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El miedo a la comida de Isabel Pantoja
La cantante ya ha vuelto a la celda. Su preocupación está ahora en la dieta que debe seguir para su afección renal. Cree que la calidad del «rancho» en prisión la puede hacer empeorar
La cantante ya ha vuelto a la celda. Su preocupación está ahora en la dieta que debe seguir para su afección renal. Cree que la calidad del «rancho» en prisión la puede hacer empeorar
La cantante Isabel Pantoja regresó ayer a la prisión de Alcalá de Guadaíra sobre las diez y cuarto de la mañana, tras permanecer 20 días ingresada en el Hospital Infanta Luisa (Sevilla) por una insuficiencia renal y descompensación diabética. Durante el fin de semana, el equipo médico del Hospital Infanta Luisa comunicó a la tonadillera que su permanencia en el centro hospitalario llegaba a su fin, ya que la enfermedad renal había mejorado bastante.
Pantoja no quería abandonar el hospital, porque allí, a pesar de permanecer encerrada en la habitación 216, como si de una prisión se tratase, estaba muy bien atendida, con una dieta rigurosa, aire acondicionado (había pasado muchísimo calor dentro de la prisión, tanto que en algunas ocasiones había tenido que mojar el suelo para ver si así se refrescaba su celda), y lo mejor de todo, estaba atendida por su hermano Agustín, que no ha dejado de estar a su lado ni un solo día, permaneciendo en la misma situación de clausura que su hermana Isabel, porque tan sólo ha abandonado la habitación para acompañarla a las distintas pruebas médicas que durante estos 20 días han practicado a la cantante.
- La visita de sus nietos
Sobre las ocho de la mañana de ayer, el médico internista del Infanta Luisa recibió una llamada de uno de los letrados de Isabel que solicitaba el alta médica. Alrededor de las nueve de la mañana, acompañada de su hermano Agustín y de otra persona, Isabel abandonaba el hospital en un todoterreno muy oscuro que había aparcado en el garaje del centro hospitalario. La cantante quería evitar a toda costa ser grabada por los medios de comunicación. Incluso preparó las maletas el domingo por la mañana con la intención de regresar a la prisión de Alcalá de Guadaíra esa noche y de esa manera burlar a la Prensa, pero su abogado le aconsejó que debían esperar a recibir el alta médica. Tenían que salir con los papeles en regla.
Toda esta situación la deprimía bastante, porque ella quería alargar su estancia en el hospital hasta conseguir el deseado tercer grado. Lo único que consiguió alegrarla un poco el domingo y sacarla de su tristeza fue la visita de sus dos nietos. Ellos, que son su locura, consiguieron hacer que olvidase durante esos instantes los duros momentos por los que está pasando.
En estos 20 días de permiso extraordinario, Isabel Pantoja ha manifestado a diferentes personas que le han atendido lo duro que ha sido para ella su estancia en la cárcel. De hecho, fuentes cercanas a la cantante aseguran que su enfermedad renal habría mejorado, pero dicen que psicológicamente está hundida. La tonadillera no entiende que le denegasen el tercer grado penitenciario, cuándo según ella, cumple todos los requisitos para que se lo concedan.
Por otro lado, Pantoja no acaba de aceptar todas las críticas y la animadversión que hay en contra de ella y de su familia. La cantante ha manifestado su temor a no tener una dieta rigurosa dentro de la prisión, sobre todo su miedo a las obras que se iniciarán en septiembre en la cocina del centro penitenciario de Alcalá de Guadaíra y que obligará a que las comidas las traigan de la Prisión de Sevilla 1.
El equipo médico y los letrados de Isabel Pantoja la han tranquilizado asegurándole que cualquier empeoramiento de su enfermedad significaría un nuevo ingreso en el hospital privado Infanta Luisa, ya que el Hospital Valme, que es el que le corresponde a la prisión de Alcalá de Guadaíra, no tiene médico nefrólogo, imprescindible para el tratamiento de su dolencia.
La cantante también manifestó a su hermano y a su abogado la intención de emitir un comunicado en el cual la tonadillera detallaría todo lo que piensa sobre su situación. Al parecer dicho comunicado lo estarían redactando conjuntamente Agustín y el abogado de Isabel Pantoja. Desde LA RAZÓN hemos intentado verificar dicha información sin conseguir contestación por parte del letrado.
Si hay una persona que ha demostrado su cariño, lealtad, y amor hacia su hermana durante su ingreso hospitalario ha sido Agustín Pantoja, el cual ha permanecido noche y día a su lado. El equipo médico le brindó la oportunidad de andar por las instalaciones del hospital, pero él lo rechazó porque en ningún momento se quiso separar de su hermana.
Isabel Pantoja pidió expresamente a sus hermanos Bernardo y Juan que no la visitaran en el hospital. Lo mismo hizo con todas sus amistades: les imploró que no acudieran al Infanta Luisa. Tan sólo consintió que la visitara una amiga del alma desconocida para los medios de comunicación. Ésta la ha entretenido bastante. Ahora, ya fuera del hospital, la cantante intentará seguir al pie de la letra todas las recomendaciones que le han dado los médicos para no empeorar su estado de salud dentro de la prisión y conseguir estar fuerte para que cuando salga de la cárcel pueda retomar su carrera profesional. Esa es su meta: el lanzamiento de su próximo disco.
Chabelita, poco correcta en el hospital
Los hijos de la cantante, Kiko Rivera e Isabel, han acudido varias veces al hospital a verla. Eso sí, menos de lo que ella hubiera deseado. Además, la actitud dentro de la habitación dejó mucho que desear, según diversas fuentes. Chabelita se tumbaba en la cama de su madre absorta en el móvil mientras esta última descansaba en un sofá, sin apenas conversar. El tío de la joven, siempre en la salita de estar, pegado a la habitación, por si su hermana le necesitaba para algo. El jueves, según informó «¡Hola!», Francisco apareció por la noche en el hospital con su hijo en brazos. «Llegó sobre las 20:20 de la tarde y visitó a su madre durante casi 40 minutos, mientras en el coche esperaba Irene Rosales, que decidió mantener las distancias y esperar a su pareja en el vehículo. Sus hijos tendrán que esperar al siguiente permiso penitenciario o a la resolución del recurso sobre el tercer grado interpuesto por el abogado Carlos Esteban Romero para volver a ver y a abrazar a su madre.
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