Presentación

El negocio «curvy»: las top cobran cinco veces más

Las modelos de talla mayor a la comercial no sólo están de moda: protagonizan un movimiento floreciente y son estrellas de Instagram.

Una modelo en la pasarela de Elena Miró
Una modelo en la pasarela de Elena Mirólarazon

Las modelos de talla mayor a la comercial no sólo están de moda: protagonizan un movimiento floreciente y son estrellas de Instagram.

Cheryl Tiegs tiene el honor de haber sido la primera modelo de la portada de «Sports Illustrated», una publicación de referencia cuando hablamos de moda de baño y una de las cabeceras que consigue encumbrar a las modelos como iconos de la belleza femenina. Elle McPherson es la reina histórica de esta primera página, por la que han pasado «celebrities» como Beyoncé o, incluso, la española Judith Mascó, que firmó ahí uno de sus trabajos más importantes a nivel internacional. Pero todo empezó con Tiegs, hoy de 68 años, y que hace unos días tuvo el dudoso gusto de poner en solfa la publicación por llevar a esa codiciada portada a una modelo que no cumplía los exigentes 90-60-90 a los que los cánones clásicos de la moda nos tienen acostumbrados.

Maniquíes XXL

La maniquí que aparecía en tan codiciada posición era Ashley Graham, una de las «top models» de la sección «curvy» o plus de las agencias de modelos. «No me gusta que se hable de mujeres XXL porque las están embelleciendo. Tu cintura no debería medir más de 90 centímetros», aseguraba Tiegs, que al poco de hacer esa aseveración pretendió corregirse sin mucha fortuna en Facebook, afirmando que no sólo se refería a las «curvies», sino también a las extremadamente delgadas: «Quiero que todo el mundo esté tan saludable como sea posible».

Cierto es que razón no le falta a la ex modelo, pero quizá se equivocó en el planteamiento que hay detrás de toda la tendencia «curvy», que encontramos cada vez más presente en nuestro entorno. Es un hecho que las mujeres se sienten cada vez más orgullosas de su cuerpo y defienden las curvas, pero esto no quiere decir que se apueste por el sobrepeso: «Nosotras no decimos que estar gordo sea sano», afirma Raquel Carrera, autora de SoyCurvi.com, uno de los blogs de referencia sobre este campo en nuestro país. «De lo que hablamos es de que hay que dejar de sentir presión por cómo eres físicamente. No nos referimos a que la gente no sea responsable de su cuerpo, lo primero es estar sano. Lo que proponemos es aceptarnos tal y como somos», explica.

Mundo «healthy»

«Sports Illustrated» no ha sido ni mucho menos la primera publicación que ha apostado por llevar a su portada a una modelo con curvas. La primera en hacerlo fue «Vogue Italia». La versión transalpina de la llamada «biblia de la moda» lleva desde hace años dedicando un apartado a esta realidad, e incluso le llegó a ceder la primera página a una instantánea que dio la vuelta al mundo: el prestigioso fotógrafo Steven Meisel inmortalizaba en blanco y negro a Candice Huffine, Robyn Lawley y Tara Lynn (tres de las «top models plus») en uno de los retratos más bellos y sensuales que se recuerdan en la revista. Este golpe sobre la mesa de Franca Sozzani causó un gran impacto y ha ido calando poco a poco en todas las publicaciones e, incluso, en nuestro día a día. Como resalta Carrera, «cada vez se habla menos de dietas y más de estar sano; las revistas ya no defienden la delgadez sino la salud». Es decir, no nos importan tanto las curvas sino el concepto «healthy», como resaltábamos unas líneas más arriba.

Pero este trío de modelos no ha sido el único que hemos visto que no cumple los cánones establecidos en la portada. De hecho, tanto Lynn como Huffine, Lawley o Graham se han prodigado mucho en las revistas: «Elle», «Vogue» y «Woman» son sólo algunas de las cabeceras que las han llevado hasta la primera página para sumarse a un movimiento que ha hecho de ellas verdaderas estrellas. «Los salarios de estas modelos pueden llegar a quintuplicar el de una modelo normal», asegura Domingo Cruz, director de MFShow, la pasarela madrileña que dedica también un espacio a la moda plus. «Y no sólo las supermodelos. Realizar un desfile de este tipo conlleva unas modelos especiales, normalmente internacionales, que son más difíciles de encontrar, por lo que no sólo su salario es superior, sino que también el coste de producción del propio desfile aumenta», añade.

Y compensa porque, como reconoce Cruz, el público responde: «Hay picos muy fuertes en redes sociales cada vez que realizamos un desfile de este tipo y el impacto en Prensa es incluso superior a tres días de desfiles masculinos». Las mismas Lynn, Huffine, Lawley y Graham figuran ya como «celebrities», tienen agencias que las representan en todo el mundo (Francina Models, en España) y son estrellas de internet: acumulan millones de seguidores en Instragram, lo que las convierte en verdaderas «influencers». Sumémosle a las figuras de pasarela artistas como Adele o Beth Ditto y entenderemos que la sociedad está empezando a olvidar (o eso parece) el gusto por la androginia y la ausencia de formas con que despedimos el siglo XX.

Hace unos años Dove planteaba la liberación de la mujer de la religión del canon perfecto a través de una campaña que abogaba por las féminas reales. Hace unos meses, por otra parte, Victoria’s Secret, la compañía con más ángeles por metro cuadrado, lanzaba su polémico lema «The Perfect Body», al que siguió una gran contestación en internet en la que miles de mujeres agrupadas bajo el «hashtag» #Iamperfect dejaban ver a la firma americana que los cuerpos que no cumplían esas exigencias no tenían nada de imperfectos. Pero qué es en realidad una mujer real: «Más que cambiar el concepto de mujer delgada, lo que está cambiando es el propio concepto de mujer», comenta Carrera, y añade: «No nos gusta mucho la idea de mujer real. ¡Gisele Bündchen es tan real como cualquiera de nosotras! No va de eso, va de aceptar tu cuerpo y, sobre todo, de generar tu propio estándar de belleza para que te sientas bien contigo misma». «Es cierto que estamos ante un cambio de concepto de mujer», afirma el prestigioso fotógrafo Gian Paolo Barbieri, que acaba de firmar una colaboración con la firma Elena Miró, especialista en moda plus. «A la industria le interesa ahora las modelos de tallas más grandes, la belleza que se encontraba en la mujer delgada ahora se encuentra también en las que tienen curvas, incluso se las considera más interesantes». Y él sabe de eso, ya que por el objetivo de su cámara han pasado iconos como Sophia Loren o Monica Bellucci.

Negocio en auge

El mercado da la razón a esta nueva concepción de mujer: cada vez son más las marcas que lanzan sus líneas de tallas grandes o que rejuvenecen esta sección a la que tenían casi olvidada: «Está siendo algo muy progresivo. Uno de los problemas con los que te topabas cuando tenías sobrepeso, además de aceptarte, era que no encontrabas ropa que te gustara, que fuera moderna y resaltarse tus curvas», resume Carrer, y añade: «Era difícil sentirse guapa. Ahora marcas como Elena Miró o Marina Rinaldi están rejuveneciendo sus líneas. Ya encontramos prendas incluso sexys». Y las cifras acompañan: Miró confirma, tanto a nivel nacional como internacional, un aumento progresivo de sus ventas que lleva produciéndose desde hace ya unos años. Y no es la única. Mango y H&M, por citar dos más, también quieren parte de este negocio en auge. Es más, la propia Ditto acaba de presentar recientemente una colección destinada a mujeres «extra large» con un marcado estilo punk. Hay moda más allá de la 44.