Moda
Jean Paul Gaultier homenajea a su musa de los 80 en la Alta Costura de París
La Alta Costura homenajeó ayer tiempos pasados que han dejado impronta: un viaje a la India de principios del siglo XX de la mano de Elie Saab o una fiesta de los años 80 en la discoteca más famosa de París conla cantante Edwige Belmore, cortesía de Jean Paul Gaultier.
Gaultier mantuvo la emoción y la diversión a flor de piel durante todo el desfile con un homenaje a la que fuera su musa, la cantante Edwige Belmore, "el más bello ángel platino jamás conocido", según Gaultier.
Belmore, que murió el pasado mes de septiembre, fue una figura inolvidable de la escena parisina en los años 80 gracias a su estética andrógina, su pelo platino y su look punk.
El escenario fue una recreación de la discoteca Platino, una legendaria sala de fiestas que vio pasar a lo más moderno del momento en la ciudad de las luces.
Con un modelo representando a Belmore en la entrada de una puerta que simulaba la entrada del "Palace", las chicas de Gaultier salían de la discoteca para desfilar fumando, bebiendo champán en copas o refrescos en latas, pero siempre con mucha, mucha actitud.
Prendas de hombre adaptadas a la silueta femenina con chaquetas masculinas que se convierten en vestidos, o que se posan en los hombros sobre vestidos lenceros.
Los pantalones se llevan con camisas, tirantes y corbata y amplias chaquetas atadas a la cintura con estampados de rayas o de pañuelos adornados con lentejuelas y detalles en raso.
El peinado fue tan punk como la actitud de las modelos, que reían y hablaban entre ellas durante el desfile, cardado para las largas melenas y con flequillo y teñido de rubio platino para los cabellos cortos.
Un espléndido y alegre Jean Paul Gaultier salió a bailar con las modelos y los invitados al final del desfile, entre los que no faltaron la cantante Fergie o el diseñador de zapatos Christian Louboutin.
Con la selva de la India como telón de fondo y la música de The Doors para ambientar, Elie Saab se remontó a los looks de las británicas que vivían o exploraban la India cuando aún era colonia inglesa a principios del siglo XX.
La muselina de seda y el georgette aligeran los tejidos dándole un aire más deportivo aunque, como no puede ser de otra manera en Elie Saab, manteniendo el "allure"femenino y ultra sofisticado.
Los vestidos se presentaron como túnicas rectas, aunque los pañuelos, colocados de forma asimétrica, como es aún costumbre en el sari indio, ayudaron a acentuar las formas alrededor de los hombros, junto a riñoneras de alta gama que marcan al mismo tiempo la cintura.
Un sari, eso sí, con transparencias y occidentalizado en blanco, beige o azul cobalto y cargado de fino encaje, perlas y flores bordadas en tres dimensiones en una técnica de costura muy elaborada.
El diseñador también dejó hueco para los estampados que integraron los paisajes de selva del país asiático, junto a un cinturón con tirantes, versión revisada del modelo de explorador.
Curiosa mezcla de accesorios que, para remarcar el espíritu aventurero de las que se atreven, combina los vestidos más lujosos con botas de cordones en colores pastel.
Diademas y aros de tamaño XL repletos de brillantes ponían la guinda a estilismos sofisticadamente recargados, incluso con casquetes de pedrería.
Efe
✕
Accede a tu cuenta para comentar