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Lifestyle de... Mario Casas

Mario Casas protagoniza el último filme de Mar Targarona, ‘El fotógrafo de Mauthausen’.

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Mario Casas protagoniza el último filme de Mar Targarona, ‘El fotógrafo de Mauthausen’.

Mario Casas protagoniza el último filme de Mar Targarona, ‘El fotógrafo de Mauthausen’, donde da vida a Francesc Boix, un avispado preso que arriesgó su vida para sacar del campo de concentración unos negativos fotográficos que revelan las atrocidades cometidas por los nazis. Una desgarradora historia basada en hechos reales que se explica desde una óptica poco convencional: la envolvente personalidad de Boix difumina el horror de los acontecimientos. Sobre batallas personales, picaresca y otras curiosidades del rodaje nos habla el actor español en un papel que se sale del galán habitual.

La primera pregunta es inevitable. ¿Pasó hambre en el rodaje? Se le ve visiblemente más delgado. Sí, pasé mucha hambre durante cinco meses, antes y durante el rodaje. Seguí una dieta muy estricta, asesorado por una profesional, para que se viera esa delgadez y desmejora en general y para sumergir al público dentro del personaje que encarnaba y su contexto en un campo de concentración. El proyecto lo valía.

Cuénteme la 'minuta' de ese régimen. La dieta consistió en claras con brócoli por la mañana, un poco de piña al mediodía, un pescado a la plancha para comer y por la noche un poco de verdura o simplemente, nada.

¿Cuántos quilos perdió por exigencias del guión? Yo venía de protagonizar mi anterior trabajo, ‘Bajo la piel del lobo’, y había engordado hasta llegar a los 86 kilos. Teniendo en cuenta que mi peso habitual son unos 76 kilos, en la nueva película bajé hasta los 64 y lo que más me costó es sacarme el músculo porque tengo de por sí la constitución musculosa.

¡Menudo vaivén físico! Sabes, lo más complicado no fue adelgazar...

¿Y qué fue entonces? Lo que peor llevé es la falta de energía, fuerza y concentración durante el rodaje por el hambre. Se mezcló lo físico con lo emocional. Me afectó psicológicamente en el estado de ánimo, me cambió la personalidad, me mostraba más irascible, me ofuscaba, no salía de casa para no tentarme en comer... En cierta manera, me aislé. Además, interpretaba a Francesc Boix, un preso lleno de una energía sobrenatural sumado a una fuerte personalidad. Y era muy importante guardar todas las energías que me quedaban para que la interpretación fuera lo más ajustada a la realidad. Supongo que rodar en Budapest a -7°C tampoco ayudaba a mejorar la situación... La verdad es que no. Fue duro la verdad también por el frío, pero por suerte íbamos muy tapados, porque llevábamos varias capas. Lo más difícil fue no poder disfrutar de la cultura gastronómica de Budapest.

¿En serio? ¡Sí, sí! Nos sumergimos durante los meses del rodaje y no pudimos disfrutar de la ciudad que, por lo poco que vi, me pareció maravillosa. ¡Y me quedé con las ganas de probar su gastronomía, entre otros aspectos! A modo de curiosidad, te digo que había un autobús todos los días que servía el catering con platos autóctonos para el equipo del rodaje y me ponía enfermo solo con oler la comida del hambre que me entraba. ¡No podía resistirlo! Me acuerdo perfectamente cuando acabamos las últimas escenas de la película, que lo primero que hice fue entrar directamente al bus a comer con un ansia desconocida.

¿Y qué lección ha aprendido? Me ha sorprendido la capacidad del ser humano de sobrevivir en cualquier circunstancia cuando no se tiene nada que comer. Esto también me ha hecho darme cuenta de la sociedad de la abundancia en la que vivimos. Tenemos demasiado de todo, y no somos realmente conscientes de lo privilegiados que somos.

