Bruselas

Las cuatro mujeres que susurran a Puigdemont: su mujer, su madre, su jefa de campaña y Marta Pascal

En su restringido círculo de confianza, hay cuatro voces femeninas con una gran influencia en el devenir del ex presidente de la Generalitat:

Marta Pascal y Marcela Topor
Marta Pascal y Marcela Toporlarazon

En su restringido círculo de confianza, hay cuatro voces femeninas con una gran influencia en el devenir del ex presidente de la Generalitat: su mujer, Marcela Topor; Núria Casamajó, su madre; Elsa Artadi, su actual jefa de campaña y llamada a sustituirle si él ganara las elecciones pero no pudiera tomar posesión, y Marta Pascal, de la que recibe consejos de gobierno, aún desde el PdeCAT.

Dicen que siempre, detrás de un gran hombre hay una gran mujer. En el caso del ex presidente huido de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, a día de hoy son cuatro las mujeres que más influyen en la toma de sus decisiones. Marcela Topor, su esposa, es uno de los pilares más importantes en su vida junto con su madre, Núria Casamajó, que cada día continúa acudiendo a la pastelería que regentó durante muchos años en Amer (Gerona), el pueblo de poco más de 2.000 habitantes que vio nacer al ex presidente. A su madre, desde que se ocupó de la presidencia de la Generalitat, Puigdemont la ha visto poco, pero continúa siendo una de sus referencias.

A Marcela –Mars como la llaman los amigos– la conoció en 1998 durante el Festival Internacional de Teatro Amateur de Gerona cuando ella hacía de actriz –también es periodista, filóloga y autodeclarada bruja– y él dirigía la Casa de la Cultura. Viajero incansable, meses más tarde, durante una vuelta por diferentes países de Europa, Puigdemont la fue a buscar a su país de origen, Rumanía. Allí empezó una historia de amor que se selló con dos bodas en el año 2000 –una en Roses (Gerona) y otra en el país de ella– y de la cual han nacido dos hijas Magalí y María, que ya han cumplido 10 y 8 años, respectivamente. Durante cuatro años, de 2003 a 2007, vivieron en la casa del Golf Girona, que el 29 de octubre abandonó estirado el asiento de atrás del coche de Marcela para no ser visto y poder empezar su huída a Bruselas. En 2007, cuando fue elegido alcalde de Gerona, se trasladaron a un piso más humilde en el centro de la ciudad, que tuvieron de dejar por una cuestión de seguridad cuando fue nombrado presidente de la Generalitat. Entonces, volvieron al chalet situado en Sant Julià de Ramis, al que Puigdemont intentaba ir a dormir cada noche aunque terminara tarde de trabajar y tuviera que madrugar para estar al día siguiente temprano en Barcelona.

Con su esposa, trece años menor que él, no solo ha compartido un proyecto de vida. Periodistas los dos, también decidieron crear juntos un proyecto empresarial, a través de «CatEdicions», con la publicación de un periódico que hablará sobre Cataluña pero en inglés. Actualmente Topor es la directora de «Catalonia Today», además de presentar un programa en inglés para extranjeros residentes en Cataluña que se emite en la independentista El Punt Avui Televisió. Lejos del sonado primer beso que le dio al recién elegido jefe del ejecutivo catalán en el hemiciclo del Parlament, Topor ha sido una primera dama discreta. Prácticamente no ha tenido agenda oficial, con contados actos como un concierto en Peralada, la Pasarela 080 o el White Summer de Pals. Le apasiona Gerona y evita pisar la capital catalana.

Aunque poco antes de ser elegido president la pareja pasó una pequeña crisis, ahora en la distancia están más unidos que nunca. Ella se cuida del día a día de sus hijas, a quienes acompaña al colegio, e intenta hacer vida normal, aunque con Puigdemont sin volver a España nada volverá a ser como antes.

A quien sí ve más ahora el candidato de Junts per Catalunya a la presidencia de la Generalitat es a su mujer de confianza a día de hoy, la economista Elsa Artadi, que durante estos días de campaña vive en un avión entre Barcelona y Bruselas. Con Puigdemont y su esposa, Artadi y su pareja, el ex socialista y ex diputado por CiU en el Congreso, Heribert Padrol, tienen una cosa en común: las edades, 41 las mujeres y 54 ellos. Esta doctorada en Harvard se ha convertido en los últimos meses en una de las personas de referencia del ex presidente, la única mujer de su equipo más íntimo desde la salida de la ex consejera de presidencia, Neus Munté. Artadi, que llegó a la Generalitat para montar el sorteo de la Grossa catalana de la mano de Mas-Colell, ha sido clave en el proceso de creación de las «Estructuras de estado», la celebración del 1-O y la posterior declaración de independencia. La ex responsable de la Hacienda catalana se trasladó con Artur Mas al Palau de la Generalitat, pero fue Puigdemont en enero de 2016 quién la ascendió a un cargo de especial relevancia en la estructura de su departamento, el de directora general de Coordinación Interdepartamental. Por ella pasaba toda la acción de gobierno. Aunque su despacho estaba situado solo una planta por debajo del de Puigdemont durante este año y medio en el Palau se veían poco más que en el almuerzo de los lunes, pero en su pantalla de WhatsApp el nombre de Artadi siempre ocupaba los primeros puestos. La mujer que siempre quiso ocupar un segundo plano, de golpe y por expresa decisión de Puigdemont, ha saltado a todas las portadas: no solo es la directora de campaña de Junts per Catalunya, sino que también es una de las voces que más se escucha en los actos electorales y la persona que algunos señalan como posible sustituta del ex presidente si es que éste no puede tomar posesión del cargo, en caso de ganar las elecciones. Donde la sitúan todos, en caso de formar gobierno, es en ese ejecutivo. Aunque nunca ha sido militante de Convergència, en 2016 Artur Mas le pidió a Artadi que participara en el proceso de creación del PDeCAT, partido al cual más tarde se afilió, formó parte de la dirección y del que se dio de baja hace solo tres semanas para poder formar parte de la lista de Puigdemont en el número 10 como independiente. Este gesto no gustó mucho a la cuarta mujer que en los últimos meses más se ha visto y hablado con el ex presidente, la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal.

Con 34 años, esta historiadora y politóloga de Vic, es la más joven de las mujeres que mayor influencia tienen solo en Puigdemont en los últimos meses. Su entrada y salida del Palau de la Generalitat ha sido constante para evaluar la situación y ver qué camino se tenía que seguir. Algunos, intencionadamente, la señalaron como una de las responsables de que durante unas horas el político se decidiera a dar un paso atrás y convocar elecciones, aunque ella siempre lo ha negado. De hecho, en marzo de 2012, como vicepresidenta de las Juventudes de CDC, que un año más tarde lideró, fue una pieza clave para que Convergencia abrazara el concepto independentista y unos meses más tarde Mas acabara prematuramente la legislatura para presentarse defendiendo el derecho a decidir. Casada y con un hijo de dos años, Pascal se convirtió en la líder del PDeCAT en medio de la pelea de familias políticas y líderes que querían quedarse con la herencia de CDC. La joven, que entonces acababa de cumplir los 33, consiguió el apoyo de Artur Mas y la mayoría de los afiliados presentando un equipo renovado y sin ataduras a la antigua CDC junto al exdiputado David Bonvahí. Diputada en el Parlament desde 2013, se encargó también de ser la portavoz de CDC con apenas 31 años.