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Naturaleza vivida desde dentro
Zoológicos del tamaño de un país que se visitan en unas esferas de cristal, el último paso de unos parques que han conseguido dar a los animales, algunos extinguidos hace miles de años, la libertad que ansiaban
Zoológicos del tamaño de un país que se visitan en unas esferas de cristal, el último paso de unos parques que han conseguido dar a los animales, algunos extinguidos hace miles de años, la libertad que ansiaban
El año del cambio fue 2019. Ésa fue la fecha en la que el zoo danés de Givskud celebró su 50º aniversario e inauguró, de la mano del arquitecto Bjarke Ingels, el proyecto Zootopia. Hasta entonces, los turistas visitaban los parques naturales y los zoológicos urbanos como un medio de inmersión en la naturaleza. Pero la realidad dio un giro de 180º. En el parque de Givskud, los habitantes estaban rodeados de barreras naturales, fosas, cascadas y montañas que impedían su salida del hábitat. Los visitantes se acercaban a ellos por medio de unas esferas de cristal que seguían un recorrido fijo, en el suelo, los ríos y hasta suspendidos en el aire, por medio de vías de levitación magnética. Las esferas están hechas de Spinel, un tipo de cerámica desarrollada por el Ejército de Estados Unidos para proteger a sus vehículos blindados. El Spinel es resistente a las balas, económico y mucho más liviano que los blindajes habituales. Con ellos se fabrican estas esferas que permiten introducirse en el hábitat de los animales sin que éstos se sientan invadidos.
Aun así, ése fue sólo el primer paso. El siguiente se sirvió de los avances en ingeniería genética para resucitar especies que se extinguieron hasta hace un millón de años, tiempo máximo en el que se puede conseguir ADN útil para clonaciones. Así se logró recuperar animales como el pájaro Dodo, el mamut lanudo, el tigre dientes de sable o el ciervo irlandés y también árboles y frutos con cientos de miles de años de antigüedad. Los zoos pasaron de ser un fin con propósitos turísticos a convertirse en un medio de investigación para recuperar especies desaparecidas.
Hoy, los visitantes, puede elegir visitas de un día o pasar hasta una semana en sus centros colaborando con los científicos en la investigación, recuperación y generación de especies. Muchos centros hasta dan diplomas a los pequeños científicos que comienzan a aprender de biología, química y genética en sus laboratorios. Este tipo de formación fue el gestor del gran cambio. Los turistas comenzaron a utilizar sus vacaciones como medio para aprender in situ y provocar grandes cambios. Así fue como Botswana y Namibia (ambos países con una población total que no llega a los cinco millones) se unieron para crear un parque internacional en el que las dos naciones estuvieran involucradas. Los jóvenes adquieren, desde pequeños, conocimientos científicos y tecnológicos que los convierten en personal altamente cualificado en diversas materias no sólo relacionadas con la conservación, también con la gestión económica y con la ingeniería, un sector imprescindible para desarrollar los dispositivos necesarios. Esto permitió incrementar ampliamente el valor de país. Los mayores aportan conocimientos adquiridos a lo largo de generaciones y los turistas colaboran con tiempo para experimentos y divisas que sostienen el sistema. El funcionamiento ha resultado tan positivo que se está comenzando a exportar a otros sitios con climas y biodiversidad diferente, como la región amazónica compartida por Ecuador, Perú, Venezuela y Brasil, Siberia o Papúa Nueva Guinea.
- Fuente: El proyecto danés de Zootopia es verídico, al igual que el Spinel. La clonación de animales extintos se está testando y también existe un proyecto de considerar todo Londres como Parque Nacional.
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