Este sobre esfuerzo físico y emocional ¿ha hecho mella salud o en su manera de ser? Sí, a nivel físico, me ha acarreado algún desajuste, porque mi cuerpo no conocía esos límites y aún me estoy recuperando. También es verdad que ahora disfruto más de la comida, la saboreo lentamente, le doy un valor añadido y me cuido a mí mismo mucho más. A nivel emocional, me ha dejado una ansiedad que hasta ahora no conocía. Me ha dejado alguna secuela, sí.

¿Cuáles fueron sus retos interpretativos para ponerse en la piel de Francesc Boix? Intenté ponerme en la piel de la persona y adquirir también todos sus tics. Por ejemplo, se ve que se comía las uñas y empecé a hacer lo mismo en el rodaje. Al ser un personaje basado en una persona real tuve que sumergirme en cómo era y aprender cómo interpretarlo. Francesc Boix era una persona pícara, que tenía don de gentes, que sabía encandilar, sabía idiomas y que era alguien emocionalmente inteligente. Fui cogiendo todos estos rasgos para ser fiel a la persona así que el Boix que existió es el que ves en esta película.

Por cierto, ¿cuándo aprendió alemán? Fui aprendiendo en los ensayos y quise añadir algunas coletillas en el guión para darle más color al personaje. Muchas veces fue algo esporádico preguntando en todo momento como se llamaba en alemán una frase que tenía escrita en español.

En ‘El fotógrafo de Mauthausen’ se retrata el horror desde la ironía, con un trasfondo agridulce. Sí, me gustó mucho el enfoque que le dio la directora, Mar Targarona, porque, como bien dices, retrata el horror desde el carisma, casi desde una óptica infantil y esto lo hace más llevadero. No queríamos caer en el drama, a pesar de serlo, y se enfocó con una mirada limpia, a través de este carismático personaje que sabía cómo camelarse a la gente a pesar de las adversidades.

Como se dice en la película: “La realidad no existe, todo depende de la perspectiva” ... Sí, es así. La vida depende de cómo la mire cada uno y de cómo interactuamos ante una situación. A mí me gustó especialmente esta frase. Cada uno ve la realidad y la ficción como quiere, bajo su punto de vista. Hablando del poder de las imágenes y llevándolo a un terreno actual.

¿Qué cuenta su Instagram sobre Mario Casas, la red social de la fotografía por excelencia? Realmente me parece un mundo curioso y es una red social que refleja nuestra sociedad. Personalmente no me acaba de convencer, porque te expones delante de muchas personas y eso me produce un poco de ansiedad. Lo que expongo no diría postureo, pero no es un reflejo de quién soy. Como actor, tengo Instagram para promocionar mi trabajo porque, me guste o no, les da mucha visibilidad a mis proyectos. Si no fuera así, no tendría cuenta de Instagram.

¿Qué retos se marca a corto plazo? Ahora estoy rodando ‘Instinto’, una serie para Movistar+, y después me están llegado algunos guiones y estoy mirando qué es lo que me apetece hacer en función del personaje. Quiero interpretar algo distinto, en consonancia con mis últimos trabajos, para cambiar y evolucionar como actor.

Aunque, ¿sabes qué? ¿Qué? Me gustaría pasarme a la dirección cinematográfica. Me llama mucho la atención y ocupa parte de mi tiempo. ¡Eso sí que es un reto!

1.No falta en su armario... Calcetines y calzoncillos

2.El perfume al que siempre vuelve... Dior Sauvage

3.No falta en su bolsillo... El móvil y la cartera

4.Una sencilla técnica de relajación... Respirar profundamente

5.Su accesorio imprescindible... El móvil

6.En el coche, confort o deportividad... Deportividad

7.Un paraíso para perderse... Budapest, la tengo pendiente

8.Su plato con estrella Michelin.... La pasta

9.Qué bebe en su momento coctel... Ron con cola

10.Analógico o digital... Digital

CRÉDITOS:

Producción: pequeñas GRANDES cosas

Fotografía: Juanjo Molina

‘Grooming’: Patricia Baena para The Artist Talent

Estilismo: José Lupa