Julio Iglesias

Las nueve bodas de Isabel Preysler

La novia de Mario Vargas Llosa no descarta volver a pasar por el altar. LA RAZÓN ha pedido a nueve diseñadores los bocetos del vestido de la novia. Preysler, por su parte, tiene claro que de dar «el sí quiero» al Nobel no lo hará ni de largo ni de blanco.

Las nueve bodas de Isabel Preysler
Las nueve bodas de Isabel Preyslerlarazon

La novia de Mario Vargas Llosa no descarta volver a pasar por el altar. LA RAZÓN ha pedido a nueve diseñadores los bocetos del vestido de la novia. Preysler, por su parte, tiene claro que de dar «el sí quiero» al Nobel no lo hará ni de largo ni de blanco .

Una vez más, una revista del corazón ayudó al buen nombre de la pareja Preysler-Vargas Llosa. Las primeras fotos que publicaron de ellos juntos y que levantaron el romance se hicieron en el exterior del lugar que el escritor escogió para mudarse, una vez que se hizo pública la noticia de su relación con Isabel. Las fotos las realizó un paparazzi cuando salían de almorzar. Era mediodía, pero se reflejaba en el cristal por el que pasaban, la palabra «hotel». Eso habría dado pie a otras interpretaciones. El responsable de la publicación, que tiene a gala ser el álbum de la familia, borró con Photoshop dicho vocablo y previa consulta con la pareja publicó la noticia. Desde ese día Isabel y Mario viven bajo el foco mediático. Al premio Cervantes le duele la boca de decir que no se siente cómodo con tanta expectación pero que lo asume y, según su novia, «lo lleva deportivamente», porque su felicidad se llama Isabel Preysler y por ella está dispuesto a pagar el peaje que haga falta. Como el de un divorcio que va prosperando, porque está siendo más que generoso. Lo que a él le importa es pasar el resto de su vida con Isabel. Habrá boda, eso nunca se ha negado, aunque Preysler asegure «que no lo necesito, yo estoy bien así como estamos, pero a Mario le gustaría porque es un hombre más tradicional». Ella ha estado siempre con señores que han insistido en casarse, siempre han sido ellos los más motivados, y en la que sería su cuarta boda, la situación se repite. Incluso la pareja se ha instalado en la casa de Preysler; así sus cinco hijos disponen de la vivienda como su casa familiar cuando recalan en Madrid; porque si hay algo que a Isabel la hace inmensamente feliz es rodearse de sus hijos, esas reuniones son antológicas y ellos hacen piruetas por acercarse a casa. La última visita fue la de Enrique Iglesias, como contábamos en la crónica del 80 cumpleaños del premio Nobel, el cantante tenía una hora libre de paso por Madrid con su novia Anna y se acercó al domicilio materno en la urbanización Puerta de Hierro a felicitar al novio de su madre: «todos mis hijos se llevan muy bien con Mario». El mayor del escritor, Álvaro, y su esposa Susana, también han hecho migas con Isabel.

Cada día más cerca está su divorcio, como dijimos. «Va bien pero eso no es un problema mío, es un asunto de Mario». Una vez firmado, lo siguiente es la boda que nadie descarta y para la que Isabel tiene claro que no vestirá ni de largo, ni de blanco. De ahí que le hayamos pedido a nueve diseñadores innovadores, consagrados y elegantes, que piensen en Preysler y en la que sería su cuarta boda. Para la primera con Julio Iglesias por la iglesia en la localidad de Illescas en Toledo (1971-1978), escogió un vestido clásico blanco con velo, de estilo tan monjil que tenía hasta cuello alto, manga larga y un ancho fajín en seda nude y volantes en los puños que acompañaba con un semblante triste y cuatro rosas blancas. La segunda con Carlos Falcó fue por la iglesia en la pequeña ermita de su finca toledana (1980-1985). La tercera con Miguel Boyer, en los juzgados de la calle Pradillo de Madrid (1988-2014), lucía un traje en gris marengo ribeteado en piel.

