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Moda
La llegada de un jefe de estado extranjero al Reino Unido siempre es un evento de gran relevancia en la agenda real. Estos encuentros no solo reafirman lazos internacionales, sino que también ponen el foco en las figuras anfitrionas, especialmente en los miembros de la familia real británica y su impecable desempeño en tales ocasiones. La atención a los detalles es máxima.
En este contexto, el papel de la moda trasciende lo estético para convertirse en una herramienta comunicativa. La princesa de Gales, en particular, ha demostrado una gran habilidad para integrar mensajes sutiles, pero simbólicos, a través de sus elecciones de vestuario. Su destreza en el "vestir diplomático" es ya reconocida.
Por ello, cada aparición de Kate Middleton en una visita de estado genera expectación, anticipando cómo su elección de ropa reflejará la importancia del evento y el país invitado. La reciente llegada del presidente francés Emmanuel Macron no fue la excepción, y la princesa supo responder con una decisión que subraya la conexión cultural y política.
Para el inicio de la visita de estado del presidente Emmanuel Macron al Reino Unido, la princesa de Gales optó por la icónica casa de moda francesa Dior, según apuntan desde Vogue, haciendo un gesto de cortesía hacia la nación invitada desde el primer momento.
La princesa se presentó en la base aérea de RAF Northolt luciendo un conjunto que destacó por su elegancia y su origen francés. El atuendo consistía en una distintiva chaqueta Bar en tono rosa pastel y una falda de tul, creaciones de la entonces directora creativa Maria Grazia Chiuri. Esta es la primera vez que Kate usa Dior en una aparición pública, lo cual añade una capa de simbolismo a su elección.
Complementando el diseño francés, Kate incorporó elementos que anclaban el look en la tradición y el lugar. Llevó un sombrero a juego diseñado por la sombrerera británica Jess Collett, demostrando un equilibrio entre la moda internacional y nacional. Además, adornó su cuello y orejas con un collar de perlas y pendientes que pertenecieron a la difunta Reina Isabel II, un homenaje a la monarca.
Este cuidado estilismo para la recepción del presidente Macron y su esposa, Brigitte, con quienes la princesa y el príncipe William se dirigieron posteriormente al Castillo de Windsor para reunirse con el rey y la reina, subraya la importancia de la moda como lenguaje en la diplomacia real. Es probable que la princesa continúe explorando estos guiños estilísticos en los próximos eventos de la visita de estado, quizás con otras firmas francesas en el horizonte.
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