Papel
Nada era como parecía
La fusión de Weon Glasses con la compañía que había lanzado las gafas para daltónicos, EnChroma, ha abierto un nuevo mundo gracias a las lentes que permiten ver colores inimaginables
Corría el año 2014 y Google lanzaba sus gafas inteligentes. Permitían recibir notificaciones, grabar vídeos, tomar fotografías y, se suponía, se convertirían en el objeto de deseo de los adictos a la tecnología. Como sucede habitualmente con las innovaciones, fueron rápidamente imitadas –aunque desastrosamente emuladas– y, en contadas ocasiones, una fuente de inspiración para llevarlas a otro nivel. Una de esas extrañas circunstancias se dio al año siguiente en Elche, España. Las Weon Glasses, concebidas por un equipo de ingenieros españoles, entre ellos Santiago Ambit, que ya antes había creado un zapato para invidentes y plantas que hablan y tuitean, tenían una gran ventaja: no parecían un «wearable». Se adaptaban a monturas de gafas graduables y de sol y, gracias a un chip de Bluetooth 4, se vinculaban con «smartphones» y tabletas.
Permitían recibir notificaciones y, mediante una pequeña luz LED que cambiaba de color si se trataba de un e-mail, una mención en redes sociales o una llamada. Esta característica era personalizable hasta en 256 colores diferentes. Contaban con un control remoto para cambiar la canción y subir o bajar el volumen sin necesidad de tocar o mirar el dispositivo al que estaba vinculado. Mediante los controles de las Weon Glasses, se podían iniciar grabaciones de voz, activar las dos cámaras de un teléfono móvil y tomar fotografías. El microchip incorporado también servía como sistema de alarma en caso de olvido: si se alejaban del «smartphone», emitían una señal sonora. Y, si el paradero desconocido era el del teléfono o tableta, se recibía una alerta con su ubicación. Al trabajar con un sistema de plataforma abierta, los desarrolladores comenzaron a crear propuestas para aumentar su ámbito de influencia. En la temporada de invierno de 2017, por ejemplo, se convirtieron en un complemento de moda y servicio: informaban del estado de la nieve, alertaban de peligros en ruta, permitían reservar pases forfait y servían también como dispositivo de localización en caso de avalancha. En navegación tenía prestaciones similares, relacionadas con el viento, las mareas y la profundidad.
Pero lo que de verdad cambió todo fue la fusión de las Weon Glasses con la empresa EnChroma en 2022. Esta compañía había desarrollado unas gafas para tratar diversos grados de daltonismo, permitiendo que sus usuarios volvieran a ver los colores que este trastorno genético les impedía registrar, gracias a una serie de filtros innovadores que jugaban con el espectro lumínico. La unión de ambas tecnologías les llevó a jugar con nuestra mirada. Literalmente hablando.
El daltonismo se produce por un fallo en los conos receptores de luz que tenemos en los ojos y nos permiten ver los colores. Los humanos tenemos tres tipos de conos que nos permiten ver el rojo, el azul y el verde y todas la combinaciones posibles. Las mariposas tienen cinco receptores de luz, eso hace que vean colores imposibles para nosotros. Y la mantis marina tiene 16 y entonces los colores se convierten en pinturas de Morfeo, puro sueño.
A Weon Glasses y EnChroma se les ocurrió modificar sus filtros para permitirnos ver todos esos colores y poder fotografiarlos. Así, los viajes cambiaron para siempre, mostrándonos un mundo en que estaba fuera de nuestro alcance. Desde ese momento cada paisaje revelaba nuevos tonos y el turismo se convirtió en una experiencia visual que impactó en otras áreas. La tecnología permitió descubrir nuevos virus y bacterias, facilitó la detección de infecciones y hasta fue usada por los primeros turistas lunares, retratando unas imágenes que hoy son icónicas.
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