Cibeles Fashion Week

Juego de patriotas

Arranca la Mercedes Benz Fashion Week Madrid con los tejidos como principales protagonistas: crepes de lana, viscosas, gasas y encajes.. Los diseñadores buscan la feminidad máxima en sus propuestas, con volúmenes fluidos y vaporosos.

Una modelo luce uno de los diseños para el otoño-invierno 2016-17 de Ángel Schlesser, en la segunda jornada de la 63 edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid que se celebra hasta el 23 de febrero en el recinto ferial de Ifema
Una modelo luce uno de los diseños para el otoño-invierno 2016-17 de Ángel Schlesser, en la segunda jornada de la 63 edición de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid que se celebra hasta el 23 de febrero en el recinto ferial de Ifemalarazon

Arranca la Mercedes Benz Fashion Week Madrid con los tejidos como principales protagonistas: crepes de lana, viscosas, gasas y encajes. Los diseñadores buscan la feminidad máxima en sus propuestas, con volúmenes fluidos y vaporosos.

David Delfín sabe cómo impresionar y, desde su primera colección, Cour des miracles, en la que sus modelos aparecían con sogas en el cuello y burkas, se ha convertido en uno de los «elegidos». Ayer presentó «Mentiras», un homenaje al escudo de España pero «delfinizado» y con su ADN, sustituyendo «el león por el delfín y con las coronas de Basquiat». El malagueño quería transmitir «un deseo, el interés, la pasión, el fervor y el orgullo a la moda española». Desde el «front row» , Pelayo Díaz destacaba «el talento incombustible de su amigo». Levi’s 501 customizados, zapatos glitter y mochilas con el mensaje «Lieben und Arbeiten» («Amar y trabajar»). Una colección unisex con prendas urbanas como parkas, monos, vestidos de tubo y pantalones tipo chándal. Pero, sobre todo, la bandera, y como abanderada su musa, Bimba Bosé. A todo ello le ha puesto la banda sonora de «We can be heroes». Como un «héroe» se siente el propio diseñador, porque sigue trabajando «a pesar de lo difícil que resulta». El presentador de «Cámbiame» aseguraba que debería hacer «la equipación de la Selección española en las próximas Olimpiadas».

Ágatha Ruiz de la Prada nos abducía, a continuación, con una colección llena de colorido, optimismo, e inspirada en la sicodelia de la mujer universitaria de los años 70. Pese a lo irracional de la colección, la diseñadora no deja nada al azar. Como novedad, sus muselinas de polipiel de espejo («somos ecológicos», recuerda) cosidas sobre organza triple y sus abrigos de tul terminados en seda. También los zapatos sobre plataformas forrados de tejidos-peluches, como el borreguito. Un desfile a ritmo de David Bowie y Mick Jagger retransmitido por primera vez en Periscope por «Robotina».

Colección cápsula

Juanjo Oliva deja Elogy para presentar su colección cápsula en exclusiva para El Corte Inglés. El diseñador sale de su zona de confort buscando «una mujer cosmopolita, que se sienta como en casa en cualquier rincón del mundo». Clara influencia de la cultura oriental que vemos en estampados de bambú, trenzados geométricos, florales, simétricos pero, sobre todo, en un original camuflaje de grullas. El vestido ha sido el hilo conductor con cinturas muy marcadas por grandes fajines y espaldas al aire. Pero también pantalones palazzo que siguen el próximo invierno de máxima tendencia. En cuanto a los tejidos, terciopelos, gasas y, como novedad, los abrigos de piel de cabra de Mongolia y de Rex (piel mezcla de conejo con chinchilla), organzas, lanas y guateados. Una paleta de colores fuerte: rojos, verdes botella, ocres, dorados y negros, aunque este último monocolor sólo para la noche. Oliva es la feminidad elevada a su máximo exponente.

La sobremesa la marcó un paseo por la «Golden Mile» madrileña. En ella se ha inspirado el «coutier» Hannibal Laguna. Las tonalidades estrellas: el negro, el oro en todas sus tonalidades (latón, bronce y cobre) y un guiño al teja. Laguna presentó además por primera vez su propia línea neolujo de zapatos y bolsos tras abrir su «flagship» en Claudio Coello. Tejidos bordados en chantilly sobre red y motivos de la calle, desde las aldabas de Jorge Juan a los bordados de las rejas de la calle Lagasca. Un homenaje al barrio de Salamanca en toda regla. Combina los negros mates y brillantes con vestidos de apariencia sencilla por delante pero complejos en la espalda. Una reivindicación también al esmoquin, de lúrex y seda tejidos con un telar del siglo XVIII, que toman la clásica franja del pantalón para trasladarla a las chaquetas con escotes de caja muy abierta para mostrar clavícula. Una de las colecciones más románticas de Laguna.

Duyos es siempre un valor seguro por la feminidad de sus siluetas. El madrileño rindió ayer tributo al vino y lo que éste conlleva: amistad, diversión, compartir, pero también a los cuentos que tienen a lobos como protagonistas. Con la pasarela convertida en una fábula, logró fusionar ambas cosas dando como resultado a «Manada Luparia» con su vino tinto, una evocación al clásico de Caperucita Roja en organzas y plumettis; su alusión al rosado representado por el lobo en tonos metalizados y rosa cuarzo y lamé blanco para la luna llena; y, por último, un guiño al vino blanco plasmado con la rebeldía y la sensualidad de tejidos como la seda, la piel, los plisados y las pailletes. Duyos nos baja de los zapatos de grandes alturas y se inclina por el tacón «granny». Más de tres lustros de trabajo incansable marcados siempre por su seña de identidad: sensualidad y sencillez.

Minimalismo

El invierno de Ángel Schlesser se inspira en prendas deportivas, con siluetas holgadas y cómodas para estar en casa. Abrigos a modo de batín, camisas de popelín, vestidos lenceros y pijamas en crepé que hablan de una feminidad discreta. El pantalón siempre amplio y largo, y de corte palazzo con aberturas laterales, definen una silueta desenfadada y confortable. Contraste de tejidos: crépes de lana, viscosa, seda, mohair y un pantone que va desde el verde agua y el caqui al rojo animando una paleta de básicos invernales: blanco, beige, camel, marino y negro.

El colofón final vino de la mano de Francis Montesinos y su «Fashion Reliquary», un homenaje a los grandes de la moda de nuestro país «desde el cariño, el respeto y la admiración, con mis hallazgos conceptuales, mis valores, mis innovaciones, con mi diferencia y mi estilo», asegura el diseñador. El punto a mano de lana en tonos crudos, punto roma y paillete de Manuel Piña. Los volúmenes y los drapeados en terciopelo, raso y jacquards de Jesús del Pozo; el piqué, el punto de neopreno, el lamé y la gasa de seda de Elio Berhanyer (el diseñador no se perdió detalle de ninguno de los desfiles de la jornada del viernes); el estampado «Reliquia» en raso de seda de Manuel Pertegaz en vestidos, salones e incluso en botas Sendra; los vestidos de noche de material tecnológico con aplicaciones de metal, lúrex y gasa metalizada de Paco Rabanne; y las propuestas en rebrodé, dupión rosa, en tul y en organza para el modisto «del corte perfecto y la costura exquisita» que fue Cristóbal Balenciaga.

En resumen, mucho vestido vaporoso, largo midi terminado en encaje, sobre todo en negro, y escotes amplísimos, tanto delanteros como traseros. Variedad de tejidos: terciopelos, jacquards y plisados. Y, en cuanto a la paleta de colores, muy dispares: verdes, amarillos, tejas, violetas, naranjas, negro, azulones y dorado.