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El Defensor del Pueblo, un año de interino
La renovación del órgano no está en agenda, aunque el PP ve conveniente que se aborde ya
SEVILLA- José Chamizo de la Rubia, el Defensor del Pueblo andaluz desde 1996, ha cumplido un año en el cargo de forma interina. El uno de marzo de 2012 expiró su tercer mandato. Para la renovación del órgano es necesaria una mayoría cualificada en el Parlamento de tres quintos. Los 59 escaños que suman PSOE e IU no son suficientes. Es ineludible el voto del Partido Popular. Ninguna de las formaciones tiene prisa. Menos los socios del bipartito. No es un asunto que esté en la prioridad de la agenda, que la colma el casi millón y medio de parados, la corrección del déficit y los frentes de corrupción que azotan a la comunidad: el caso de los ERE, Bahía Competitiva, Invercaria... A pesar de este año de interinidad, no existen conversaciones entre las fuerzas parlamentarias para encarar la renovación, aunque desde filas populares aseguran a este periódico que ya es hora de activar el diálogo y proceder al cambio.
El debate sobre la renovación espumó en vísperas del pasado verano, tras unas polémicas declaraciones de Chamizo en comisión parlamentaria. El Defensor, en un tono airado, aseguró que la gente estaba «hasta el gorro» de los políticos porque estaban «todo el día en la peleíta». IU mostró comprensión con las palabras de Chamizo, pero a algunos dirigentes del PSOE le molestó el tono. El entonces presidente del Parlamento, Manuel Gracia, lo llamó al orden por no ser «ni el lugar, ni el momento, ni la forma». El PP sí censuró abiertamente su actitud y urgió a «un cambio de aires» de la institución después de que el Defensor protagonizara otra episodio polémico. En septiembre, después de los asaltos a supermercados del Sindicato Andaluz de Trabajadores, el sacerdote gaditano se mostró en contra de la reprobación de estos actos por parte de PSOE y PP en el Parlamento. «Son acciones que están dentro de la lucha del sindicato, que te gustarán más o menos, pero que tampoco es para reprobarlo».
Chamizo ha construido, a lo largo de estos más de tres lustros como máximo representante de la institución, una equidistancia con los partidos políticos, situándose en una trabajada posición aparentemente neutral. Sin embargo, Chamizo, aunque fue elegido por consenso en el Parlamento, llegó a la Defensoría en 1996 de la mano del PSOE. Era la «cuota» de este partido. PP tenía un adjunto primero e IU, un adjunto segundo.
Las cosas cambiaron con el pacto PSOE-PA tras el bienio de la pinza (1994-1996). Los andalucistas reclamaron un tercer adjunto, a lo que accedió el Partido Socialista. Actualmente hay cuatro. Este último se creó para auxiliarle en las tareas como Defensor del Menor. Este puesto lo copó el PSOE. Chamizo consiguió revestirse a partir de entonces de una pátina de independencia. Cada formación –PSOE, IU, PP y PA– tenía un adjunto y él quedaba fuera de la lucha partidista.
Desde entonces marcó distancias con los adjuntos y se situó –las polémicas declaraciones sobre el SAT y sobre el hartazgo hacia las «peleítas» de los partidos son un ejemplo– del lado de las quejas de los ciudadanos a la clase política. En 2012, de hecho, apoyó restar peso político a la institución y que los adjuntos pasaran de cuatro a tres, ya que el Partido Andalucista se quedó sin representación parlamentaria en las elecciones autonómicas de 2008. Chamizo quería que el recorte fuera inmediato y se contemplara en los Presupuestos de 2013, pero hasta que no se proceda a la renovación del órgano el Defensor seguirá teniendo cuatro adjuntos. El puesto por el PA lo ocupa la ex concejal andalucista en el Ayuntamiento de Sevilla Paola Vivancos. La adjunta a propuesta del PSOE es Claudia Zafra; del PP Carlos del Barco; y de IU Luis Pizarro.
Con la eliminación de un adjunto, Chamizo trató de justificar un necesario ajuste en el Presupuesto en la institución. Sin embargo, el verdadero lastre para las cuentas de este órgano son los 70 cargos «a dedo» con los que cuenta el Defensor. En una entrevista en El Mundo se defendió asegurando que él sólo ha incrementado «unos 20 puestos en 15 años». También reconoció que no ha cesado a nadie. El presupuesto de la Oficina del Defensor, una vez más encriptado en las cuentas públicas, se eleva a 5.067.915 euros. De esta cantidad, casi el 90 por ciento es para pago de nóminas: 4.310.235 euros. No es posible saber de forma exacta la plantilla de la institución. La casilla «número de personas» está vacía en el Presupuesto. Tampoco hay datos en la página web.
Con otras cuestiones más urgentes a las que atender, los partidos se toman con calma la renovación después de este año de interinidad. Se está cumpliendo la máxima de Valderas, quien dijo después del vendaval mediático del verano pasado por las polémicas declaraciones de Chamizo que la renovación de este cargo «se debe guisar con tranquilidad». Así se lo tomaron en Canarias, donde el Defensor, allí Diputado del Común, estuvo más de una legislatura de interino. También es habitual que ocurra en Andalucía con otros órganos de extracción parlamentaria. La renovación de la Cámara de Cuentas y del Consejo Audiovisual se produjo en febrero de 2011. El ex presidente de la Cámara de Cuentas llevaba en interinidad desde diciembre de 2008.
No se estaría produciendo esta interinidad, en cualquier caso, si con Chamizo en el cargo, en 2001, no se hubiera modificado la ley. Hasta entonces, el adjunto primero –figura que también se eliminó– era el que tomaba las riendas de la institución en caso de que expirara el mandato de cinco años.
Como no hay prisas, Chamizo sigue adelante con cierta tranquilidad en este cuarto mandato «oficioso» tras casi 17 años con luces y sombras. Entre las sombras, la gran opacidad del órgano, las decisiones polémicas en el caso de los ERE o en la reordenación del sector público y las continuas subvenciones a fundaciones en las que Chamizo ha ocupado cargo, como Siloé y Márgenes y Vínculos. José Chamizo de la Rubia cumple 64 años el 15 de agosto de 2014. ¿Es la fecha a la que PSOE e IU están esperando para renovar el órgano? Chamizo lo fía largo: «Cuando pase la crisis me voy, antes me parecería una huida», aseguró el pasado sábado en una entrevista en LA RAZÓN.
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