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Meghan Markle recupera el poder del traje negro en Nueva York con su look más elegante y minimalista
Después de brillar en la Semana de la Moda de París

El príncipe Harry y Meghan Markle reaparecieron en Nueva York para presidir la tercera gala anual del Día Mundial de la Salud Mental, un evento benéfico organizado por Project Healthy Minds. Pero, como era de esperar, todas las miradas se centraron en el impecable look de Meghan, que volvió a demostrar por qué es una de las mujeres más influyentes del panorama internacional en materia de estilo.
El look con el que Meghan apuesta por la elegancia absoluta
Para esta cita tan especial, la duquesa de Sussex escogió un traje sastre negro, una elección que se ha convertido en una de sus señas de identidad. El conjunto, formado por una blazer entallada con solapas marcadas y pantalones de corte recto ligeramente acampanado, resalta su silueta y aporta un aire de poder y sofisticación muy en la línea del quiet luxury que tanto domina Meghan.

Debajo de la americana, la exactriz apostó por un escote profundo que aporta el toque femenino al conjunto, equilibrando la sobriedad del negro con una dosis justa de sensualidad. Un clutch negro rígido y unos stilettos en el mismo tono completaron el estilismo con una armonía perfecta.
Un beauty look luminoso y natural
En cuanto a su beauty look, Meghan volvió a decantarse por su estilo más natural. Llevó el cabello recogido en una coleta baja pulida con raya en medio, un peinado que deja todo el protagonismo a su rostro. El maquillaje fue sencillo pero favorecedor: piel jugosa, ojos ligeramente ahumados en tonos neutros y labios nude con un acabado satinado.
La joya clave del look fue un collar dorado de eslabones gruesos, una pieza de inspiración minimalista que añadía un punto de brillo y modernidad al conjunto, reafirmando el equilibrio perfecto entre sobriedad y sofisticación que siempre define su estilo.
La pareja, más unida que nunca en un acto con propósito
Durante la gala, Meghan Markle y Harry se mostraron especialmente cómplices. El evento, centrado en la salud mental y el bienestar emocional, es una causa muy vinculada a ambos desde hace años. La duquesa, vestida de negro, transmitió no solo elegancia sino también autoridad, serenidad y compromiso, proyectando una imagen fuerte y serena.

Con este look, Meghan vuelve a dejar claro que los básicos nunca fallan y que un traje negro bien estructurado puede ser sinónimo de poder y elegancia atemporal. Un guiño a su propio estilo y al mensaje que siempre ha defendido: menos es más.
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