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Veranear en Otro planeta
Sabiendo que tres cuartas partes de la Tierra son agua, mucho ha tardado el hombre en habitar los fondos marinos. Ahora, a recuperar el tiempo perdido
Sabiendo que tres cuartas partes de la Tierra son agua, mucho ha tardado el hombre en habitar los fondos marinos. Ahora, a recuperar el tiempo perdido
El 75% de la Tierra es agua. Y hasta 2015, de acuerdo a cifras de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, apenas se había explorado el 5%. Más de dos tercios de nuestro planeta permanecían vírgenes. Probablemente mucha responsabilidad en ello tenía que ver con la falta de desarrollos tecnológicos que permitieran a los humanos subsistir largas temporadas bajo el agua. Cinco años más tarde, los avances abundaban. El Instituto Tecnológico de Massachusets desarrolló, inicialmente para el espacio, un traje llamado BioSuit, que contrarrestaba las presiones a grandes profundidades o en ciertos entornos espaciales. Similar a un traje de buzo convencional, está hecho de un metamaterial que responde a las condiciones del entorno, facilitando la llegada del ser humano a grandes profundidades, evitando el frío extremo y monitorizando las constantes vitales para convertirse en un flotador que lleva al buzo a la superficie en caso de emergencia.
Otra innovación llegó de la mano de un llamamiento internacional para «viajeros sin retorno» con el objetivo de poblar los fondos marinos. Del mismo modo que 2015 vio cómo centenares de voluntarios se apuntaban a un pasaje sin regreso a Marte, tres años más tarde se buscaron seres humanos que quisieran convertirse en «homo-ictio», mitad humanos mitad peces. Todo comenzó en 1989, cuando un ensayo médico buscaba evitar el colapso pulmonar de recién nacidos. La solución fue rellenar sus pulmones con líquido y aportar proteínas surfactantes para que los pulmones no se colapsaran cuando volvieran a respirar gases. La iniciativa Ictiio-human buscaba evitar la narcosis propia de los descensos a grandes profundidades, llenado los pulmones de los voluntarios con perfluorocarbono. Este año, después de varios ensayos a diferentes profundidades y en aguas abiertas, los primeros tritones y sirenas comenzarán su vida submarina.
Mientras tantos los turistas menos arriesgados pueden prescindir de tubos y máscaras gracias al cristal diseñado por científicos de la Universidad del Sur de Dinamarca que permite respirar bajo el agua. Para comunicarse entre sí, aún en aguas turbulentas donde la visión es casi imposible, una empresa sueca desarrolló un dispositivo de comunicación ultrasónico, hoy conocido como la consola Aqwary smart, que facilita el diálogo entre submarinistas.
Una vez bajo el agua, ya de noche, los turistas se alojan en habitaciones de coral. Gracias a la innovación concebida por el Laboratorio de Investigación Tropical Mote, en 2014 se había logrado que el coral se reproduzca diez veces más rápido que en la naturaleza. Hoy, la velocidad es aún mayor. Los viajeros de esta «terra incognita» duermen en cámaras presurizadas construidas con este tipo de coral que ha logrado repoblar los principales arrecifes del mundo. A la hora de comer tampoco hay problema. Una década atrás, en Italia se realizó el primer experimento para cultivar bajo el agua del mar, fresas, albahaca, lechuga y tomates. En Chile llevaban años envejeciendo vinos en cuevas submarinas con excelentes resultados. Hoy, en 2025 podemos decir que ya exploramos más del 60% de nuestro planeta y hemos aumentado las especies marinas conocidas en 5 millones de nuevos organismos que nos han permitido investigar en curas para el cáncer o enfermedades neurodegenerativas.
- Fuente: Todas las cifras mencionadas respecto a la exploración oceánicas son ciertas. El BioSuit, el cristal para respirar bajo el agua, la respiración por PFC, la consola Aqwary smart, así como las granjas submarinas en Italia y las bodegas en Chile también existen. El ensayo relacionado con respirar líquido se llevó a cabo en Filadelfia en 1989.
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