Conciertos

Natalia: «En el escenario me vuelvo una sinvergüenza»

Da inicio al verano con «No fui una más», un «single» bailable que llega con una letra potente y un mensaje contundente

Natalia, cantante
Natalia, cantantelarazon

Da inicio al verano con «No fui una más», un «single» bailable que llega con una letra potente y un mensaje contundente

Entró en «Operación Triunfo» siendo una niña recién salida del instituto. Colgó el uniforme y se puso a cantar. Demonio y salvaje sobre el escenario, Natalia se considera un «trocito de pan». «No fui una más» es su último «single», con el que sube la temperatura de un verano que acaba de empezar.

–¿Nunca ha sido una más?

–Jamás. Ni de pequeña, ni en el colegio, ni durante mi madurez... Siempre he intentado ser yo misma e ir a por todas. Hay quienes se dejan llevar por lo que piensan los demás. Pero tenemos que defender nuestras ideas y ser un poco diferentes.

–¿Y se transforma cuando canta?

–Totalmente. Cuando me subo al escenario y me ponen el rímel me vengo arriba y me vuelvo una sinvergüenza.

–El mensaje del «single» es bastante contundente.

–En las parejas cuesta mucho dar un paso y comprometerse. Mis amigas me dicen que últimamente se sienten como una más. Yo no soy de usar y tirar.

–¿Por qué cuesta dar el paso?

–Porque vienen de relaciones tormentosas o por cuestión de edad. Muchos tenemos el síndrome de Peter Pan.

–¿Qué necesita una canción para ser el temazo del verano?

–Hay que saber lo que le gusta a la gente. Debe tener una base muy potente, una letra pegadiza y divertida con un mensaje que enganche. Y, sobre todo, un videoclip con una estética muy cuidada.

–El suyo es bastante salvaje.

–Está rodado en un desguace. Es muy sexy y explosivo. Vamos a por el chico, el protagonista. Le engañamos, le queremos atacar, adueñarnos de él, como si fuéramos una tribu. Bailo y salto de un coche a otro con taconazo.

–Lanza «singles», no discos.

–Es una apuesta arriesgada. Cada vez que saco un «single» estoy atacada de los nervios. Pongo toda la carne en el asador en una canción y eso crea miedo de saber si gustará o no. Las hago pensando en el público, pero sin renunciar a lo que me gusta personalmente.

–Fue pionera en abandonar el soporte físico. ¿Digitalizarse o morir?

–Todo el mundo, sobre todo los jóvenes, consume la música a través del móvil. El CD, por desgracia, irá desapareciendo. Los artistas viven del directo y de los conciertos, aunque lo digital hace que lleguemos a muchísimo más público.

–Ya han pasado casi quince años desde la academia. ¿Pesa el apellido «OT»?

–No, fue mi trampolín. Tenemos un chat en el que no dejan de escribir. Pero no me acuerdo de la última vez que nos reunimos los 16.

–¿Qué queda de aquella Natalia?

–La misma ilusión. Incluso me pongo más nerviosa cuando saco un «single» o voy a un concierto. Antes estaba como en una nube y no me enteraba de nada. Pero ahora llevo las riendas de mi carrera, y eso te hace ir con un revoloteo en el estómago por saber qué pasará.

–Su primer trabajo se tituló «No soy un ángel». ¿Es más demonio?

–Yo soy muy buena, un trocito de pan. Sólo me vuelvo loca cuando me subo a un escenario.

–Le llamaban la Britney Spears española.

–Y yo encantada. Pero compongo todas mis canciones desde hace muchos años, lo que me ha permitido crear mi propio sonido y tener también mi propia esencia. Ya no soy la Britney Spears española.

–También diseña sus estilismos.

–Soy muy creativa. Mi madre me regaló una máquina de coser y aprendí mirando unos tutoriales de YouTube. Las ideas que tengo en la cabeza las transformo. Hago cosas súper chulas con lentejuelas, flecos, plumas...

–Qué polifacética.

–Soy muy apañada. Me gusta hacer un buen guiso marinero de mi tierra, coser, crear las coreografías de mis canciones, maquillar, peinar, tocar la guitarra, pintar cuadros... Soy la nuera perfecta. Ocupo mi tiempo libre en hacer cosas creativas. Nunca me tiro en el sofá a mirar las musarañas.

–Muchos la consideran un icono sexual...

–Me gusta potenciar mi lado sexy y lo haré mientras pueda. Cuando tenga todo caído quizá deba salir con un cuello vuelto. Tengo 33 años, me siento bien, a gusto con mi cuerpo y femenina.

El LECTOR

Si Natalia no se hubiera dedicado a la música probablemente ahora sería periodista. De hecho, llegó a matricularse en la universidad. Demuestra sus habilidades, además de cantando sobre el escenario, en la pequeña pantalla, ya que presenta junto a Juan y Medio «Menuda Noche». Y lee LA RAZÓN, aunque prefiere hacerlo por internet.