Política
El triunfo del hombre tecnicolor
«El ejemplar polícromo con más influencia hoy es Donald Trump, justo la antítesis del hombre cetrino»
El hombre gris ha pasado a la historia. En esta era del exhibicionismo, lo normal e incluso lo influyente responde a tendencias de seres ególatras, inmaduros y extraordinariamente certeros en al arte de hacer el fantoche. Los medios de comunicación, a veces a modo de alpiste y otras por mera relevancia pública, difunden y dan voz a ese género humano tecnicolor que con tanta naturalidad ha llegado a auparse a las salas de mando del poder político. Con tanto comer pipas, el público se ha cansado del blanco y negro. La última constatación ha sido la caída de Rajoy, hombre de oceánica grisura que encarnó los deseos de una multitud que, en tiempos de crisis, clamaba por una gris tecnocracia hasta en el desierto. El maná del «no menealla», oh, milagro, cayó de Pontevedra. Los tiempos están cambiando y se ha de estar preparado para todo, también en Andalucía. Porque del gris de Rajoy al tecnicolor de Sánchez habría la misma diferencia, póngase por caso, que del monotono de Díaz al sambotrón de Rodríguez. Lo que le ocurre a la presidenta, como se dice de los bóvidos, es que se toma indistintamente la gramínea, la remolacha y el heno por no distinguir el color y, qué tomates, porque nunca está de más probar lo que permita el espantapájaros. El ejemplar polícromo con más influencia hoy es Donald Trump, amarillo de cabello y rosáceo de piel, justo la antítesis del hombre cetrino. El presidente estadounidense, un ser de modos estrafalarios hasta el agotamiento, está experimentando con recetas arancelarias en su laboratorio de Twitter y agitando el mundo en la probeta para que resuene al de hace 90 años. Un hombre gris nunca lo habría intentado. Pero el hombre tecnicolor nunca tiene miedo. O eso dice.
✕
Accede a tu cuenta para comentar