Política

Andalucía

El CIS ratifica la influencia del conflicto catalán en las urnas y el hastío socialista

El 68,6% votaría igual, el 3,6 cambiaría. El 22,7% de la abstención fue del PSOE, que ganaría el 28A y Cs adelanta al PP

Susana Díaz se siente respaldada por la encuesta / Foto: Efe
Susana Díaz se siente respaldada por la encuesta / Foto: Efelarazon

«En el desierto/acontece la aurora./ Alguien lo sabe». El haiku de Borges emparenta con el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Tezanos. Como un réquiem existencial, toda vida y, por tanto, todo acontecimiento, se sustenta sobre tres pilares: lo que creemos ser, lo que quisiéramos ser y lo que de verdad somos. La realidad de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre se sustenta en impresiones. El conflicto catalán influyó en el escrutinio de las urnas pero no tanto como sostiene el PSOE-A como coartada, más que como argumento, a la abstención. Casi 37 años de gobiernos socialistas, una corrupción epidérmica y el rechazo suscitado por el hiperliderazgo atrófico de Susana Díaz –quien ayer señalaba que no le ha dado tiempo a leer el «Manual de resistencia» de Pedro Sánchez porque lleva todo el día «currando»– dieron paso al ahora denominado «Gobierno del cambio». Las primeras impresiones carecen de segundas oportunidades. Aún conociendo los resultados, a toro pasado, el 68,6% de los encuestados por el CIS habría votado por el mismo partido. Sólo el 3,6% de los electores habría cambiado su voto conociendo el resultado.

Los cruces por el recuerdo de voto señalan que el 21% de los que no votaron lo harían por un partido o coalición en lugar de abstenerse. Hasta ahí, en resumen, la mirada a los días del presente pasado, en forma de pretérito imperfecto según Tezanos, cuyo rigor científico se abraza a la creencia de un desgaste monumental en un mes de bipartito (PP y Cs) más uno (Vox como tercer elemento). El aroma de la cocina del CIS apunta a teflón quemado: un cansancio personificado en la líder que quiso irse a Madrid y se tuvo que quedar en San Telmo, a pesar de ella. El futuro inmediato viene marcado por las elecciones generales. El 24% de los andaluces encuestados votaría al PSOE. Ciudadanos –11,3%– adelantaría al PP
–10,3%–. El llamado «sorpasso». Unidos Podemos cuenta, según el CIS, con el 8,8% de los apoyos. Vox alcanzaría el 4,4%. El 16,6% no tiene decidido el voto.

De vuelta a Andalucía, el PSOE-A mantiene que si se hubiera sabido que el PP y Cs gobernarían con el apoyo para la investidura de Vox, Susana Díaz seguiría gobernando. Los socialistas siguen negando la mayor, agarrados a las cifras de Tezanos, como si el factor catalán –esto es, la gestión de la crisis territorial por parte de Pedro Sánchez– fuera incompatible con el hastío y el cansancio del electorado tras casi cuatro décadas de ejecutivos socialistas. El 29,3% siguió la campaña «con ningún interés» y el 26,3 con «poco interés». Casi el 60% de los electores –el 58,3%– tenía decidido su voto antes de la campaña y el 16,4% tenía decidida la abstención. La encuesta –casi 3.000 entrevistas en 201 municipios entre el 10 de diciembre y el 3 de enero (el Parlamento se constituyó el 27 de diciembre y Moreno fue investido el 15 y 16 de enero)– señala que casi el 16% de los andaluces no quiso votar. De ellos, un 22,7% se considera votante socialista; el 5,5% de Adelante Andalucía. Casi el 27% no votó porque ningún partido le inspiraba confianza. El 42,1% decidió «hace bastante tiempo» que no votaría. El 11,3% decidió su voto la última semana; casi el 12%, el último día. Cuando se realizó la encuesta, el 22,1% prefería a Susana Díaz de presidenta; el 14,5% a Juanma Moreno. El 15,6% valoraba una coalición entre PSOE y Adelante. Entre «la realidad y el deseo», como la obra de Cernuda. Esta posibilidad siquiera se barajó fuera de la política ficción ante la incompatibilidad entre los líderes de ambas formaciones –siquiera por la posibilidad de espantar el «fantasma» de Vox, al que el electorado define como de «extrema derecha»– y, por parte de Podemos e IU, de exigir un candidato diferente a Susana Díaz tras haber ganado las elecciones y ante la certeza de que juntos tampoco sumaban una mayoría suficiente para contraponer la suma de PP, Cs y Vox. El 11,7% de los encuestados eligió el pacto de las derechas. En una proyección de las 2.842.114 personas que no fueron a votar el 2D, el 22,7% supondría 645.160 votantes más para el PSOE y la posibilidad para el PSOE de seguir en San Telmo.

En cuanto a una valoración de los líderes, la media sitúa al candidato de Vox, Francisco Serrano, como el peor puntuado de todos los líderes regionales y nacionales con un 2,5 sobre diez. Teniendo sólo en cuenta a los líderes en Andalucía, le sigue el líder de IU, Antonio Maíllo, con un 3,4. La candidata de Adelante, Teresa Rodríguez, y la del PSOE, Susana Díaz, aparecen ambas valoradas con un 3,6, mientras que el presidente Juanma Moreno tiene una nota de 3,7. El líder andaluz con nota más alta es el vicepresidente de la Junta, Juan Marín, con un 4,1. El político de perfil más bajo obtiene el resultado más alto.

El líder nacional peor valorado es el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (2,6). El segundo peor es el presidente de Vox, Santiago Abascal (2,9). El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el del PP, Pablo Casado empatan (3,7). Albert Rivera, es el mejor valorado con un 4,3.

Antonio Muñoz Molina señaló del poema de Borges que «la aurora del desierto no necesita testigos para suceder; de hecho, las auroras, igual que los anocheceres, o que las apariciones de la luna, o que la floración de los almendros, han sucedido sobre la tierra a lo largo de millones de años antes de que ningunos ojos humanos pudieran mirarlas. Pero esa idea es irritante, incluso inaceptable». Susana Díaz, en una interpretación del CIS como «El jardín de los senderos que se bifurcan», señaló que los andaluces ya han descubierto al «Gobierno del cambiazo» y que la encuesta de Tezanos le da «fortaleza» para que el PSOE-A vuelva a la Junta «cuanto antes».