Javier Maroto

Rajoy apoyó a la pareja en la investidura de Maroto como alcalde

Rajoy y su mujer con el matrimonio
Rajoy y su mujer con el matrimoniolarazon

Los novios se han visto sobrepasados por la presión mediática pero no entienden por qué tenían que casarse a escondidas.

Les hubiera gustado que su enlace no trascendiera de los límites de la normalidad. El vicesecretario de sectorial del PP y ex acalde de Vitoria, Javier Maroto se casó ayer con su novio de hace 19 años José Manuel Rodríguez (Josema) en el Ayuntamiento de Vitoria un paso que decidió dar por «coherencia y por amor». Quería celebrar ese día como uno más, con sus amigos y familiares, pero las circunstancias le obligaron a cambiar el guión y en vez de oficiar el enlace en la sala del Ayuntamiento de Vitoria como el resto de parejas que se casan en el consistorio decidió hacerlo en su despacho para evitar que los invitados tengan que hacer el «paseíllo» por la plaza consistorial y no causar tampoco problemas a los vitorianos.

Maroto siempre ha llevado con discreción su vida privada y las circunstancias le han sobrepasado los últimos días.

Conoció a Josema en una reunión de ex alumnos de la universidad de Deusto y dicen que fue ahí cuando surgió eso que algunos llaman «flechazo», para ellos fue el destino, la complicidad, la coincidencia de vida y de proyectos. En los comienzos de su relación ni siquiera los amigos conocían que eran pareja, sino que para ellos era uno más del grupo. El ex alcalde de Vitoria, que proviene de una familia de clase media, mostró sin reparos a su entorno sus sentimientos, con la misma honestidad con la que expresa sus opiniones políticas y la respuesta en casa fue: «Si tú eres feliz, nosotros también».

Considera que «decir lo que uno piensa en lo personal es un acierto, porque lo peor es la mentira» y además es algo que insiste que hay que aplicar también en el ámbito político.

Viven en Durango, localidad donde nació Josema Rodríguez en 1965, una persona que, los que le conocen, definen como alguien «que se hace querer». Maroto, en alguna ocasión ha expresado con simpatía que cree que incluso su entorno quiere más a Josema que a él mismo por lo buena persona que es. «Economista brillante, muy listo y tremendamente divertido». Entre sus aficiones destaca su interés por la lectura. Aplicado estudiante de euskera que roza la perfección, es funcionario en el ayuntamiento de Durango, plaza que logró por concurso de oposición. Interventor general del consistorio logró reequilibrar las cuentas del ayuntamiento vizcaíno e incluso da buenos consejos a Maroto en cuanto a gestión se refiere, sobre todo en la época en la que el hoy vicesecretario de sectorial ejerció como concejal de Hacienda cuando Alfonso Alonso era alcalde de Vitoria. Inicio su andadura profesional en el Banco Nacional de París y trabajó tres años en una empresa de maquinaria-herramienta de Vizcaya.

A Rodríguez le gusta la política «porque no le queda otro remedio», «lo lleva» y sobre todo le apoya. Entiende la profesión del ex alcalde de Vitoria y ha sido siempre «muy comprensivo» De hecho estuvo presente el día que nombraron a Maroto alcalde, junto a la familia de su pareja y también siguió muy de cerca el día que se la arrebataron. Además, fue una de las primeras personas a las que llamó Maroto cuando Rajoy le comunicó su nueva misión en el PP.

Comparten un perro, Roy, del que el ex alcalde presume en las redes sociales. Entre sus rutinas, se les ve pasear con normalidad por las calles de Vitoria, pararse a hablar con la gente y saludar. También comparten su afición por el festival de Eurovisión e incluso fueron a Dinamarca a disfrutar de su música el año pasado.

Maroto, aseguraba a este periódico que a veces siente envidia de cualquier «ciudadano medio que tiene más tiempo que él para su vida personal y también a todo el ciudadano que tiene la suerte de vivir con anonimato». Porque para él, «lo más duro de la política es perder el anonimato. Yo soy un tímido». Ha vivido la última semana con agobio y les ha sobrepasado la presión mediática. Ni quería ni imaginaba la expectación que podía causar los detalles de su enlace y nunca ha querido ocupar con su vida personal ningún medio porque normalmente sus apariciones han sido por su gestión como alcalde. Anunció su compromiso justo después de las elecciones municipales, esperó incluso a que éstas pasaran y desconocía entonces los planes que Rajoy tenía para él dentro del partido.

Maroto siempre ha abogado por el «ejemplo frente a la pancarta» y no entiende por qué una pareja se va a tener que casar a escondidas y le gustaría que estas cosas se vieran con normalidad. No le gustan los guetos gays, ni los del PP. Siempre ha intentado llevar en la más absoluta intimidad su historia personal e incluso se preocupado por conocer si podría afectar a su partido. Siempre ha defendido abiertamente los enlaces entre homosexuales y nunca a ocultado lo que piensa. «Yo no voy a renunciar nunca a mis convicciones ni a lo que pienso, porque no sería yo; y si no soy yo, ¿para qué estoy aquí?».

En la celebración de esta unión habían puesto «mucha ilusión» y al igual que todas las parejas su principal deseo era que todo saliera bien, rodearse de sus amigos y de la gente que le quiere.

Después de que se utilizara el enlace de Javier Maroto como arma política y algunos trataran de avivar la polémica sobre la idoneidad de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy asistiera o no. Finalmente, fue a la celebración. De hecho, Rajoy ya conocía a Josema desde que Maroto fue investido alcalde de la «green capital» alavesa y entonces les apoyó.

La boda, fue oficiada por el concejal y amigo Miguel Garnica, uno de sus principales apoyos en sus años como alcalde.