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Los marqueses de Griñón y Cubas, invitados que repiten
La boda de Carlos, actual Duque de Alba, con Matilde Solís en la catedral de Sevilla fue el gran acontecimiento de junio de 1988. Los padrinos fueron los condes de Barcelona, que no ejercieron físicamente y traspasaron poderes a la Duquesa, Cayetana, y al marqués de la Motilla. En un lugar de honor, la infanta Margarita y su marido, el doctor Zurita. Y, por supuesto, la presencia de los títulos nobiliarios más importantes de España, como Infantado, Medinaceli, Osuna, Alburquerque, Fernán Núñez y Peñaranda. Hubo representación empresarial y social con apellidos que siguen formando parte del listado VIP, como Botín, Abelló, Abascal, Orleans, Álvarez...
Mil invitados que después de la liturgia religiosa se trasladaron al palacio de Las Dueñas, propiedad de la madre del novio, la gran Duquesa de Alba. Muchos de estos invitados que estuvieron presentes en el bodón sevillano repiten hoy en Liria en el «sí, quiero» de Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo. Una ceremonia y convite que se ha clasificado como enlace «institucional» de la Casa de Alba, aunque menos numerosa.
En este caso, se ha reducido a 700. Y quienes repiten son los hermanos Falcó, Carlos y Fernando, marqués de Griñón y de Cubas respectivamente, que estuvieron presentes en Sevilla. Los dos acuden como Grandes de España y también en su calidad de parientes lejanos. Fernando Falcó, ademas, es uno de los testigos del novio. Y como anécdota, señalar que el marqués de Griñón está también unido por un lazo curioso con la familia Alba, pues nació en el palacio de Dueñas hace 81 años.
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