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Clara Grima: «Cuando un niño sueco venga a un colegio sin aire acondicionado, nos comparamos»

Foto: Manuel Olmedo
Foto: Manuel Olmedolarazon

Asegura que a todo el mundo le gustan las matemáticas, solo que algunos todavía no lo saben. Defiéndame esa afirmación tan poco popular.

–Se lo defiendo con muchas ganas. La mayoría de las personas las asocian a hacer cuentas, a mí tampoco me gusta eso, pero la lógica y las técnicas de deducción matemática, que son casi detectivescas, le gustan a todo el mundo.

–Ahora parece que se está imponiendo el método ABN de enseñanza en los colegios para facilitarlas.

–Sí, pero lo único que enseña es a calcular. Yo defiendo que se debe insistir en la lógica matemática, porque el cálculo lo vamos a hacer con máquinas. ¿Para qué sirve calcular la raíz cuadrada a mano? Yo soy doctora en Matemáticas y no lo he necesitado en mi vida. No sirve para nada.

–¿Cómo se puede influir en el voto con algoritmos?

–Los algoritmos son una cosa maravillosa, pero tienen una parte oscura. Si puedes influir en el muro de Facebook –como hizo Cambridge Analytica filtrando sus datos– o en las búsquedas de Google, te pueden ir dirigiendo el pensamiento. Hay un fenómeno en las redes sociales –no solo internet, también una red es un patio de vecinos o un club de petanca– que se llama el «espejismo de la mayoría»: dice que si en una determinada comunidad los que tienen más conexiones que sus amigos –los «influencers»– lanzan un mismo mensaje, produce el efecto de que es lo que piensa la mayoría, aunque no sea así.

–Ingeniería informática, donde da clase, es el germen de todo lo que se mueve ahora. ¿Cómo ve a sus alumnos?

–Son los que tienen en la mano el presente del mundo, pero no solo ellos, los matemáticos ya no quieren ser profesores, ahora las empresas informáticas para el manejo de datos los reclaman. Vamos a tener un problema porque faltarán profesores en los institutos. En las charlas que doy, los chicos me dicen que quieren estudiar algo que no tenga que ver con las matemáticas, y eso elimina muchas opciones. No puede haber un país sin científicos porque los países ricos son todos de clima frío, que es muy importante, y los que han desarrollado la ciencia y la tecnología.

–No me vaya a decir que porque tenemos calor somos peores científicos.

–No, no, pero el clima influye. Los países punteros son los que invierten en ciencia y tecnología, pero el clima evidentemente tiene que ver. Me hace mucha gracia cuando en el Informe Pisa nos comparan con Suecia: y yo digo que cuando un niño de Suecia venga a Sevilla a hacer la tarea a las cinco de la tarde con el calor, después de haber estado en un colegio sin aire acondicionado y con la tensión por los suelos, entonces nos comparamos.

–Ha participado en el descubrimiento de los escutoides, una nueva forma geométrica presente en las células epiteliales. En España, prácticamente ha pasado desapercibido.

–Mi compañero Alberto Márquez y yo hemos sido colaboradores de Luisma Escudero, que es el «crack» del grupo. Él quería demostrar que las células epiteliales no eran prismas. No nos esperábamos la repercusión mundial: días después estaba en el New Yorker, en la Fox, la CBS... en agosto, en España no se le hizo mucho caso.

–¿Qué supondrá ese descubrimiento?

–Primero, al saber cómo es un epitelio puedes reproducirlo y, segundo, si sabes cómo es la geometría de un epitelio sano, puedes detectar si hay un tumor.

–Hace unos años empezaron a llevar la ciencia a los bares, siguiendo la máxima de Mahoma: si la gente no va a la ciencia, la ciencia tendrá que ir donde está la gente, que en España suelen ser los bares. ¿Se llenan?

–Sí, sí. Este es el sexto curso, lo hacemos en la Alameda de Hércules (Sevilla) cada 15 días. Es muy emocionante porque se llena siempre. Van muchos estudiantes y compañeros, pero también gente de la calle. Hace un año, una catedrática de genética, Isabel López Calderón, dio una charla sobre la determinación del sexo. Aclaraba que no somos binarios, hombres o mujeres, si no que para determinarlo intervienen las hormonas, el cerebro, etc... Contaba que si una hormona no se activa, aunque una persona tenga gónadas de hombre, no se va a reproducir como un hombre. El hecho de que salga una mujer con gónadas de mujer, cerebro de mujer y todo de mujer es un suceso muy difícil. Por probabilidad lo normal es que algo no vaya bien: que seas un hombre que piensa que es una mujer; o un hombre y no te desarrolles como hombre... Yo no lo sabía. La gente alucinaba.