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Sarah Jessica Parker deslumbra en Londres y eclipsa a la reina Camila con el vestido negro de cóctel más elegante del otoño
La actriz neoyorquina viajó a Reino Unido para participar como jurado del Premio Booker y dejó una lección de estilo con un look sobrio, sofisticado y lleno de guiños de alta moda

Sarah Jessica Parkerha vuelto a demostrar por qué es —dentro y fuera de la pantalla— uno de los grandes iconos de estilo de nuestro tiempo. La actriz, eterna protagonista de Sexo en Nueva York, viajó hasta Londres para formar parte del jurado del prestigioso Premio Booker, una cita literaria celebrada en Clarence House, la residencia oficial del rey Carlos y la reina Camila.Aunque la velada estaba dedicada a las letras, fue la moda la que se llevó todos los titulares gracias a la impecable elección de la intérprete.
Una aparición de cine (y de estilo) en Clarence House
La neoyorquina acaparó todos los flashes desde el primer momento. A sus 60 años, Sarah Jessica Parker sigue derrochando ese carisma que la ha convertido en una de las mujeres que mejor visten del planeta. Su presencia en la recepción literaria, junto a personalidades como Camila o el escritor David Szalay, fue una auténtica lección de elegancia atemporal: sin artificios, pero con el sello inconfundible de quien domina el lenguaje de la moda como nadie.

La actriz apostó por una fórmula infalible: el vestido negro de cóctel. Una pieza clave del fondo de armario femenino que Sarah Jessica Parker supo reinterpretar con su habitual maestría. El diseño, de falda evasé con acabado plisado, caía con una fluidez impecable, aportando movimiento y sofisticación a cada paso. Un corte midi clásico, favorecedor y perfecto para este tipo de eventos vespertinos.
Una chaqueta joya que transforma el look
El toque diferenciador llegó con una chaqueta cropped satinada que elevó el conjunto hasta lo magistral. Confeccionada en un tejido brillante y estructurado, presentaba hombros voluminosos, manga larga y botones joya en tono azul celeste. Pero lo más llamativo eran los bordados florales con paillettes en azul y amarillo que decoraban el centro de la prenda. Un guiño teatral y casi artístico que añadía textura, brillo y personalidad al look, en perfecta sintonía con el espíritu creativo de la velada.
El resultado fue un equilibrio perfecto entre la sobriedad británica y la sofisticación neoyorquina. Parker consiguió modernizar el clásico vestido negro con detalles de alta costura que, sin restarle elegancia, lo convirtieron en una auténtica pieza de museo.
El poder está en los accesorios
Como buena conocedora del efecto que tienen los complementos, la actriz completó su estilismo con zapatos de salón en satén granate, una elección sutil pero con un punto inesperado que aportaba color y contraste al conjunto. En el terreno de la joyería, optó por pendientes de diamantes y un collar con piedras rosas, pegado al cuello, que enmarcaba su rostro y reforzaba la idea de lujo contenido.
Su melena suelta, peinada con ondas suaves y raya al medio, mantenía la naturalidad que siempre ha sido parte de su sello personal. El maquillaje, discreto y luminoso, puso el broche final a un look que conjugaba madurez, estilo y confianza.
Una lección de estilo frente a la reina Camila
El encuentro entre ambas dejó claro que la moda también habla en los eventos oficiales. Mientras la reina Camila apostó por un vestido de lunares en blanco y negro, de aire más tradicional, Parker apostó por el contraste: un cóctel de modernidad y elegancia que demostró que el “menos es más” sigue funcionando cuando se domina el arte de los detalles.
Con esta aparición, Sarah Jessica Parker reafirma su posición en el top de los iconos de moda internacionales, una categoría reservada a muy pocas. Su look en Londres no solo fue un acierto estético, sino también una declaración de intenciones: la actriz sigue recordando, con cada aparición, que la elegancia no tiene edad ni tendencia que la limite.
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