales del mito se venderán el próximo 5 de diciembre en la casa de subastas de Los Ángeles Julien’s Auctions. Entre ellos destacan numerosas fotografías –algunas inéditas o desconocidas– de la actriz tomadas por autores de la talla de Cecil Beaton, Sam Shaw, André de Dienes o Manfred Kreiner. Tampoco faltan prendas de vestuario, incluyendo algún ejemplo de su ropa interior o algunos de los botes de pastillas que la persiguieron hasta el final.

Sin embargo, la novedad más importante es la aparición del epistolario más íntimo de Marilyn, incluyendo algunas de las misivas que le envió su tercer marido, el escritor Arthur Miller. Del autor de «Muerte de un viajante» encontramos manuscritos y anotaciones donde expone su preocupación por el estado de salud de su esposa. Un buen ejemplo es una breve nota donde le confiesa estar «profundamente feliz. Pero agonizo al no encontrarte». En esta línea se encuentra una tarjeta de felicitación en la que un personaje le dice al otro: «No, yo soy más depresivo que tú». El escritor anota debajo de esa leyenda «tú tampoco lo eres».

«Querida mejor persona»

Probablemente una de las cartas más interesantes es la que está fechada el 30 de abril de 1956, cuando todavía la pareja no se ha casado. Pese a ello, Miller se dirige a Marilyn como su «querida esposa» en una extensa misiva mecanografiada que firma como Art. Al final, a manera de postdata manuscrita, el autor le solicita que «por favor, si alguna vez te hice llorar, o hice que te entristecieras por un segundo, perdóname. Mi chica perfecta». Algo más tarde, el 9 de mayo, vuelve a dirigirse por carta a Marilyn, con el encabezamiento «Querida mejor persona». Arthur Miller se presenta de nuevo solidario con los problemas vividos por la actriz, cuando le apunta «es tu sufrimiento en el pasado lo que respeto y lo que incluso me hace reverenciarte. A veces me veo como una especie de proceso en el que eres cruelmente puesta... Tú has estado expuesta a las fauces de esta sociedad sin protección de una familia, un nombre, una identidad; es casi como si fueras una víctima pura... Sé lo desesperadamente que quieres sacudirte de todos los horrores del pasado». Arthur Miller no es el único marido de Marilyn de quien se conservan cartas. Del segundo, el jugador de béisbol Joe DiMaggio podemos leer una extensa nota de tres páginas, fechada el 9 de octubre de 1954. En los periódicos ya comenzaba a anunciarse la posibilidad de que la pareja fuera a divorciarse. DiMaggio discute con ella esa noticia y reconoce que «no sé cuáles son tus pensamientos hacia mi, pero yo puedo decirte que te amo sinceramente. Eres parte del fondo de mi corazón, sin importar nada».

Estos archivos perdidos también incluyen algunas notas manuscritas de Marilyn, una de ellas de una carta inacabada dirigida a Miller. Otra sorpresa epistolar se refiere a la correspondencia con actores como Yves Montand, Simone Signorent, Marlon Brando, Cary Grant y Jane Russell. Una mención aparte la merece una fotografía de Ginger Rogers, de 1937, y que dedica a una aspirante a actriz y modelo llamada, según escribe, Norma Jean Baker. Después, para la historia, sería Marilyn Monroe.

LEGADO

Los objetos personales y documentos inéditos de Marilyn en esta subasta forman parte del legado que la actriz dejó a su mentor Lee Strasberg, quien luego regaló todo este fondo a un amigo. De arriba abajo, imagen desconocida de la actriz, un sujetador suyo, una carta manuscrita de Arthur Miller y una curiosa tarjeta de felicitación del escritor.