Ciencia y Tecnología
JJ OO de la era (súper) moderna
El año pasado, por primera vez en la historia, los Juegos Olímpicos se celebraron en el continente africano. Kenia fue la nación anfitriona y lo que allí ocurrió cambió para siempre cómo la tecnología se aprovechaba en el deporte. Hemos podido ver los eventos de hípica y los caballos saltando obstáculos virtuales que redujeron las lesiones. Las plataformas ornamentales retráctiles, aprobadas en 2020, disminuyeron los golpes al volver hacia atrás gracias a los acelerómetros que registran la ausencia de peso. También en la piscina se aceptó el uso de las gafas inteligentes que registran la posición de los nadadores en la llegada y sus tiempos, totales y parciales. Mientras que en atletismo, la superficie ideada por la Universidad de Arizona, compuesta por sensores que registran el impacto, permitió medir con exactitud, los saltos de longitud.
Hoy, toda esa tecnología nos permite realizar deportes que jamás habíamos pensado. Y con dispositivos que aumentan notablemente el desempeño, la emoción y reducen las marcas. Hoy, que están tan de moda las zapatillas para correr realizadas en impresoras 3D, conviene recordar que fue Luc Fusaro, un ingeniero francés quien concibió la idea de un calzado ultra liviano capaz de amortiguar el impacto de las pisadas y reducir el peso mientras se adapta de forma anatómicamente perfecta a nuestros pies.
Seguro que tampoco nadie recuerda las primeras «pistas de surf» urbanas. Allá por 2016, la compañía VentureXtreme creó, en pleno centro de Londres, una piscina con olas de cuatro metros para los más osados.
En aquellos tiempos, patinar por una ciudad mientras se escuchaba música, significaba estar sujeto a la fricción y aceptar que la superficie nunca era tan lisa como para renunciar a los golpes. El Lexus Hoverboard, comercializado también en 2016, fue el primero en romper esta tendencia y convirtió en realidad el sueño de «patinar en el aire» de los fanáticos de «Regreso al futuro» y Marty McFly.
Y el fútbol... ¿acaso alguien recuerda, sin recurrir a vídeos, cómo eran los encuentros una década atrás? Hoy, hasta los partidos entre amigos parecen profesionales. Las camisetas inteligentes muestran las estadísticas de cada jugador: distancia recorrida, velocidad, tarjetas recibidas... y hasta cambian inmediatamente de color y diseño si las condiciones climáticas o la casaca rival, así lo requieren. Claro que, lo que hoy se lleva es el fútbol en el espacio. El auge del turismo, unido al dinero invertido en publicidad, permitió que toda la Selección española viajara a uno de los hoteles en órbita y jugara allí un encuentro amistoso. El evento fue posible gracias a que la Universidad de Nebraska desarrolló un balón con giroscopios en su interior que corregían el rumbo y hacían imposible que se perdiera en el cosmos.
Para terminar, es imposible no mencionar el deporte de moda: Geocaching, para quienes no lo conocen es como el escondite, pero del siglo XXI: el terreno es la ciudad, la selva o el desierto. Y no hay límites. Se utilizan GPS y «wearables» que guían a los participantes hacia la zona seleccionada para los ganadores. El juego puede durar días y se ha convertido en la excusa perfecta para llegar tarde de las vacaciones.
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