Premios Goya

Ruth Gabriel: un vestido vallisoletano y todo terreno

Esther Noriega viajó a Madrid para realizar personalmente el último «fitting» con la intérprete
Esther Noriega viajó a Madrid para realizar personalmente el último «fitting» con la intérpretelarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7ce9cb5

R uth Gabriel apuesta por la elegancia, y ella misma reconoce que es una mujer coqueta: «Lo soy por naturaleza y en un momento como los Goya me gusta transformarme», nos confiesa la actriz a pocas horas de una cita clave como son los premios de la Academia. Pero eso no está reñido con sentirse en todo momento a gusto: «Muchas veces a la gente se le olvida, a la hora de elegir el vestido, que la cosa no termina en la gala, después hay muchas horas por delante», explica. «Y ese es el pacto al que llegué con Esther Noriega, la diseñadora de mi vestido. Necesitaba algo cómodo».

Para la gala ha elegido un diseño con escote en pico de la diseñadora vallisoletana. «Lleva bolsillos y está confeccionado en mikado, lo que consigue que tenga volumen y, además, no se quede atrapado entre las piernas. ¡Y no tiene cola! Son bonitas pero puede ser un problema», confiesa Gabriel. «El vestido tiene un corte princesa, pero rebajado. Está estampado en dos tonos, azul hielo y granate», comenta la autora del diseño mientras realiza las últimas pruebas. «Es de nuestra colección Red Carpet, solo que se ha bajado el largo a petición de Ruth. Es amiga y nos llevamos fenomenal. Es muy fácil trabajar con ella. Viene a los desfiles y elige lo que quiere llevar, tenemos plena confianza la una en la otra», asegura.

Un papel fundamental en el «look» lo jugarán los complementos: «Va a llevar unas joyas en plata del diseñador Antonio Zúñiga, también de Valladolid, que contrastan con el vestido. Los zapatos por ahora son un misterio, pero serán de taconazo», nos explica Noriega mientras Gabriel se prueba un par con tacón joya. Durante el rato que charlamos con ellas no paran de echarse flores la una a la otra. «Cuando veo sus desfiles tengo la sensación de que me gustaría ser una de sus mujeres –confiesa Gabriel–. Poseen personalidad, son elegantes pero no son muñecas, son clásicas pero tienen poderío».

La máxima exposición

Las actrices y los diseñadores se juegan mucho en los pocos segundos que pasean delante de los focos: «Si dejamos de estar ahí, dejamos de existir”, asegura la intérprete. «Y no podemos olvidar también que nos exponemos al escrutinio de las redes sociales. En mi caso, yo quiero hablar con este diseño de la elegancia de la madurez. Tengo más de cuarenta años, no soy una niña». «Sí, los Goya son una plataforma muy importante para nosotros», corrobora Noriega. «Allí te pones en el punto de mira de mucha gente, y luego vienen clientas con las fotos que han visto de la alfombra roja». Y, claro, algunos trucos habrá para poder dar el máximo llegado el momento de exponerse a los flashes: «Los hay, pero a mí se me olvidan siempre», contesta entre risas Gabriel. «Tienes que recordar sacar la pierna si llevas un vestido con apertura, controlar los ángulos... A mí me fastidiaba antes mucho cuando me pedían que sonriera, porque lo único que conseguían es que saliera más falsa. Necesito una actitud serena para que parezca todo natural. Eso sí, no soy de las que mejor posa. Reconozco a los fotógrafos y les voy saludando». Una clave que todas las actrices subrayan es estar cómodas con su vestido, no disfrazadas. «A mí lo que más me preocupa siempre es adaptarme a lo que me piden mis clientes, en este caso, Ruth. Se tienen que sentir seguras y nosotros debemos reflejar su personalidad. A ella este vestido le encanta y eso se nota», afirma Noriega.

Cambio de papeles

Pero no todo es la alfombra roja. Además de dos proyectos que tiene todavía por confirmar, Gabriel se encuentra en estos momentos trabajando como productora: «Después de tanto tiempo no está mal probar con otra cosa», responde orgullosa. «Con el corto “La lección” estoy viviendo experiencias maravillosas, disfrutas de otra manera de esta industria tan hermosa. Además, hay que ser realista, no hay tantos papeles para las mujeres a partir de los 35 años y yo no sirvo para esperar a que me llamen».

Aprovechamos el momento también para hablar con ella, una actriz forjada en los brazos de la televisión, sobre el panorama que se plantea para los intérpretes con las nuevas plataformas digitales y las series que están produciendo: «El formato de consumo ha cambiado, ahora el espectador tiene el control total», comenta. «No nos queda otra que adaptarnos y gracias a esto están saliendo películas y personajes con una calidad asombrosa. En la televisión se toman más riesgos que en el cine. Yo empecé en la televisión y nunca me ha parecido un segundo plato».