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Paz familiar para el ojito derecho de Cayetana

La Duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, en una foto de archivo / Efe
La Duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, en una foto de archivo / Efelarazon

Hoy contrae matrimonio Fitz-James Stuart y Solís, uno de los nietos más queridos de la fallecida Cayetana Fitz James-Stuart, la Duquesa de Alba más mediática de todos los tiempos. Seguro que su ausencia en la boda será la más sentida por todos los presentes. Abuela y nieto estaban muy unidos, eran uña y carne. Todos recuerdan las carreras y los juegos de Fernando por los jardines del majestuoso Palacio de Liria –el mismo que le verá convertirse hoy en marido de Sofía Palazuelo– bajo la atenta mirada de Cayetana. Un lugar de grandes recuerdos y fuertes sentimientos. Los más viejos del lugar todavía rememoran los paseos de la aristócrata y el pequeño por los largos pasillos del palacio.

Se entendían al cien por cien, a pesar de tanta diferencia de edad entre ambos. Y es que, en el fondo, ella veía en el niño todo lo contrario a las muchas de las carencias que tuvo en su infancia. Fernando no ha heredado el carácter liberal de su abuela, es más parecido al de su progenitor: discreto y serio, aunque en la cercanía aparece el carácter abierto de Cayetana. En este sentido, priman los genes de su abuelo paterno, el ingeniero Luis Martínez de Irujo, que fue hasta su fallecimiento, en 1972, el primer marido de la duquesa y al que su nieto nunca llegó a conocer. Murió la «reina de la nobleza» y en seguida surgieron los enfrentamientos entre sus descendientes.

Ella se temía que pasara algo así y no se equivocó al adivinar, prematuramente, lo que ocurriría después de su muerte. Siempre quiso que sus seis hijos se mantuvieran unidos, aunque la realidad es muy distinta. Por lo menos, hoy toda la familia estará unida en la boda de Fernando, el joven de 28 años que algún día sucederá a su progenitor y se convertirá así en duque de Alba. Y en este sentido, el padre del contrayente, Carlos, anima, de alguna manera, a que la familia se olvide de viejos desaires y enfrentamientos entre hermanos y se procure, como la matriarca habría deseado, la reconciliación de los suyos. Pero, aunque su labor es impecable, mucho tiene todavía que resolver Carlos al respecto. Nadie quiere que una de las sagas más importantes y reconocidas de la aristocracia europea dé más que hablar por sus diferencias. Rectificar es de sabios y en eso están.