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Victoria Ortiz: Una cordobesa en la corte de los belgas

Tiene 26 años, es andaluza y estaría cerca de anunciar su compromiso con Joaquín de Bélgica, sobrino de Felipe I, actual rey del país. Abogada, jinete y alumna de la escuela de diseño que formó a grandes como Domenico Dolce. Así es la futura princesa consorte belga

Joaquín y Victoria acudieron juntos a la boda de la princesa Éliane de Merode con Charles Astor. Arriba, a la izquierda, las grandes pasiones de Victoria: la lectura, la hípica y los animales
Joaquín y Victoria acudieron juntos a la boda de la princesa Éliane de Merode con Charles Astor. Arriba, a la izquierda, las grandes pasiones de Victoria: la lectura, la hípica y los animaleslarazon

Tiene 26 años, es andaluza y estaría cerca de anunciar su compromiso con Joaquín de Bélgica, sobrino de Felipe I, actual rey del país. Abogada, jinete y alumna de la escuela de diseño que formó a grandes como Domenico Dolce. Así es la futura princesa consorte belga.

En un momento en que comienzan a darse a conocer los nuevos rostros de las casas reales europeas, las apuestas por quién protagonizará las futuras portadas del mundo «royal» se multiplican. Entre las opciones ganadoras, Enrique y Meghan, aunque al binomio británico le sale competencia y una de las aspirantes a hacerle sombra tiene nombre español. Así, mientras los medios no cesan de reseñar el primer encuentro del príncipe inglés y la actriz estadounidense con Isabel II, en Bélgica solo tienen ojos para una de sus futuras princesas consortes, que para muchos no tardará en eclipsar a la consagrada Markle.

La Prensa del país se refiere a ella como la «rubia latina» que ha conquistado el corazón del príncipe Joaquín y los titulares no dejan de hacer mención a sus raíces andaluzas. Algo que no sorprende en un país que admiró hasta su muerte a Fabiola de Mora, esposa del rey Balduino y la primera española en la corte belga. En esta ocasión hablamos de una cordobesa de 26 años, llamada Victoria Ortiz, que ha sabido hacerse un hueco en la familia real belga desde que en 2014 conociese a Joaquín, nieto del entonces rey Alberto, a quien en 2013, tras anunciar su abdicación, sucedió su primogénito, el príncipe Felipe. Joaquín es el tercero de los cincos vástagos de la princesa Astrid, hija de Alberto y Paola. Por tanto, ocupa el noveno lugar en la línea sucesoria, aunque su relación con Victoria ha reavivado el interés mediático en él. Este año le hemos visto en las celebraciones del 80 cumpleaños de su abuela y el pasado junio en un concierto de Coldplay en Bruselas. Ahí ya habían cesado los comentarios respecto a su soltería, ya que cuatro días antes había asistido junto a Victoria a un enlace en Francia, el de la princesa Eliana de Merode con Carlos Astor, ambos miembros de relevantes familias nobiliarias.

Allí se dejaron fotografiar acaramelados, lo que se interpretó como la confirmación de su idilio, que hasta ese momento había estado basado solo en rumores. Estos tomaron fuerza después de que ella compartiera en las redes sociales instantáneas junto a Joaquín. La Prensa pronto empezó a hablar de ella como la prometida del príncipe, por lo que la andaluza decidió privatizar su perfil de Instagram. «Son novios. Durante un tiempo ella solía compartir muchas fotos románticas con él, pero luego decidió dejar de hacerlo», asegura una persona cercana a la pareja. «Llevan saliendo, al menos, dos años», añade. No se sabe en qué momento se conocieron, aunque es muy probable que el primer encuentro se produjese durante la estancia de Victoria en la capital belga, donde se mudó durante tres meses en 2014 para realizar unas prácticas en el Parlamento Europeo. Joaquín se quedó prendado de ella y no tardó en agregarla a Facebook, donde empezaron a intercambiarse «me gusta». La cordobesa llegó a Bruselas después de haber cursado la licenciatura en Derecho entre Madrid, Francia y Estados Unidos, y antes de la universidad asistió, además, a la prestigiosa escuela Lakefield College de Ontario, Canadá, entre cuyos ex alumnos se encuentra Andrés de Inglaterra, hijo de Isabel II.

Quizá ha sido este perfil lo que haya llevado a los medios belgas a referirse a ella como «aristócrata», si bien lo que LA RAZÓN ha podido confirmar es que, al menos por vía materna, pertenece a una familia acomodada. Su madre, también llamada Victoria, es propietaria de la finca de 900 hectáreas donde reside, ubicada en el término municipal de Villafranca de Córdoba. Allí se ha dedicado a la cría ecológica de vacas y ha colaborado, además, con el gobierno regional en programas de protección del lince ibérico. Es en esta finca donde Victoria encontró su pasión por los animales y donde se enamoró de su favorito, el caballo, con el que ha llegado a competir en numerosos concursos de salto. Esta faceta le hace ganar puntos con su futura suegra, la princesa Astrid, aficionada a los espectáculos ecuestres. De hecho, en una ocasión incluso se arrancó a hablar español para felicitar a quienes la deleitaron con uno durante una visita oficial a Perú. La pasión de Ortiz por la moda la convierte también en una joven promesa del diseño. Así lo quiso mostrar en una boda a la que asistió junto a Joaquín, en la que lució un vestido verde diseñado por ella misma. De hecho, ha reconvertido su perfil de Instagram en un escaparate donde comparte los bocetos de sus trajes, que van camino de convertirla en una flamante «royal influencer». Una faceta que perfila en el prestigioso Instituto Marangoni de Milán, donde han estudiado nombres de la talla de Domenico Dolce, de Dolce & Gabbana. Aunque Victoria ya llegó curtida en la materia, pues un año antes había trabajado como asesora de estilo para «British Vogue».

Pronto, compromiso

Ortiz lo tiene todo para triunfar en una corte de la que ya la consideran parte y donde los lazos con España siempre han sido fuertes. Personas del entorno de la pareja aseguran que llevan un tiempo viviendo juntos y no descartan que pronto anuncien su compromiso. De ser así, estaríamos ante una boda que convertirá a Córdoba en un desfile de «royals», ya que será en esa ciudad donde con seguridad se celebre el enlace, dado que el del hermano mayor de Joaquín, Amadeo, con la periodista Lili Rosboch tuvo lugar en Roma, ciudad natal de la novia.

Cercanos a la familia real vaticinan que, como su hermano, Joaquín no solicitará el beneplácito de su tío el rey para celebrar su boda, lo que, de acuerdo con la constitución belga, le supondría perder automáticamente sus derechos sucesorios. Para otros, en cambio, no es esta su voluntad, ya que siendo economista contemplaría la posibilidad de colaborar con su madre, que desde 2013 es presidenta de honor de la Agencia de Comercio Exterior belga y representa a su hermano en los viajes de carácter económico.

No sabemos si los futuros hijos de Joaquín y Victoria quedarán excluidos de la lista de descendientes al trono, aunque lo que sí mantendrán a buen seguro es la tradición materna de llamar a una de sus hijas Victoria, la misma palabra que muchos belgas pronuncian al saber que una española vuelve a estar entre ellos.