Sevilla
Carmen Navarro: «Las mujeres estábamos en manos de los maridos y de los padres»
Pionera en el sector de la estética, detalla en «Belleza inteligente» los mejores tratamientos. Por sus centros ha pasado la Reina Letizia y defiende que las esteticistas deben vincular su trabajo al emprendimiento
Pionera en el sector de la estética, detalla en «Belleza inteligente» los mejores tratamientos
Todavía resuenan los ecos reivindicativos del 8 de marzo, pero Carmen Navarro apenas tiene tiempo para festejar nada. A sus 75 años sigue al pie del cañón en sus centros de belleza –cinco en Madrid y uno en Sevilla–, donde no sólo ofrece toda clase de tratamientos a sus clientas, sino cercanía y amabilidad. «Es muy importante que encuentren su espacio. Es el rato que tienen para descansar y desconectar. Saben que siempre tienen aquí a alguien que les va a cuidar». Navarro es pionera en muchos aspectos. Lo tuvo muy difícil en sus comienzos como empresaria allá por los años 70, una época en la que la mujer necesitaba el permiso del marido hasta para comprar una lavadora. «Ser mujer y empresaria es algo muy complicado en este país, sobre todo en mi época», relata, tanto que «estábamos en manos de los maridos y de los padres». Incluso los bancos no daban «ni un duro» a las mujeres, por lo que se hacía más complicado aún la puesta en marcha de algún negocio. Ahora todo ha cambiado, pero ellas siguen encontrando muchos obstáculos. «Mujeres empresarias ahora hay un montón y además están demostrando que lo hacen muy bien». Sin embargo, sostiene que «la lucha continúa». «Las mujeres tenemos que dar el do de pecho. Tenemos empresas, pero también hijos y maridos». Una asignatura –la del reparto de las responsabilidades familiares– que sigue pendiente porque, «aunque los maridos ayudan un poco más que antes, el cuidado de los hijos sigue correspondiendo a la madre». Pese a todo, defiende que «cuando una mujer se empeña en algo lo consigue».
Ella se empeñó en potenciar la imagen de la mujer de manera integral, no sólo centrándose en los cuidados básicos. «Antiguamente el concepto de estética en España giraba en torno a la limpieza de cutis». Siempre ha creído más en la estética que en la medicina, dado su carácter preventivo. La evolución en este ámbito ha sido vertiginosa en los últimos años, tanto que ahora la imagen es fundamental en cualquier persona. «En un trabajo nuevo, si tienes buen aspecto vas a estar mejor valorada. Eso es así, nos guste o no». En definitiva, «nos gustan las caras bonitas y relajadas, y para eso hay que cuidarse». ¿Y los hombres? «Ahora empiezan a cuidarse más y dentro de unos años se igualarán a las mujeres».
Cree que en Italia existe un concepto de la belleza «muy avanzado». «Antes se decía que las francesas eran las que más se cuidaban, pero ahora en España se ha avanzado mucho en este terreno». En Sudamérica la idea cambia. «Los cirujanos las cortan por todos lados». De hecho, recuerda que uno de los pioneros de la cirugía plástica es brasileño. No obstante, critica que en España a las esteticistas les cuesta vincular el emprendimiento a su trabajo. «Decían que no eran vendedoras. Ahora se empiezan a dar cuenta de que es fundamental la parte empresarial: hacer un buen marketing para llegar a un bueno objetivo».
Por sus centros de belleza sigue pasando lo más granado de la sociedad española. Una de sus clientas más ilustres ha sido la Reina Letizia. Reconoce que «es muy exigente en todo, y con la belleza también». Ya no se deja ver, «desde que se operó»..., dice Navarro con discreción, no sin antes subrayar que la imagen de la monarca es fundamental porque «es la que nos representa». Su experiencia profesional la ha plasmado en un libro, titulado «Belleza inteligente: consejos para ser una estrella a tu alcance», en el que expone los tratamientos más adecuados en función de cada tramo de edad. «En cada etapa de la vida tenemos que cuidarnos de una manera determinada». La obra no sólo va dirigida a las mujeres que quieren conocer secretos de belleza, sino a las profesionales que quieren ser mejores en un sector cada vez más competitivo. «En el libro explico para qué sirve cada aparato, cómo funciona y cómo lo tenemos que vender».
Navarro sigue muy activa y no pasa por su cabeza retirarse. «Todos los días me ofrecen cosas nuevas y nunca digo que no a nada». Ésa es otra de sus recetas para combatir el envejecimiento: el trabajo diario y la ilusión permanente. Una vida plena en la que ya ha escrito un libro, ha tenido hijos y ha plantado árboles. «Quiero vivir tranquila y feliz. La felicidad depende de cómo te encuentres por dentro y de la armonía que consigas».
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