Historia

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Alfonso, eres el más grande

La Razón
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Hay temas por los que paso de puntillas; no por cobardía o comodidad, no, porque hay mucho dolor, muchas tragedias en ellos. Puedo con mi osadía desmedida escribir de casi todo, pero hay temas donde percibo mi incapacidad para entrar en los mismos con el decoro, respeto y grandeza que requieren. Después del comunicado de ETA, con esa especie de perdón con freno y marcha atrás, se han escrito grandes artículos; se han dicho cosas inteligentes, grandes; se les ha visto el plumero a muchos, no han dicho ni pío los que estaban más obligados a ello. En medio de todo aparece «Un Perdón injusto» , la magnífica reflexión que en forma de artículo nos ofrece Alfonso Ussía en este periódico el domingo. Este artículo, como sin duda otros, tendría que ser de obligada lectura, en este tiempo de arrepentimientos con hielo y gaseosa. Hay muchos, más de lo que sería deseable, que lo despacharán con un «menudo facha», sin que le traspase nada, pero seguro que habrá muchísimos que aplaudan, sobre todo aquellos que por miedo, en unos momentos que era para tenerlo, donde había que ser un héroe para enfrentarse a una banda que utilizó el terror hasta sus últimas consecuencias, no podían hablar. No hay duda, son las víctimas con la que hay que estar más que nunca, para que ellosocupen la portada de esta sangrienta historia. No se la pueden arrebatar los verdugos. También tantísima gente que tuvo que convivir muchos años con la amenaza, la extorsión, el desprecio y un miedo que les helaba cada segundo de sus vidas. En las escuelas del país, especialmente en aquellas autonomías de fuerte implantación nacionalista y en las que están tratando, con gran eficacia, que entren en ese círculo, para luego pasar a ser parte de sus actuales avalistas, habría que tener entre los libros de textos «Patria» de Aramburu y una recopilación de artículos como el de Alfonso Ussía. Hay que hacerlo antes de que sus cabezas se vuelvan impermeables a todo lo que no lleve el nacionalismo como guía. Decía el comunicado que hay que evitar la repetición de los hechos. Desgraciadamente la historia nos muestra demasiado a menudo cómo se repiten los más atroces comportamientos.