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El Conde de Arenenberg, Robinson, Badinguet...o el Emperador Napoleón III
Le llamaban «Napoleón el Chico» en contraposición a su tío, el «Grande».
Le llamaban «Napoleón el Chico» en contraposición a su tío, el «Grande».
El príncipe Luis Napoleón Bonaparte recibió de niño de la emperatriz Josefina el apodo de «Oui-Oui». Otros, a causa de la forma de sus piernas, le daban el remoquete de «El Patizambo», y su propio hijo el Príncipe Imperial le llamaba «Papa León».
Luis Napoleón fue confinado en la fortaleza de Ham tras su intento fallido de tomar el poder en 1840 para el que alquiló bajo nombre supuesto el barco «Edinburgh Castle» a la Compañía Comercial de Navegación de Vapor. De Ham escapó en 1846 disfrazado de obrero, afeitándose perilla y bigote. Le tomaron por un albañil llamado Badinguet. Al final de su reinado cantaban con burla: «¡El padre Badinguet se va a la guerra, con la madre Badingue, y el pequeño Badinguet!». Según el marqués de Villaurrutia no había ningún albañil Badinguet, sino que así designaban en Picardía a un farsante.
Ya el 28 de octubre de 1836 había utilizado el nombre de «Monsieur Manuel» para alojarse en una casa alquilada para él por Persigny. Y en 1837 Luis Napoleón llegó a Londres para conseguir un pasaporte para ir a Suiza a ver a su madre enferma. Al no conseguirlo se valió de uno librado en Estados Unidos a un amigo norteamericano llamado Robinson. En esa época se le llamaba también «el Hijo de la Columna», en referencia a la que hay en la Plaza Vendôme en lo alto de la cual estaba su tío Napoleón I. Además, en la correspondencia que la condesa de Montijo, madre de la emperatriz Eugenia, mantenía con el escritor Mérimée, se refería a Napoleón III como «Monsieur Isidore» o «don Isidoro», e incluso «don Luis».
Tras su evasión de Ham, Luis Napoleón Bonaparte, convertido luego en Napoleón III, fue a Bélgica y de allí a Inglaterra. Desde Londres, el 27 de mayo de 1846, escribió a su padre el rey Luis: «Querido padre: El deseo de veros otra vez me ha inducido a intentar lo que jamás había hecho a no mediar esta causa. He burlado la vigilancia de cuatrocientos hombres y me hallo en Londres sano y salvo. Aquí tengo amigos poderosos, y voy a utilizarme de ellos a fin de que me sea dado ir a reunirme con vos. Haced cuanto os sea posible, querido padre, para que yo pueda veros pronto. Mis señas son: Conde de Arenenberg, Brunswick Hotel, Jermyn Street, London».
Arenenberg era la mansión en Suiza de la reina Hortensia, su madre. Pequeño castillo en el cantón de Turgovia, adquirido por Hortensia en 1817. Desde 1823 pasaba allí temporadas durante el verano, hasta su muerte en 1837. Luis Napoleón compartía sus estancias en Arenenberg con sus estudios en Augsburgo. Tras la muerte de Hortensia tuvo que vender el castillo aunque pudo adquirirlo en 1855 gracias su mujer la emperatriz Eugenia, quien donó la propiedad al cantón en 1906. A día de hoy, el recinto alberga un Museo Napoleónico.
Sus detractores llamaban a Napoleón III «Le Parvenu de Décembre» en referencia al 2 de diciembre de 1852 cuando se proclamó emperador de los franceses, o «Napoleón el Chico», en contraposición a su tío el «Grande». En 1868 escribió un artículo, bajo el pseudónimo de «A. Grenier», para defender a su esposa la emperatriz Eugenia, muy criticada por haber apoyado el intento de Maximiliano de Austria de permanecer como emperador de México. En otra ocasión Napoleón III firmó como «M. de la Guerronière» un folleto en el que daba a conocer sus puntos de vista políticos.
Su carácter
Conspirador, seductor a la vez que tímido, de carácter plácido y flemático, educado en el culto a su tío Napoleón I. Era indulgente, sensible, generoso y fiel a sus amigos aunque no tanto a su mujer, a pesar de que la trataba con enorme delicadeza. Conservó cierto acento suizo-alemán con el que hablaba con lentitud, pero era gran aficionado a escribir, habiendo dejado varias obras publicadas sobre temas económicos, militares y hasta agronómicos. Dubitativo y a pesar de ello decidiendo muchas veces por sí solo. En una ocasión declaró: «¡Qué gobierno el mío! La emperatriz es legitimista, Jerónimo Napoleón» –su primo–, «republicano; Charles de Morny» –su hermano de madre–, «orleanista; y yo mismo soy socialista. El único bonapartista es Persigny, pero está loco»
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