
Moda
Carolina Hererra ilumina la Plaza Mayor con su carta de amor a Madrid
Para presentar fuera de Nueva York su colección SS26

Madrid vivió anoche una de sus veladas más memorables con la presentación de la colección primavera-verano 2026 de Carolina Herrera. La Plaza Mayor se convirtió en un escenario irrepetible, donde Wes Gordon rindió homenaje a la ciudad con un desfile que trasladó por primera vez en más de cuatro décadas el corazón creativo de la maison desde Nueva York.
La tarde caía lentamente sobre Madrid, con un termómetro que aún marcaba 35 grados y el cielo teñido de oro. El sol se despedía con esa luz especial que solo tiene septiembre en la capital, bañando la Plaza Mayor en un resplandor único, y ese rojo tan característico de la firma. Entre balcones barrocos y el murmullo expectante del público, el histórico enclave se preparaba para escribir una nueva página en la historia de la moda.
“La diferencia entre la moda y el arte es que la moda es arte en movimiento.” La célebre reflexión de Carolina Herrera parecía cobrar vida en ese instante. Porque anoche, bajo un atardecer mágico, la Plaza Mayor se transformó en un escenario soñado para recibir la colección primavera-verano 2026 de la firma. Madrid fue testigo de un acontecimiento histórico: la maison trasladaba su gran desfile desde Nueva York a España por primera vez en más de cuatro décadas.

El ambiente era eléctrico, como si cada piedra de la plaza supiera que estaba viviendo un capítulo inolvidable. Invitados de la moda, la cultura y la sociedad madrileña se dieron cita en el gran “place to be” del año. Más de 800 invitados internacionales ocuparon los asientos dispuestos alrededor del histórico espacio, en un evento retransmitido en streaming a todo el mundo, confirmando así la dimensión global de la cita. Sebastián Yatra, Nieves Álvarez, Carmen Lomana, Almodóvar o Lola Lolita.
Y sobre la pasarela, Wes Gordon, director creativo de la casa, desplegó su particular declaración de amor a la capital: “A love letter to Madrid”. La colección se movió entre tradición y modernidad. Hubo blusas de organza con mangas arquitectónicas, vestidos bordados en hilos dorados y negros, faldas vaporosas de seda que parecían flotar con la brisa nocturna y trajes de impecable sastrería en blanco y amarillo mostaza que evocaban la luz de la primavera madrileña. Los accesorios elevaron cada look: bolsos rígidos convertidos en piezas joya y joyería XXL con perlas y flores, transformadas en auténticas esculturas.
"Una carta de amor a Madrid, una ciudad de contrastes, precisión, carácter y belleza". Es por eso que la propuesta artística incluía guiños a símbolos madrileños: el chocolate con churros de San Ginés, el cocido de Lhardy, la Cibeles, el Café Gijón, los caramelos de La Violeta y hasta la tipografía de los azulejos de las calles del centro. La elección de la Plaza Mayor tampoco era casual. Carolina Adriana Herrera, hija de la diseñadora y del fallecido Reinaldo Herrera, reside en Madrid desde hace más de dos décadas. Aquí compró su primera casa, y aquí se cerraba anoche un círculo personal y familiar que dotó de aún más significado a la cita.

Este desfile, además, se suma a la lista de espectáculos memorables que ha firmado en enclaves icónicos de todo el mundo. En 2023, Carolina Herrera sorprendió con un montaje en Río de Janeiro y, en 2024, repitió éxito en el Museo Anahuacalli de México. Madrid, por tanto, se une ahora a ese mapa privilegiado de ciudades que han acogido el poderío creativo de Wes Gordon y su equipo. Una línea bañada por colores cálidos, entre los que han destacado el rojo, el burdeos, un fucsia electrizante, violeta, lila, rosa, almendra y negro azabache.
Ha sido el cine de Pedro Almodóvar, con sus inesperadas mezclas de estampados y colores de su universo, lo que ha inspirado parte de esta colección; así como mujeres tan icónicas como Paloma Picasso o Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba. El clavel, flor de Madrid, ha protagonizado intrincados bordados y jacquards; así como la violeta, guiño a los caramelos típicos de la ciudad. No ha faltado un homenaje a la Rosaleda del Retiro y sus rosales, también presentes en vestidos de ensueño. Diseños con mucho movimiento, delicadas puntillas, bordados y pedrería.

En el vídeo promocional, la propia Carolina Herrera confesaba: “Siempre he tenido una conexión muy grande con España. Me gusta muchísimo Madrid: su clima, el cielo, todo”. Una declaración que ayer cobró vida en un desfile que fue, además de una propuesta de moda, un manifiesto cultural.
La Plaza Mayor se convirtió en arte en movimiento, en el reflejo de una elegancia sin edad ni tiempo. Y Madrid, anoche, brilló como capital mundial de la moda.

El broche de oro llegó después: tras el desfile, el Casino de Madrid se transformó por unas horas en el Hotel La Bomba para acoger una gran fiesta que se prolongó hasta bien entrada la madrugada. Allí, diseñadores, modelos, invitados y personalidades celebraron el triunfo de Carolina Herrera en la ciudad, poniendo un colofón vibrante a una semana que será recordada como la más especial de la firma en España. Porque Madrid también se enamoró de Carolina.
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