Málaga
El dueño de la finca donde cayó Julen insiste en que era imprevisible lo ocurrido
Asegura ante la jueza que valoró el peligro y que por ello colocó dos bloques de hormigón sobre el agujero
El dueño de la finca de Totalán donde está el pozo en el que murió el niño de 2 años Julen el pasado 13 de enero mantuvo ayer su inocencia ante la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga y alegó que era imprevisible la caída. David Serrano Alcaide declaró en calidad de investigado por homicidio imprudente durante casi dos horas e insistió en que valoró el peligro y que por ello puso dos bloques de hormigón, por si causaba una lesión a una persona, pero en ningún caso pensó que alguien pudiera caer.
Sus abogados señalaron a los periodistas que su cliente explicó a la jueza que es un «ignorante» en los trámites administrativos necesarios de hacer el pozo y que se encomendó a un profesional, en referencia al pocero que hizo la prospección. Serrano Alcaide contestó a todas las preguntas y durante el interrogatorio, además de la jueza instructora, asistió la letrada de la acusación particular –en representación de los padres del niño–, el ministerio público y dos abogados de la defensa.
Durante su comparecencia, al dueño de la finca se le exhibió diversa prueba documental, entre ella algunos planos de la zona donde cayó Julen y respondió también a las cuestiones planteadas por la jueza, según informaron a Efe fuentes judiciales.
En su declaración aseguró que advirtió del peligro a los asistentes y realtó la forma en la que ocurrieron los hechos, sin poder precisar cómo cayó Julen. Contestó tranquilo y sin caer en contradicciones y su abogado, Antonio Flores, afirmó que su cliente sigue contando con el apoyo de los padres de Julen, «son todos una familia, han sufrido mucho y siguen conmocionados», apostilló.
El letrado defendió que su patrocinado siempre pensó que la licencia estaba concedida ya que había pasado un mes desde que se lo pidió al pocero hasta que comenzó el trabajo.
Sobre el peligro y el deber de cuidado, reiteró que su cliente lo valoró en base a que pensó que se podía lesionar una persona y por eso puso esos bloques de hormigón, pero en ningún momento creyó que pudiese caer una persona. En este sentido, Antonio Flores subrayó que «hasta el decano de los geólogos de este país dijo que un niño no había podido caer ahí y que en tal caso estaría encajado» y desacó que «eso lo dijo una persona que se dedica al estudio del interior de la tierra».
Por tanto, reiteró que si los profesionales no podían creerlo, cómo su cliente va a tener ese conocimiento. «Era totalmente imprevisible que ocurriera algo así en este país o en el mundo entero». «Ni un adulto, ni un niño, ni un animal, nadie podía prever que se pudiera caer alguien por ahí; diferente es que pudieran haber tropezado alguien y romperse la nariz y por eso puso los bloques», insistió el letrado.
Reconoció que no se sabe cómo cayó el pequeño en el pozo, que hay varias hipótesis pero que el momento del fatal desenlace no se sabe cómo fue.
Antonio Flores quiso recordar que su cliente solo está investigado en esta causa, que no es culpable de nada y lamentó que sea «el cabeza de turco», por lo que reclamó respeto y comprensión para su cliente durante el proceso judicial.
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