Literatura

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Ayanta Barilli: «En las familias, al final no sabes qué es verdad y qué es mentira»

La finalista del Premio Planeta, Ayanta Barilli (Foto: Manuel Olmedo)
La finalista del Premio Planeta, Ayanta Barilli (Foto: Manuel Olmedo)larazon

Finalista de un premio de novela con un libro, «Un mar violeta oscuro», que trata sobre su familia materna. ¿Cuánto de ficción hay?

Esa es una pregunta a la que no me gusta contestar por dos razones: primero porque es un poco desvelar los entresijos de la labor de escritor. Y segundo porque he estado tanto tiempo escribiendo este libro –cinco años más un sexto hasta conseguir publicarlo– que tengo mucha confusión respecto a dónde está la verdad y dónde está la mentira.

¿Eso es un poco lo que pasa con los recuerdos?

Pasa mucho y hablo bastante de ello en libro: de la verdad y la mentira en los recuerdos, de esa manera de que tenemos de transmitir un relato oral sobre nuestras familias. Toda esa fabulación sobre nosotros mismos. Esto sucede en las familias, que al final no sabes qué es verdad y qué es mentira. Sabes lo que te llega

de la verdad y la mentira en los recuerdos. Sucede en las familias, que al final solo sabes lo que te llega. Yo he trabajado básicamente con material que me ha llegado y con una serie de documentos que en un momento dado encontré. Tenía muchas cajas con mucho escrito.

¿No tuvo la tentación de cambiar los nombres de sus antepasadas?

La novela se divide en tres partes: bisabuela, abuela y madre; Elvira, Ángela y Caterina. Y he querido mantenerlos porque uno de mis objetivos es rendirle un homenaje a estas mujeres que fueron muy fuertes, pero también muy desgraciadas. Les tocó vivir unos tiempos que no fueron los suyos.

Todas repiten y se enamoran de hombres que las maltratan. ¿Siente que usted no ha caído en eso simplemente por haber nacido en otro tiempo?

Otra de las cuestiones que me interesaba mucho es la repetición de patrones familiares. Por qué se repiten cosas muy buenas y cosas malísimas, hasta el punto de que uno se siente como si estuviera sujeto a un destino, incluso a sufrir determinadas enfermedades.

¿Y ha encontrado la respuesta?

Pues sí, por lo menos mis porqués y eso está contado en la novela. Para mí era muy importante entender y conocer realmente a las mujeres que me antecedieron para conocerme a mí misma. Es un juego de espejos.

¿En qué le ha cambiado conocer ese pasado?

Hace estar mucho más atenta a los errores. Mirando hacia atrás, conociendo a las personas que te antecedieron, te conoces a ti misma.

Son personas además que pudo conocer poco, como a su madre.

Bueno, esa era otra de las razones. Perdí a mi madre cuando tenía nueve años, tengo un recuerdo de ella sensorial, muy amoroso, pero no conocí a la mujer como adulta. Me pasó también con mi abuela. A veces con nuestros mayores podemos tener una relación muy afectuosa, pero no nos ocupamos en conocer verdaderamente quién es la persona que tenemos al lado. A mí siempre me han interesado mucho los viejos, hablar con ellos, entender qué vivieron. Ahora mismo no se está haciendo. Hay muy poco respeto por la gente mayor, se les trata de un modo condescendiente en el mejor de los casos. Me ha gustado acercarme a todo ese mundo para darles el lugar que se merecen, es de vital importancia.

¿Si le hubiera tocado una familia más «plana» le hubiera arruinado la novela?

Sinceramente, creo que no hay familias planas, si no que no nos interesamos en ellas. En todas las familias hay historias increíbles, pero hay que saber contarlas. Historias por contar hay en todas las familias unas cuantas.

Dice que le costó un año publicar la novela, ¿por qué?

Publicar no es fácil. Yo decidí que quería concursar, lo tenía claro. Me hacía mucha ilusión presentarme al Planeta porque era continuar una «tradición familiar».

Menos mal que todos no tenemos tradiciones tan elevadas...

Que haya sido finalista del Planeta para los míos es un motivo de risa. Es la primera vez en la historia del premio que ocurre con padre e hija. Con una primera novela tener ese espaldarazo te abre las puertas a un número de lectores impensable.

Lo mejor de publicar un libro es sin duda la promoción, ¿verdad?

Llevamos tres semanas viajando por toda España, estaba firmando libros y un lector me pidió que pusiera la fecha completa, con el nombre del lugar, ¡y no sabía dónde estábamos! Tuve que preguntar. Pasa eso, pero es entusiasmante porque con ningún otro premio uno tiene la posibilidad de tener una promoción de este tipo, verdaderamente es una especie de ametralladora que llega hasta el último pueblo de España.

¿Está en el paso siguiente, con la segunda novela en la cabeza?

Sí. En enero, en cuanto acabe la promoción dura, pretendo sentarme a escribir. Ahora, no sé cuánto tardaré.

Pero sabrá sobre qué trata...

Sí, pero no se lo voy a contar no porque sea una antipática, si no porque casi, casi ni me lo cuento a mí misma.