Moda

6 prendas que muchas mujeres clase media siguen usando y revelan más de lo que imaginan

La moda no solo viste: también habla. Algunas prendas se han convertido en marcadores silenciosos de origen social, aunque muchas veces su significado es más cultural que personal

6 prendas que parecen de lujo pero en realidad no lo son (y ya no están de moda)
6 prendas que parecen de lujo pero en realidad no lo son (y ya no están de moda) Unsplash

La sociología de la moda analiza cómo la vestimenta funciona como un lenguaje que habla de pertenencia, aspiraciones y, a veces, de clase social. Lo descubrí en mi primera entrevista laboral: llevé mi mejor blazer negro, una imitación de Zara de un modelo clásico de Saint Laurent. Y aunque nadie lo mencionó, entendí que algo en esa elección transmitía más de lo que quería decir.

No se trata de juzgar la ropa ni a quienes la usan. Estas prendas suelen ser prácticas, asequibles y funcionales, pero en ciertos espacios se han convertido en símbolos involuntarios de origen social.

Las prendas que cuentan más de lo que creemos

1. Los bolsos con logos visibles

Michael Kors, Coach y algunas líneas de Kate Spade: sus bolsos con monogramas repetidos representan el llamado "lujo accesible". Pero en contextos donde domina el lujo silencioso -pieles lisas, marcas discretas, vintage sin logos y el menos es más-, estos diseños terminan gritando más de lo que deberían.

2. Las blusas sin mangas de poliéster

Comunes en oficinas y bancos, en tonos joya o neutros, son el uniforme de quienes necesitan un look profesional con presupuesto ajustado.

3. Las pulseras Pandora

Durante años fueron el regalo perfecto: cada charm marcaba un cumpleaños, un viaje, un recuerdo. Pero hacia 2015 la moda cambió. Hoy, en ambientes dominados por cadenas doradas mínimas y joyería casi invisible, las Pandora parecen hablar otro idioma estético, uno más emocional que aspiracional.

4. Las gafas de sol con logos grandes

Suelen ser de Coach, Michael Kors, incluso Prada en rebajas. Pero el branding evidente delata la intención de mostrar marca,mientras que en el lujo verdadero domina la discreción: diseño impecable, cero ostentación.

5. Los chalecos acolchados de otoño

En tonos neutros, casi siempre comprados en tiendas como Old Navy o TJ Maxx, son prácticos y cómodos. Pero se convirtieron en el uniforme del suburbio de clase media: funcionalidad sobre tendencia, elección sobre estilo. Quienes tienen más recursos también los usan, pero suelen ser vintage, de marcas desconocidas o combinados de forma inesperada.

6. Las imitaciones evidentes

Monogramas que rozan el estilo de Louis Vuitton, estampados casi Burberry, paisleys casi Vera Bradley. No son falsificaciones, pero existen en esa zona intermedia donde todos entienden la referencia y saben que no es la original. Hablan de deseo de pertenencia más que de engaño.

Más allá de la ropa: lo que realmente importa

El verdadero problema no está en estas prendas, sino en cómo aprendemos a mirarnos con ojos ajenos. Quizá la actitud más radical no sea vestir diferente, sino negarse a jugar el juego: usar lo que nos sirve, lo que nos gusta y lo que podemos pagar, sin pedir permiso ni traducirlo al lenguaje del estatus.

Ese blazer de Zara, por cierto, todavía lo tengo. A veces me lo pongo para recordar que la historia que cuenta es mía y solo mía.