Tecnología

¿Por qué ha renacido la cámara digital?

Tras triunfar en los 2000, ahora regresa en un intento (‘spoiler’: fallido) de dominar la naturalidad que los filtros y las poses han puesto en peligrode extinción.

Kendall Jenner, haciendo una foto
Kendall Jenner, haciendo una fotoLifestyle

La obsesión de la generación Z por la tendencia Y2K no solo queda patente en tendencias como los pantalones de talle bajo (bajísimo, en realidad) y el comeback de firmas como Abercrombie & Fitch, sino en un repentino amor por los comienzos del mundo digital. En una sociedad en la que la tecnología se ha convertido en el pilar básico y en la que los smartphones son casi un apéndice más de las personas, la fórmula para combatir la invasión de la hiperconexión es el regreso al pasado.

Christian Coppola, en el desfile de Saint Laurent
Christian Coppola, en el desfile de Saint LaurentLifestyle

Es imposible ir a un concierto o incluso a un desfile de moda sin que el 90 % de los asistentes esté viendo el show a través de la pantalla de su teléfono móvil. Incluso artistas como Jeff Tweedy y Björk le han rogado a sus fans que disfruten de sus actuaciones sin hacer uso de su +1 tecnológico. De hecho, el afán por capturarlo todo con nuestros teléfonos es el responsable del fenómeno del foodstagraming, ese por el cual antes de comer cualquier plato en un restaurante, nos empeñamos en hacerle una fotografía. “Por favor, no fotografiéis nuestros platos. El chef cree que la belleza de sus creaciones radica en su naturaleza efímera”, le dice la camarera a uno de los protagonistas de la película El menú. Frente a este ansia por la inmediatez, la aplicación BeReal, conocida como la app anti-Instagram, se ha convertido en la preferida de quienes valoran su inmediatez, su ausencia de filtros y la tranquilidad de saber que las imágenes desaparecen en 24 horas.

Kaia Gerber
Kaia GerberLifestyle

Pero lo más sorprendente ha sido el renacer de las cámaras digitales de antaño, esas con las que la generación Z ha redescubierto el placer de la fotografía. Hablamos de esos modelos con los que en los 2000 estuvo de moda capturar a los animales nocturnos en las fiestas de las grandes ciudades, esas que dieron a conocer a personajes como Cory Kennedy y que eran capaces de reflejar una era sin filtros en la que la narrativa la manejaban los fotógrafos, no los que eran inmortalizados, como sí ocurre ahora con las redes sociales. Esas imágenes ligeramente borrosas y esa magnética crudeza son las que ahora aman los más jóvenes, con modelos como Bella Hadid presumiendo de sus cámaras digitales en sus redes, a las que también sube fotografías borrosas. En España, el fotógrafo Gerard Estadella fue uno de los que hicieron de la ‘foto-party’ un arte del que todos querían formar parte. Si eras inmortalizado por él, eras alguien, si no… “Me parece genial este interés por el pasado, porque las nuevas generaciones están empleando el mismo tipo de cámara con el que yo comencé. Tiene doble mérito, porque no es fácil hacer bien las fotos con estos modelos. Espero, eso sí, que no se queden con un ‘gag’ y que no les de igual si la foto sale borrosa o quemada. Ya que usan cámaras digitales, que valoren lo difícil que fue comenzar con ellas y que aprendan”, señala.

En TikTok, el hashtag #digitalcamera tiene más de 184 millones de visitas, mientras que las búsquedas de cámaras digitales en eBay han aumentado un 10 % en un año y las ventas de los modelos Canon Powershot, Kodak EasyShare y Nikon Coolpix se han disparado. Lo que para los millennials fue una novedad y en la actualidad se antoja antiguo es ahora para la generación Z un nuevo caramelo que degustar en un intento de desvincularse de la dependencia de los móviles. Como señala un estudio de Cáritas, el 36,7 % de los adolescentes de entre 12 y 17 años pasa con el móvil más de seis horas al día, un porcentaje que supone un uso abusivo de las pantallas.

Pero no nos engañemos: esta nostalgia Y2K hacia la tecnología del pasado más reciente, aunque responde a la emoción que despierta poder hacer fotografías al margen de los teléfonos móviles, sigue encontrando finalmente en las redes sociales su escenario, porque el universo digital no puede ya separarse de la vida real y sigue imponiendo sus atajos, algo que es precisamente lo que Gerard Estadella quiere matizar al hablar de esta tendencia. “No seamos ingenuos: estas fotografías siguen pasando por el móvil, por aplicaciones de retoques estéticos y por filtros que antaño no empleábamos. Éramos más raw y directos. Si esta generación quiere aprender un poco sobre cómo se hacían las cosas antes, tendrían que dejarse de retoques”, dice el fotógrafo.

Los jóvenes han encontrado en las cámaras digitales sus acompañantes idóneos en fiestas e incluso en desfiles, como demuestra Brooklyn Beckham, que desde el front row de los shows a los que es invitado inmortaliza sus looks preferidos con su inseparable cámara. El objetivo es buscar una mirada diferente que ya no es solo la que aporta el que toma la fotografía, sino la que dan el formato y la propia cámara. En esta incesante búsqueda por una imagen diferente, por cierto, una de las últimas tendencias fetiche de las nuevas generaciones es fotografiarse en los espejos de tráfico, que ofrecen un reflejo algo distorsionado que es precisamente el que ahora se busca. Desde el selfie 0.5 (con un gran angular y un toque cómico) hasta el aspecto vintage y natural de las cámaras digitales, las fotografías y los autorretratos buscan ahora no solo capturar el momento, sino hacerlo de una manera más natural, apostando sin embargo por fórmulas que al ser tan premeditadas, terminan por ser más artificiales que las que buscan estrategias estéticas. Ya lo dijo Oscar Wilde: ser natural es la más difícil de las poses.