Ana Boyer ha vuelto a demostrar que la elegancia también se hereda. La hija menor de Isabel Preysler reaparecía como embajadora de la marca KIA junto a su marido, Fernando Verdasco, con un look que no ha pasado desapercibido. En la presentación del nuevo modelo eléctrico de la firma, la empresaria y socialité ha apostado por un vestido camisero que refleja su estilo sobrio, pulido y atemporal… pero con ese aire de distinción que inevitablemente nos recuerda a su madre.

El diseño en cuestión es un vestido de corte midi, confeccionado en un tejido ligero de rayas azules y blancas, que acentúa la silueta de Ana sin estridencias. El cuello clásico, los botones frontales, el cinturón a tono marcando la cintura y los puños abotonados evocan la esencia más pura del armario Preysler: discreto, elegante y 100 % funcional. Pero lo que realmente hace especial esta pieza son los bordados blancos en la parte inferior del vestido, un detalle que aporta romanticismo y feminidad sin restarle sofisticación.

Un vestido que encaja en cualquier generación

El estilo de Ana Boyer siempre ha estado marcado por la sencillez refinada. Alejada de los excesos, sabe cómo acertar con prendas que combinan tradición y tendencia. Este vestido camisero podría perfectamente estar colgado en el vestidor de Isabel Preysler, y al mismo tiempo, triunfar entre las nuevas generaciones que buscan looks versátiles, cómodos y elegantes para su día a día. De hecho, el look resulta tan efectivo como fácil de replicar. Ana lo ha combinado con unas sandalias de tacón medio en color blanco y joyas mínimas, dejando todo el protagonismo al vestido. El resultado es un conjunto pulido, fresco y perfecto para cualquier evento de día, una reunión de trabajo o incluso una comida especial.

Este tipo de vestidos es un básico infalible para el verano, y el modelo de Ana demuestra por qué. No solo estiliza y alarga visualmente la figura gracias al corte en ‘A’ y el cinturón que marca la cintura, sino que además es una prenda comodísima para jornadas largas. Si a eso le sumamos los bordados y el tejido de rayas, obtenemos una prenda que es sinónimo de acierto seguro.

Aunque no se ha confirmado la firma del vestido, podría tratarse de una prenda de una marca de lujo discreto o incluso de edición limitada, como las que suelen llevar tanto Ana como su madre. Lo que sí está claro es que este estilismo refuerza una vez más la imagen de Ana Boyer como heredera natural del estilo Preysler: sin exageraciones, sin estridencias y con una elegancia que parece venir de serie.