Sevilla

El mejor embajador de las ondas, un «comunicador» por encima de todo

El Ayuntamiento de Lepe nombra mañana Hijo Predilecto al periodista Santiago Talaya

Santi Talaya, en los estudios de Onda Cero, la que fue siempre su casa
Santi Talaya, en los estudios de Onda Cero, la que fue siempre su casalarazon

El Ayuntamiento de Lepe nombra mañana Hijo Predilecto al periodista Santiago Talaya

Harold Dwight Lasswell es considerado uno de los padres de la comunicación. En su modelo, «Estructura y Función de la Comunicación de Masas», analiza el comportamiento de las audiencias ante distintos estímulos. Todo estudiante de periodismo que se precie, en algún momento, termina leyendo su trabajo para entender «quién dice qué, a quién, en qué canal y con qué efecto», las consideradas cinco grandes interrogantes. Mucho antes de llegar a la universidad, Santiago Talaya ya tenía clara su ambición de ser comunicador. La radio había sido durante su infancia su juguete más preciado, una pasión que convertiría con el paso de los años en un admirable modo de vida. Trabajó, sufrió y, sobre todo, disfrutó siempre con un micrófono por delante, sin olvidar nunca sus raíces y siendo fiel a su profesión. Mañana, coincidiendo que el Día de Andalucía, el Ayuntamiento de Lepe (Huelva) lo nombrará a título póstumo Hijo Predilecto de la ciudad que lo vio nacer en el Teatro Juan Manuel Santana.

Responsable de Informativos de la delegación andaluza de RTVE en su última etapa, dejó una imborrable huella profesional y humana en la emisora Onda Cero y la redacción de LA RAZÓN en Andalucía, con la que colaboraba asiduamente. Talaya se ajustaba al perfil más académico de lo que hoy llaman comunicólogo: habilidad con el lenguaje escrito y oral, creatividad, espíritu de investigación y crítica, sentido social, facilidad en la interacción con las personas, apreciación artística y un particular esmero por mantenerse al día en la información. Siete meses después de su desgraciada pérdida, en julio de 2016, su pueblo natal lo homenajea de la mejor forma posible. Su mujer, Victoria Gómez, admite que «no lo esperaba», sobre todo porque «él ya había tenido dos reconocimientos» del consistorio lepero, cuando en 2012 fue considerado «embajador turístico» y además, tuvo el «privilegio» de ser pregonero de la Virgen de la Bella. «No era una persona a la que le gustaran estos acontecimientos, pero siempre se mostró agradecido y abrumado, como intentando desmerecer tal distinción; era muy natural», recuerda.

«Como dice un popular poema escocés, ‘puedes llorar porque se ha ido o puedes sonreír porque ha vivido. Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado. Tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver o puede estar lleno del amor que compartisteis. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o puedes hacer lo que a él o ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir’». Así intenta ser en la vida su mujer, hijo, familiares y muchísimos amigos. «Sus recuerdos y emociones conviven con nosotros desde hace siete meses. Nos estamos adaptando, tratando de tener la mejor convivencia posible, sin complicarnos la vida y con nuestro hijo, por supuesto, siendo quien marca el ritmo de cada día», relata emocionada Victoria, haciendo gala de ese don de la palabra que parece heredar de Santiago, el niño lepero disfrazado de Marconi que estudió en el colegio Alonso Barba, donde su padre era profesor, y en el que «dejó huella de su personalidad e inteligencia». «Desde pequeño quiso ser comunicador. La radio en forma de perrito que le regaló un familiar se convertiría en su compañero de juegos y, a través de ella, se aficionó a programas como Carrusel Deportivo y muchos más, hasta el punto de que su padre medió para que colaborara en alguna retransmisión del San Roque –equipo de fútbol local– y compaginara sus estudios en el instituto con la emisora local», relata su esposa, sin olvidar los obstáculos que también tuvo que sortear para ver cumplido su sueño, como estudiar Ciencias Económicas antes de cursar el Máster de Comunicación de Televisión Española, que le abriría las puertas de la radio, su su eterna y querida compañera de viaje.

La radio como modo de vida

De forma paralela a sus estudios de Económicas, con los que logró contentar a sus padres, Santiago emprendió su trayectoria periodística. En Sevilla, en el Colegio San Juan Bosco, «donde tan buenos amigos forjó», lideró siempre actividades relacionadas con su principal pasión. Por allí pasaron personajes políticos como Javier Arenas, Julio Anguita o Rodríguez de la Borbolla; o periodistas como Javier Ares o De la Morena. En 1997, tras terminar su carrera con brillantez, realiza el Master de Radio Nacional de España y poco después comienza a trabajar en Radio España. A punto estuvo de acabar en Canarias, pero finalmente aterrizó en Onda Cero Andalucía. Sevilla, Granada y otra vez Sevilla; y siempre vinculado a la universidad y a foros de debate, publicando en La Razón sus artículos, hasta que en 2015 se marcha a RNE, donde emprende su última aventura, tratando de cuadrar el círculo que circunstancias de la vida impidieron veinte años antes, pese a tener la tercera mejor nota del máster del ente público.