Papel
Begoña Villacís: «Yo soy la más chistosa de ciudadanos»
Portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid. Madre, abogada y apasionada del «running», disfruta de la política, en la que se sabe «de paso»
La portavoz del partido de Albert Rivera en la capital no se considera feminista. Más de fútbol que de muñecas, esta abogada de 37 años aprendió a ser tolerante junto a una familia hippy en Virginia
Representa la cara amable de la nueva política. Presume de paciente y de currante. Le gusta madrugar para correr por el monte y callejear por la capital. No bailaría un chotis con la Campos para ganar votos como hicieron sus rivales en mayo, porque la puede la vergüenza. «Y cantar, menos. Me encanta, pero si mis propias hijas me piden que no lo haga, por algo será».
–En pleno agosto, un día estuvo en dos tertulias en pocas horas. ¿Son adictivas esas sillas?
–Para nada. En cada oportunidad que tengamos de comunicar, no podemos escondernos, sino tratar de expresarnos, que la gente nos pregunte y ser transparentes.
–Viendo a Carmona, ¿no cree que en los platós hay más que perder de lo que se puede ganar?
– Todo depende de cómo se lleve. Estoy lejos de ser un personaje y no quiero decir que Carmona lo sea. Busco no perder la naturalidad, entro al trapo y respondo a todo.
–No encontré fotos suyas sin una sonrisa. ¿Qué se la borra?
–Desde bebé, en las fotos salía así. Tiene algo que ver con la timidez y la miopía. Me hacen perder la sonrisa las injusticias y la incompetencia. Me desquicia la gente no trabajadora y la vaguería. No me gusta quien tira balones fuera. Las cosas tristes, lo que ha pasado a las dos chicas de Cuenca, lo que afecta a los niños y a los mayores.
–Al teclear su nombre en Google, las sugerencias –lo que la gente busca sobre usted– son «marido», «fotos» y «piernas». Defíname esto.
–Debería definirlo quien busca eso. Mi marido debe de ser porque es un muy buen abogado. Y piernas será por esto –señala sus gemelos–, no soy muy estándar en este sentido, soy muy deportista.
–¿Es sexista la política?
–La política no, lo son las personas que entran en Google y buscan eso. No le doy importancia. Es verdad que como mujer tienes que demostrar el doble, por ejemplo, en una entrevista de trabajo porqué tienes que demostrar que no vas a quedarte embarazada. Como política también.
–Pero aquí mandan ustedes. Begoña, Manuela, Esperanza, Rita...
–Somos todo mujeres en la capital. El gran avance será cuando no nos planteemos si somos mujeres u hombres. Las cuotas no me gustan, tener que meter de relleno a alguien es la mayor prueba de desigualdad.
–¿Es feminista?
–He contratado a dos embarazadas. El feminismo tiene que ver con los hechos. Nunca recurro a las muletillas de «madrileños y madrileñas» o «vecinos y vecinas». No me siento obligada. He jugado al fútbol muchos años. Mi vida de pequeña era salir con mi pelota y volver con mi pelota y no he jugado a las muñecas y, sin embargo, mis hijas eligieron las muñecas.
–¿Su carácter tiene más de Del Bosque, de Mou o de Simeone?
–Me gustaría tener de Del Bosque. Pero según me levanto tengo diez minutos de Simeone antes de tomarme el café o cuando escucho determinadas tonterías y ante la falta de respeto. También algo de Raúl, luchaba hasta el final, no daba ninguna pelota por perdida y eso me gusta.
–Pablo Iglesias dijo que Jesucristo votaría a Podemos. ¿Alguna objección como católica?
–Si Jesucristo viniese ahora mismo, a Podemos no le votaría. No quiero decir que se abstendría, porque soy contraria a la abstención. Nosotros somos mucho más humildes.
–Visualice que Ciudadanos gana en las generales y el presidente necesita ministros. Si Albert le dice ven, ¿lo deja todo?
–No. Lo tengo clarísimo. Madrid son mis próximos años. Vengo de fuera de la política y con la humildad suficiente para saber que tengo que aprender mucho y sobre todo centrar mis esfuerzos en Madrid.
–¿Le dolería tener que entrar en Cataluña con pasaporte?
–Es un futuro que no barajo. No se lo deseo a ellos. Egoístamente podría decir que todas las empresas se van a ir de Cataluña y se van a venir a Madrid, pero yo como madrileña no quiero porque son tan españoles como nosotros. Es una aberración.
–¿Se imagina Madrid sin multas?
–No me lo imagino. Todo madrileño que tiene coche ha sido multado. No puede ser que todos seamos malos ciudadanos. Han encontrado que somos la gallina de los huevos de oro. Se paga hasta por respirar. Hay multas necesarias pero con mesura.
–¿Cuántas veces la han multado? ¿Alguna por aparcar en el carril bus mientras sacaba dinero?
–De aparcamiento, unas cuantas. A veces pienso en echarle una carrera a la de la hora a ver quién llega antes. Nunca en el carril bus, nunca en una plaza de minusválido. Eso me parece lo peor.
–Sabemos que en Ahora Madrid, los chistes los cuenta Zapata. ¿Quién lo hace en Ciudadanos?
–Yo soy la más chistosa. Pero no soy buena contando chistes.
–Tras la polémica de Zapata, ¿borró algún tuit?
–Seguro que alguna vez he puesto una tontería, no puedo pretender que todo el mundo esté de acuerdo con lo que pienso.
–¿Qué aprendió con 15 años viviendo en una familia hippy de Virginia?
–A mi madre no se lo contaba, pero eran bastante hippies. Virginia era todo heterogeneidad, gente distinta, maneras de pensar distintas y aprendí a aceptar cada forma de ser y a naturalizar muchas conductas y muchos tipos de personas distintas.
–Hablando de familia, ¿qué dicen Paula y Jimena al ver a su madre en la tele arreglar el mundo?
–Me sugieren un montón de cosas. «Mamá, a la entrada de las oficinas tenéis que poner para dejar las bicis», y me pareció una idea fantástica. Lo de los aspiradores de humo para la contaminación, lo dejamos para otro mandato. Jimena el otro día se acercó a un señor y le dijo que no tirara un papel al suelo. Antes de tomar esta decisión, lo que más me echaba para atrás era cómo iba a afectar a mis hijas. Se lo expliqué y lo entendieron porque me dijeron que entonces yo iba a ser como la delegada de clase.
La lectura
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