Literatura

Literatura

«Ahora ya somos conscientes de que no vale todo»

Los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro cumplen 20 años y meten sus narices en el corazón del narco

Lorenzo Silva
Lorenzo Silvalarazon

“Lejos del corazón” (Destino) es la última novela de Lorenzo Silvia (Madrid, 1966) y el escenario de las aventuras de sus protagonistas el Estrecho de Gibraltar. El escritor entreteje una trama entre la ficción y la realidad en el avispero del narcotráfico.

–Está claro que estos 20 años de Bevilacqua y Chamorro han dado para mucho. ¿Esperaba el éxito de esta pareja cuando comenzó a escribir sus aventuras?

–Pues hombre, más de lo que esperaba cuando empecé a escribir desde luego. Lo que me planteé entonces fue hacer un pequeño experimento para crear un tipo de historias, un personaje, que yo no veía en la novela negra española y que me parecía que podía tener su interés. Tampoco veía claro si el experimento iba a salir bien. Al escribir la primera novela el resultado no me pareció malo, pero la primera respuesta que tuve fue muy fría, porque la mandé a una serie de editoriales y nadie quiso sacarla. Cuando salió, tres años más tarde, sí me di cuenta de que había un potencial que no había intuido inicialmente. Más que interesarse por lo que pasa en mis libros, por las historias, tengo la certeza de que muchos de mis lectores han entablado una relación afectiva con mis personajes.

–¿Y los personajes han cambiado en estas dos décadas?

–Pues creo que se mantienen fieles a su espíritu, que básicamente se explica diciendo que son dos trabajadores. Son dos currantes. Ellos se conocieron trabajando, siguen igual, y además son dos personajes a los que la vida no les ha repartido siempre las mejores cartas, por lo que han aprendido a hacerlo con las que tienen. Siempre eran medianas o de baja puntuación, pero lejos de amargarse o deprimirse al final se reivindican con estas cartas.

–Pero ambos han protagonizan una serie que es una radiografía de lo que ha pasado en nuestro país en esos años.

–Digamos que eso ya está en la primera novela: situar el crimen en una zona estival, turística, en Mallorca, y en el corazón de lo que es la primera industria del país. En el resto, cuando me di cuenta del potencial que había, si traté de ir haciendo una radiografía para que cada novela abordara temas interesantes en la actualidad española.

–Seguro que me puede contar entonces cómo es verdaderamente España.

–Es muy complejo porque se trata de un país que ha dado un salto adelante espectacular. Hay que tener en cuenta de dónde partíamos nosotros en los años 70, teníamos menor ventaja que los otros pero hemos progresado en muchos aspectos. Por ejemplo, en la competencia y profesionalidad de los cuerpos de seguridad del Estado también ha sido muy importante. Ha habido una radicalización social con la incorporación de la mujer a muchos ámbitos de la sociedad, no sólo en instituciones cerradas hace años para ellas, sino que entonces las mujeres tenían menos derechos civiles que los hombres. El país ha dado pasos adelante importantes, pero en estos veinte años se ha tomado conciencia de que se ha fallado a sí mismo. Lo ha hecho tomando decisiones estratégicas y se ha equivocado al elegir a las personas que tuvieron que hacerlas. Ahora ya somos conscientes de que no vale todo y que las cosas hay que hacerlas de otra manera. Durante los últimos 20 años hemos sido frívolos y poco exigentes.

–En cualquier caso, viendo cómo estamos parece que es la crónica de un fracaso.

No diría eso, pienso que es la crónica de un éxito no tan grande como podría haber sido y hemos perdido oportunidades, recursos. Esas cuentas que han sacado hace poco de casi 100.000 millones de euros dilapidados en infraestructuras inútiles dan que pensar, imagina ese dinero puesto al servicio de otro tipo de intenciones. No diría que hemos fracasado en todo, mejor que no hemos acertado.

–Pero ese dinero no ha sido abducido por ovni..., ¿alguien se ha llevado la pasta?

Desde luego, es un error grave y lo digo, lo que pasa es que el dinero está en parte del coste de estas infraestructuras que no han servido para nada, pero otra parte ya sabemos en donde está, en beneficios particulares. Es evidente y demuestra que hay una falta de mecanismos de gestión del gasto público, necesitamos que no haya un control a posteriori cuando todo es irreparable.

–Seguro que sabe qué es lo que está pasando en el Campo de Gibraltar.

Bueno, pues se dan unas circunstancias muy complejas. Una sociedad con muchas carencias en términos de educación y empleo que se encuentra en plena ruta de paso de África y Europa, en el paso entre Oriente y Occidente, en el que hay muchos intereses creados y para acabar, al otro lado del estrecho hay una plantación de droga y un paraíso fiscal. Es decir, todo eso genera una realidad muy compleja que genera una realidad muy problemática. Luego, lo que ha pasado durante muchos años es que los que viven de una economía ilícita se han crecido demasiado.