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La novia «millenial» ya no quiere ser princesa

Los nacidos entre los años 1980 y 2000, revolucionarán el panorama nupcial.

La novia «millenial» ya no quiere ser princesa
La novia «millenial» ya no quiere ser princesalarazon

Los nacidos entre los años 1980 y 2000, revolucionarán el panorama nupcial.

Sentirte como Grace Kelly entrando en la catedral de Mónaco ante la atenta mirada de las miles de personas que no quisieron perderse la boda del siglo; o como Lady Di saliendo de aquella carroza de cristal que se quedó pequeña para los 25 metros de cola que medía su vestido. Las novias «millenials», las nacidas entre 1980 y 2000, ya no sueñan con una boda de cuento de hadas. Prefieren mantenerse fieles a su estilo y organizar una ceremonia a su medida, sin protocolos ni guiones establecidos.

El papel de ellos es lo que sigue intacto. Los chicos continúan sin mostrar demasiado interés en cómo será la fiesta y reducen sus decisiones, básicamente, a escoger el traje. Éstas son sólo algunas de las conclusiones del estudio «Millenial Brides», dirigido por el profesor de la escuela de negocios IESE, José Luis Nueno, con motivo de la próxima edición de la Barcelona Bridal Week, que tendrá lugar en la capital catalana entre el 26 y el 29 de abril.

Bodas tardías

Esta nueva generación de novios dominará en los próximos años los enlaces matrimoniales, pero son el grupo menos numeroso de los últimos treinta. Además, se casan más tarde, de media a los 31, pues prefieren esperar a tener el poder adquisitivo suficiente para poder costear la boda. Por todo ello, no extraña que la industria nupcial esté preocupada y quiera diseccionar el perfil de estos nuevos jóvenes casaderos. El vestido de la novia sigue siendo la parte fundamental y en la que no se escatima dinero, de una media de 1.600 euros, algo más que al principio de la crisis. Pero lo que cambia es la manera de elegirlo. En este punto es donde toman un papel fundamental el smarphone y las redes sociales, cuyo uso intensivo caracteriza a los veinteañeros y treinteañeros de hoy día. El proceso de búsqueda del vestido empieza en Instagram, Pinterest, Facebook y Google, para después compartir con amigas y familiares las fotografías de los seleccionados. También se tienen en cuenta las propuestas que lucen las «celebrities», aunque la compra finalmente se hace en una tienda convencional y con todas las pruebas pertinentes.

En cuanto al restaurante y los detalles la secuencia es más o menos la misma. Las redes son una fuente de inspiración y el lugar donde las futuras novias ojean las primeras opciones. Las ceremonias de ahora son más imaginativas y personalizadas, se buscan servicios a medida que conviertan el enlace en un acontecimiento único.

La investigación exhaustiva sobre cómo será la fiesta, ya que se mirarán bien todas y cada una de las opciones y se tendrá en cuenta el gasto –ahora hay más parejas que se costean su boda y que no tienen en cuenta las recomendaciones de padres y suegros–, empieza unos diez meses antes. En total, se gastarán 16.800 euros de media en el gran día.