Política

Política

El plural y la familia

«La prosa jurídica se ha ceñido esta vez al DRAE para designar a los establecimientos en los que ciertos cargos de la Junta culminaban sus 'misiones comerciales'»

Antiguo edificio del club Don Angelo / Foto: Manuel Olmedo
Antiguo edificio del club Don Angelo / Foto: Manuel Olmedolarazon

«La prosa jurídica se ha ceñido esta vez al DRAE para designar a los establecimientos en los que ciertos cargos de la Junta culminaban sus 'misiones comerciales'»

La prosa jurídica, de costumbre alambicada, se ha ceñido esta vez al DRAE para designar a los establecimientos en los que ciertos altos cargos de la Junta de Andalucía culminaban sus, dizque, «misiones comerciales». Puticlub es voz coloquial que recoge el diccionario, de modo que así nombran al Don Angelo’s y otros locales en lugar de burdel, lupanar, casa de lenocinio, prostíbulo, bar de valientes, mancebía, local de luces rojas, mamadero o cualquiera de las múltiples denominaciones que nos brinda el idioma español. Ni una salvedad pues a los pulcros escribanos de la UCO y a las secretarías de los juzgados... hasta que topamos, amigo Sancho, con el plural. Es notorio que esa Liga de Fútbol Profesional que pastorea Javier Tebas representa, o dice representar, los intereses de los clubes de fútbol; y así lo recogen las informaciones deportivas sólo algunas páginas después de que en las de tribunales se denomine «puticlubs», al británico modo, a las tabernas predilectas de Fernando Villén. La controversia morfológica tiene su miga, ya que los investigadores se han visto obligados a modificar el número gramatical tras comprobar que las visitas a las meretrices eran «continuadas» (el entrecomillado es de la Fiscalía Anticorrupción) en lugar de «aislada y ocasional», como se afana en entrecomillar el abogado del referido putañero. Este debate lingüístico se enriquecerá, además, con otro ribete ético debido a la próxima imputación, qué dos sílabas centrales más oportunas, de Manuel Villén, hermano del antedicho que cobraba de la Faffe gracias a su alta cualificación profesional, por supuesto, no a causa de ningún lazo de parentesco. Gastó indebidamente más de 8.000 euros y, en el mejor de los casos, fue en peajes. Eso cuenta el tío para eludir las miradas picaronas de sus amigotes.