Historias
Stalin conquista Budapest
Los combates por la capital de Hungría durante el avance soviético por Europa del Este en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial fueron de una violencia desmesurada
Los combates por la capital de Hungría durante el avance soviético por Europa del Este en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial fueron de una violencia desmesurada
Durante semanas, atacantes y defensores lucharon por cada casa, estación, parque o cementerio de la ciudad. Entre los puntos más disputados estuvo el hipódromo, último aeródromo alemán viable dentro de la urbe que, una vez ocupado por los soviéticos, fue testigo de un contraataque tan furioso como inútil: «El ataque se derrumbó tras menos de una hora bajo un huracán de artillería rusa».
Luego vino la resistencia a ultranza: «Desesperados combates calle por calle en Kispest. Al sur de la estación Déli se han detenido dos incursiones por medio de sendos contragolpes. A pesar del riguroso trabajo de selección en puestos de mando y servicios de retaguardia, los cimientos del frente se van reduciendo día a día a causa de las elevadas bajas. La situación del suministro es extremadamente crítica, en especial por la carencia de munición adecuada [...]».
Y el abandono de Pest: «Terribles juramentos en húngaro y en alemán. Pánico total, que se incrementa cuando pasamos, por una calle estrecha, junto a un palacio en llamas. Ya no sabemos dónde estamos. [...] Entre los vehículos, avanzan diversas unidades de infantería. Hay gendarmes de campaña alemanes que tratan de mantener cierto orden [...]. Aquí y allí proyectiles de artillería y granadas de mortero caen en ángulos cada vez más verticales. Sus terribles detonaciones van acompañadas por ráfagas de ametralladora».
La segunda fase de la batalla fue la del hambre, de la escasez de municiones, del abandono de los heridos en centros sanitarios cada vez más atestados y cada vez más escasos de medios, de la enfermedad y del agotamiento absoluto hasta que se dio la orden de atacar para abrirse paso. Para todo aquel que consiguiera cruzar la primera línea soviética, entonces, en pleno camino hacia la salvación, le esperaba una nueva ordalía: «Repentinamente, llegaron tres carros de combate soviéticos por la calle Pasaréti y abrieron fuego de proyectiles y trazadoras, desde una distancia de unos 400 m, contra los amontonados caminantes [...]. Cerca de mí, un proyectil aniquiló a entre ocho y diez hombres. Si uno trataba de salirse del camino, marchaba inevitablemente sobre alguien que gritaba de dolor. La multitud se refugió en los edificios y, cuando, por fin, los Panzerfausts [lanzagranadas anticarro] destruyeron los tanques, volvieron a salir, como carne compactada por una embutidora, gritando hurra. Pero pronto aparecieron más carros de combate y la masacre comenzó de nuevo».
Budapest había caído.
Para saber más
Desperta FerroEdiciones. Contemporánea nº 28
68 págs
7€
✕
Accede a tu cuenta para comentar