Real(eza)
Frau Von Weber o la princesa Mafalda de Saboya
La Landgravina de Hesse adoptó su alias en un campo de concentración.
La Landgravina de Hesse adoptó su alias en un campo de concentración.
La princesa Mafalda de Saboya fue deportada durante la Segunda Guerra Mundial al campo de concentración alemán de Buchenwald. Allí fue registrada con su verdadero nombre. Sin embargo, fue pronto rebautizada por razones políticas con un anónimo «Frau von Weber».
Allí murió el 28 de agosto de 1944 tras un bombardeo de la aviación estadounidense realizado cuatro días antes y en el que sufrió una fuerte hemorragia en un brazo a la altura del hombro, con el hueso expuesto, que le fue amputado con demasiado y premeditado retraso, lo que le costó la vida. De su muerte fue informado el Reichführer Heinrich Himmler, que había firmado la orden de internamiento. En su tumba, en un ángulo del campo de Buchenwald, pusieron «262-eine umbekannte Frau», mujer desconocida. Goebbels la llamaba «animal intrigante» y en su enterramiento se le negó hasta el nombre ficticio con el que vivió en el campo de concentración.
En realidad, en Buchenwald no murió ni había sido jamás internada ninguna mujer llamada Frau von Weber. Diez meses antes, hacia mediados de octubre de 1943, dos oficiales de la Gestapo de Berlín habían trasladado al lager, a bordo de un Daimler negro, a una de unos cuarenta años para la cual exhibieron una orden de internamiento firmada personalmente por Himmler. En el documento la prisionera era llamada «Prinzessin Mafalda von Hessen, geborene Prinzessin von Savoyen», y como tal fue registrada en Buchenwald por el Sturmcharführer Hans Pardhuhn.
Interna especial
Pocos días más tarde, éste hubo de anular precipitadamente en sus registros los datos identificativos de la nueva prisionera, asignada para entonces al sector de «internados especiales», el «barracón de aislamiento nº 15», habitación 9, fuera del campo y oculto en medio del bosque, donde compartía prisión con personalidades como Edouard Daladier, el ex primer ministro francés Léon Blum, el general Gamelin, Paul Reynaud, Georges Mandel, el expresidente del Partido Socialdemócrata Alemán Rudolf Breitscheid, el industrial Fritz Thyssen o la familia del coronel conde Claus von Stauffenberg, ya ejecutado por haber intentado asesinar a Hitler. Órdenes superiores venidas directamente del cuartel general del Führer en Rastenburg impusieron que se ocultase a todos su verdadera identidad, rango y procedencia. Mafalda de Saboya, princesa de Hesse-Kassel, hija del rey de Italia Víctor Manuel III, se convirtió así en Frau Emy von Weber. Las SS habían preferido llamarla despreciativamente «Frau Abeba». Abeba en realidad significa «flor» en amhárico, la lengua de Etiopía, uno de los reinos que estuvieron bajo la corona de su padre. Y fue elegido por los nazis para recordar el desprecio que el periclitado imperio de la Italia de Mussolini inspiraba a los alemanes al final de la Segunda Guerra Mundial. Éstos denominaron «Operación Abeba» a la caza de la familia real italiana después de la invasión aliada de Sicilia y de que Víctor Manuel III depusiera a Mussolini, lo que había enfurecido a Hitler.
Por otra parte, muchos piensan que el apodo de la princesa Mafalda era Muti, Mutty o Mutti. Y están en lo cierto. Así la llamaban sus padres. Curiosamente, Mutti es el diminutivo cariñoso de «mamá» en alemán, por lo que continuó siendo llamada así por sus hijos y también por su marido el landgrave Felipe de Hesse -convertido en 1968 en Jefe de la Casa de Hesse-, que también la llamaba Mauve. Esto se debía al color malva o lila que ella prefería sobre ningún otro y que se adaptaba tan bien a su piel clara y a sus cabellos castaños así como a la delicadeza de sus
sentimientos.
LA FECHA
22 de septiembre de 1943. Ese día, Mafalda fue hecha prisionera por los alemanes en su Villa Polisena, acusada de traición. De allí fue trasladada al campo de concentración de Buchenwald, en Turingia, donde se alimentaría de pan negro, mantequilla, un sustituto del café sin azúcar y sopa de carne y cebada. Su valentía y penurias fueron llevadas a la televisión en 2005 en la película «Mafalda de Saboya, el coraje de una princesa».
SU CARÁCTER
Mafalda no comulgaba con las ideas fascistas de su marido. En efecto, Felipe se afilió al Partido Nacional socialista Alemán y a las SA y en 1934 fue nombrado gobernador de Hesse-Nassau, pero Mafalda rechazaba la idea de instalarse en una Alemania como la de Hitler. Era una apasionada de la música y el arte y enormemente caritativa. Durante la guerra no dejó de visitar a los soldados heridos como hacía su madre, la reina Elena. Y en el campo de concentración compartía la poca comida que le daban con quienes tenían más necesidad de ella. Hoy reposa en el cementerio del castillo de Kronberg, de los Hesse, cerca de Frankfurt, y su memoria sigue viva en el corazón de muchos italianos.
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