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¿Qué son los Labubus y que los hace tan especiales?
Entre el universo kawaii, la nostalgia de la infancia y la lógica de los coleccionables de lujo, los Labubus se han convertido en mucho más que simples peluches con cara de pocos amigos

Durante décadas, los peluches fueron sinónimo de ternura: grandes ojos brillantes, sonrisas amables y colores pastel. Los Labubus, en cambio, rompen con esa tradición. Son criaturas de mirada desafiante, dientes afilados y gestos casi grotescos. Lo sorprendente es que, en lugar de provocar rechazo, generan fascinación.
Ese magnetismo se refleja en cifras: en 2023 la compañía Pop Mart vendió más de 60 millones de figuras coleccionables en todo el mundo. Dentro de ese catálogo, los Labubus se han convertido en los auténticos protagonistas del fenómeno. Lo que antes habría parecido un juguete "feo" o incluso inquietante, hoy es un accesorio de culto que cuelga de bolsos de moda, aparece en editoriales y acumula listas de espera en tiendas.
Del sótano al "it-bag"
Para quienes crecieron rodeados de personajes como Hello Kitty, Pokémon o Totoro, los Labubus funcionan como una especie de respuesta adulta al imaginario de la infancia. Encarnan esa mezcla de rebeldía y vulnerabilidad que acompaña a la adolescencia.
En Japón o China, ver a un adulto -incluidos hombres- con un muñeco colgando de su bolso no sorprende a nadie. Allí, la cultura kawaii se ha integrado en lo cotidiano, y los accesorios de peluche son parte del lenguaje visual urbano. Lo interesante es cómo Pop Mart ha exportado ese gesto al mundo entero: ediciones limitadas, lanzamientos sorpresa y la lógica del blind box (caja cerrada que oculta qué modelo tocará), transforman la compra en un ritual de azar y deseo que recuerda al coleccionismo de sneakers o a la fiebre por las colaboraciones de moda.
El salto del Labubu a la moda occidental ha sido meteórico. En ciudades como París o Berlín, las tiendas de Pop Mart abren con colas que recuerdan a un drop de Supreme o Nike. Influencers de estilo se graban abriendo sus cajas de Labubu con la misma emoción que un bolso de diseñador, y los modelos customizados -con collares dorados, guiños a Louis Vuitton o detalles artesanales- circulan ya en el mercado de la reventa con precios inflados.
Los Labubus se han convertido en un "it-accessory" democrático: cuestan mucho menos que un bolso de lujo, pero ofrecen la misma exclusividad emocional que da pertenecer a una comunidad global de iniciados.
Nostalgia y resistencia
Más allá del hype, el éxito de los Labubus conecta con algo más íntimo: la nostalgia. Evocan a la infancia, pero no en su versión edulcorada, sino en la contradicción real de crecer: la rabia, la inseguridad, el deseo de ser aceptado y la necesidad de diferenciarse.
Por eso tantos adultos -sobre todo millennials y Gen Z- los adoptan como un símbolo identitario. Llevar un Labubu es abrazar la rareza que antes se ocultaba. Es un guiño al niño interior, pero también una declaración de principios: ser sensible, raro o poco convencional puede ser un acto de fortaleza.
Más que un peluche, un statement
En definitiva, lo que hace especial a los Labubus no es solo su diseño estrafalario, sino lo que representan. Son coleccionables de lujo accesible, regidos por la lógica del hype, funcionan como símbolos de nostalgia millennial y Gen Z, un puente entre lo que fuimos y lo que queremos ser. Y se han convertido en accesorios de moda disruptivos, que cuestionan nuestra idea de lo "bonito" y lo "apto para adultos".
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