Papel

«Silicon Valley»

Raros, frikis y emprendedores

Un fotograma de la serie "Silicon Valley"
Un fotograma de la serie "Silicon Valley"larazon

La desbordante llegada de la tecnología a nuestras vidas se ha trasladado lentamente a la pequeña pantalla. Y de limitarse a formar parte de alguna trama casual, de una serie de policías o abogados, las producciones han pasado a centrarse en las vidas y las historias de informáticos, «hackers», programadores o, simplemente, visionarios. Una de las últimas en hacerlo es la comedia de HBO «Silicon Valley», que se centra en lo que poco a poco se ha convertido en el paraíso de los emprendedores y la meca de los amantes de las nuevas tecnologías, el californiano valle del silicio. Allí Richard, Gilfoyle, Dinesh y «Cabezón» viven en la casa de Erlich, en uno de los viveros empresariales que abundan en la zona. A cambio de un porcentaje de sus ganancias, Erlich permite a los jóvenes emprendedores trabajar y vivir en la casa que se compró con las rentas obtenidas por la venta de su primera empresa.

El verdadero protagonista de esta historia, en la que por supuesto hay mucho afán de superación y mucha insensibilidad empresarial, es Richard, un joven extremadamente tímido e inseguro que ha creado una poderosa herramienta informática. Para obtenerla, tanto su jefe como otras empresas, utilizarán todo tipo de tretas, reflejando las situaciones más inhumanas, que llegan empujadas por la necesidad de encontrar un producto que revolucione la industria. También tendrá la oportunidad de conocer a todo tipo de personajes, que estarán dispuestos a echarle una mano, aunque sea bajo unas condiciones mejorables. O que, como el buenazo de Jared, abandonarán un granpuesto en una firma del mercado tecnológico para seguirle en su aventura empresarial, que llevará por nombre Pied Pier.

Tras la emisión de dos temporadas y con los matices que requiere una comedia en HBO, que en muchas ocasiones es una dramedia breve, «Silicon Valley» ha logrado ser una producción admirada gracias a su franqueza, el inesperado devenir de los personajes y el buen hacer de los actores. A pesar de su lenguaje, en ocasiones excesivamente profesional, «Silicon Valley» es una atractiva producción que describe con sinceridad un mundo plagado de intereses y sujeto a modas, en el que lo que menos importa son los que están detrás de la aplicación del momento. Y sí, los que están son tipos raros, con sus momentos brillantes y sus frustraciones, que sufren con cada reunión y se reúnen frente a la barra de un bar a comentar sus anhelos.

La calidad de la producción no ha pasado desapercibida en los premios que la industria entrega cada año, y tras lograr cinco nominaciones en la pasada edición de los Emmy, este año repetirá en las categorías de mejor comedia, mejor dirección y guión. Éstas y otras nominaciones como la de los Globo de Oro evidencian el respeto que la industria siente hacia «Silicon Valley». Una consideración que no logran los intérpretes que la hacen posible, que en las grandes citas no han visto compensado su esfuerzo con una nominación. Especialmente destacable resulta el trabajo de Thomas Middleditch, el treintañero que se pone en la piel del emprendedor Richard. Con sus inseguridades y su ansiedad, el intérprete canadiense consigue trasladar al espectador las crisis que sufren aquellos a los que su incansable voluntad, empuja a perseguir un sueño.

LO MEJOR

Mike Judge (imagen) fue programador informático en los años 80 y se ha inspirado en sus propias experiencias para crear la serie. El cofundador de Paypal, Peter Thiel, o la directora ejecutiva de Yahoo, Marisa Mayer, han sido algunas de las personalidades que ha llevado a la pantalla.

LO PEOR

El ambiente «geek» en el que se mueven los personajes puede hacer que algunos espectadores se muestren reticentes a esta adictiva e interesante historia. Pero con un humor plagado de referencias tecnológicas y bromas propias de la profesión, demuestra que hay comedia más allá de las «sit-com».