España

Sergi Arola: «Claro que he hecho cosas mal, como empresario soy un desastre»

No ha tenido suerte con los negocios, pero de ahí a estar en la ruina hay una diferencia. La foto que despertó el rumor de sus problemas financieros, el día que acudió a Urgencias, fue tomada por un paparazzi que se instaló en la puerta de su casa el 7 de enero. ¿Quién quiere hundirle? Nadie lo sabe, pero él sí.

Arola, como cocinero, es una referencia de la cocina atrevida, creativa y de producto
Arola, como cocinero, es una referencia de la cocina atrevida, creativa y de productolarazon

No ha tenido suerte con los negocios, pero de ahí a estar en la ruina hay una diferencia. La foto que despertó el rumor de sus problemas financieros, el día que acudió a Urgencias, fue tomada por un paparazzi que se instaló en la puerta de su casa el 7 de enero. ¿Quién quiere hundirle? Nadie lo sabe, pero él sí.

La pregunta que sobrevuela por los círculos gastronómicos es: ¿quién se quiere ensañar con Sergi? ¿Por qué esa crueldad? ¿Quién o quienes desean hacerle daño, hundirle? Nadie lo sabe. Aunque, él, al parecer, sí. Así se lo confirmó a Susanna Griso durante su intervención en «Espejo público»: «Claro que hay gente que está muy cabreada conmigo. Puedo tener alguna idea, pero no me voy a poner a especular». Sí, no ha tenido suerte como empresario, pero de ahí a estar en la ruina hay un largo trecho. Y otra pregunta: ¿Qué hacía un paparazzi el 7 de enero en la puerta de su casa justo cuando se disponía a acudir a Urgencias? El cocinero no tiene la respuesta.

Arola ha trabajado en los restaurantes que posee tanto en el hotel W Verbier (Suiza) como en Portugal durante la Navidad: «Después de una larga conversación con un amigo me sentí cansado y me empezó a doler el brazo izquierdo. Ya tengo una edad, 49 años, y la Asociación Española de Cardiología, ante esos síntomas, recomienda acudir a un centro médico. Me realizaron un electrocardiograma y todo estaba bien. Ha sido algo puntual», aclara. En un principio, no otorgó importancia a las duras informaciones. Sin embargo, le molestó que un medio hiciera responsable de sus males «a la madre de mis hijas, una de las mejores profesionales de este país, y a Silvia (Fominaya)».

Cuando decidió apagar los fogones de La Broche, espacio gastronómico situado en el madrileño hotel Miguel Ángel, España saboreaba un momento económico de esplendor. La gastronomía vivía su propia revolución y Sergi ya iluminaba su buen hacer con dos estrellas Michelin. Por aquel entonces estaba felizmente casado con Sara Fort, jefa de sala de Vi-cool, y tampoco nada hacía prever la terrible crisis que se avecinaba. De ahí que el aún matrimonio, propietario de la sociedad Fortarola Restauración S.L, decidiera crear el espacio Sergi Arola Gastro en 2008. Adquirió el local, situado en la calle Zurbano, a un precio astronómico. De su compra, acondicionamiento, decoración y equipamiento de la cocina surgió la millonaria deuda, además del suministro de productos. Así llegaron los problemas con los proveedores. Sin embargo, según quienes le conocen bien aseguran que siempre les ha ido pagando. Poco a poco, cuando su bolsillo se lo ha permitido. Un mes una cantidad, al siguiente, otra. Y sus empleados tampoco dejaron de cobrar.

Fue en 2013 cuando Hacienda precintó durante dos semanas la bodega y la coctelería del establecimiento debido a una deuda que ascendía a 148.000 euros con la Agencia Tributaria y a otra de 160.000 con la Seguridad Social. Ésta siguió creciendo. En 2016, ahogado por las deudas, no tuvo otra que cerrar. Es entonces cuando realmente Arola era noticia. España perdía uno de sus dos estrellas Michelin más relevantes gracias a una cocina atrevida, creativa y de producto. También canalla, como él: «Monté mi restaurante en Madrid porque quería cocinar en mi casa. Confié en unos políticos que decían que vivíamos en un país de campeones y decidí liarme la manta a la cabeza para crear el gran proyecto de mi carrera y el sueño de la madre de mis hijas. Mi sorpresa fue que en 2007 el país era otro. Y en 2008, todavía peor. Durante los siguientes, hasta 2011, viví una pesadilla en Zurbano Street. Sobreviví como pude. Si en lugar de haberlo inaugurado en 2007 lo hubiera hecho en 2010 habría creado un modelo más sostenible. Lo que me ha pasado a mí ha provocado que quienes han venido detrás en vez de comprar el espacio, lo alquilen», relata. Para pagar las facturas que le ahogaban llegó a tener hasta 17 asesorías más allá de nuestras fronteras: «La internacionalización de la cocina me ayudó. Me busqué la vida fuera de España en un momento en el que aquí no había dinero. Todo lo que ganaba lo traía para sostener el restaurante. Claro que he hecho cosas mal. Como empresario soy un desastre, sin duda». Sin embargo, en tanto cocinero, es una referencia de la cocina de vanguardia española. Tanto es así, que al año siguiente de cerrar en Madrid, LAB, situado en el Penha Longa Resort, de Sintra (Portugal), recibía la primera estrella de la biblia roja.

Sergi Arola ha triunfado durante su participación como jurado en «Master Chef Chile», lugar en el que es admirado. También lo es por su buen hacer entre fogones en Portugal y en Suiza. En nuestro país, su propuesta gastronómica en el restaurante Arola, del hotel Arts (Barcelona), entusiasma tanto como las divertidas e innovadoras tapas que idea para los domingos en familia del «Sunday Vermut & Tapas» del mismo establecimiento.

Víctima de su imagen

El «look» grunge lo luce desde hace tiempo. Lo mismo que el pelo largo y canoso. Las últimas imágenes publicadas en su Instagram no son las de un tipo acabado. Como imagen de los productos Premium Deluxe, de Lidl, nos presentó varios menús, cuyo precio no superaban los 5 euros, muestra de que el cocinero continúa embolsándose un dinero como imagen de la marca. La Nochebuena la disfrutó con los comensales de LAB. Lo comprobamos en un vídeo en el que desea feliz Navidad en nombre de todo el equipo acompañado de los hashtags #amomitrabajo y #tueresmiinspiración, refiriéndose a Fominaya, mientras que recibió el año en Suiza y el día de Reyes participó en un rally al volante de un Citröen C3. Al parecer, dejarse crecer el pelo y tener un mal día le ha condenado.