EUGENIO LOARCE

«Isabel es alta, delgada y de rasgos muy angulosos y bellos, por lo que puede ponerse casi todo y le sentará bien. He diseñado un vestido en beige, nude y blanco roto, entallado, de forma sirena con escote “off the shoulder”, tendencia esta temporada, y mangas abullonadas con una hilera de botones en espalda y puños. En satén de seda, combinado con un tul bordado en hilo y cristales con formas florales que recuerdan el mantón de Manila. El toque moderno lo pone un corto velo de tul de seda con un pequeño vivo. He querido hacer un homenaje a la ciudad donde nació, a Manila».

LEBOR GABALA

Maite Muñoz es Lebor Gabala y la autora de este boceto, «un conjunto de dos piezas, con chaqueta de corte kimono y un pantalón acampanado en terciopelo de seda azul real. Va sobre una blusa de gasa estampada con un motivo oriental. La silueta cruza Oriente con Occidente y lo masculino con lo femenino de la forma relajada y natural que identifica a Lebor Gabala».

MALNE

Paloma Álvarez y Juanjo Manez son Malne y ven a Preysler «como una mujer sin edad. La imaginamos en una boda civil con un bolero corto y un vestido palabra de honor con el largo a la rodilla, realizado en lana de verano con adornos de pluma de ave del paraíso. El color perfecto para su cuarta boda sería el beige champán con hilos de oro en la trama del tejido para subrayar la personalidad glamourosa de Isabel».

BENJAMÍN FRIMAN

El diseñador la imagina como «la novia cisne, su serena elegancia se centra en la zona del cuello, la clavícula y los hombros. La veo con un vestido largo en satén de seda blanco con un leve corte sirena y un marcado escote barco en el mismo tejido y color, enriquecido con pequeñas flores y perlas a tono con el vestido, que se alarga en el centro hasta llegar al tobillo y se completa con una cola de muselina de seda natural en blanco que parte de la cintura y posa en el suelo dos metros y medio».

EDUARDO LADRÓN DE GUEVARA

«Puede ser un vestido o un dos piezas marcado a la cintura con un pequeño volantito hecho en cristal goyesco. El cuerpo entallado con una seda rosa y aplicaciones de cristal gris y la falda drapeada en rosa. Isabel, siempre opta por un estilo femenino con el pelo recogido, marcando el cuerpo y la cintura».

SANTIAGO del PALACIO

El exquisito creador, desde su taller de diseño en León, se imagina a una Isabel moderna y anticonvencional, como es ella. «Con un mono pantalón en seda color pastel que lleva unos pliegues encontrados en el cuerpo y en el pantalón. Sobre él porta un jersey de martas Barbusinsky en color ceniza al que le he aplicado una pasamanería discreta pero elegante».

ULISES MÉRIDA

Este autor la imagina sencilla «con una tonalidad gris roto, sobria y elegante, a tono con la personalidad de Isabel Preysler. Una falda tubo clásica que resalte su figura, acompañada de mi camisa talismán, el modelo betina de líneas geométricas y doble cuello armado. Y, cómo no, un guiño oriental, el cinturon obi que resalte aún más su figura. Un vestido diferente».

MIGUEL MARINERO

Marinero ha ido a Oviedo a inspirarse y desde allí envía este diseño. «Isabel, en una ocasión tan especial, brillaría, como es habitual en ella, con un vestido media pierna en mousseline gris perla, bordado a mano con perlas y cristal teñidos al tono. Ligeramente escotado y con ondas rematadas en cristal. El talle marcado con un cinturón del mismo tejido forrado. Las mangas semi transparentes con la bocamanga bordada con los mismos temas del cuerpo y bajo florales estilo victorianos. La caída del cuerpo y la falda la conseguiría con un forro ad hoc, creando un cuerpo especial. Mi opinión es que debaría llevar el pelo recogido, pendientes de brillantes, cartera de mano, guantes y zapatos en napa gris pizarra».