Literatura

Presentación

El WC, un pozo de... sabiduría

De media pasamos 121 horas al año en el inodoro, cinco días, un tiempo que Daniel Castillejo propone usar para aprender

Daniel Castillejo posa en ese sitio en el que «todo el mundo lee aunque no lo diga» / Foto: Manuel Olmedo
Daniel Castillejo posa en ese sitio en el que «todo el mundo lee aunque no lo diga» / Foto: Manuel Olmedolarazon

De media pasamos 121 horas al año en el inodoro, cinco días, un tiempo que Daniel Castillejo propone usar para aprender

A una media de dos defecaciones diarias, en condiciones normales sin problemas intestinales, una persona pasa unos 20 minutos al dia sentado en el WC, lo que supone 7.300 minutos al año, es decir algo más de 121 horas o cinco días de los 365. Aprendemos a leer a los 3 años, casi a la misma edad que a ir solos al baño, puede que no sea casualidad. Si vivimos una media de 80 años, son 29.200 días, de los que el inodoro asiste a 400 días de esa vida nuestra, más de un año. Hay quien se saca Selectividad, el MIR o una oposición en ese lapso. Demasiado tiempo para no aprovecharlo en ampliar nuestros conocimientos y saciar nuestra curiosidad.

Es lo que pensó Daniel Castillejo, un joven arquitecto sevillano al que sus amigos del instituto llamaban «Dataman» por su afición a aportar los datos más curiosos en las conversaciones, aprendidos por una curiosidad insaciable que le viene de familia. Hace unos años, su hermano se casó y fue de luna de miel a Canadá, de donde le trajo una colección de libros para leer en el baño que inspiraron a Castillejo para recopilar todos esos datos que no le harán ganar el Premio Nobel pero sí quizás al Trivial.

La idea se quedó en su mente, como muchos de esos datos curiosos que ha ido recopilando de aquí y allá, hasta que hace tres años, un mes de reposo obligado tras operarse la rodilla le dio la oportunidad de recopilar por escrito sus conocimientos y buscar nuevos. Y una vez recopilados, pensó que no perdía nada por mandarlo a algunas editoriales.

«Empezó como un divertimento y ha salido un libro», reconoce Castillejo, a quien le respondió la editorial Anaya, que ha publicado «El libro gordo del retrete» en su sello Oberón. Como juego, el volumen –que será presentado el 7 de marzo en la Casa del Libro de Sevilla– lo firma la Real Academia del Retrete, igualmente fundada por Castillejo.

Este libro «se puede leer por cualquier página» y resulta más interesante que la etiqueta del champú, porque Castillejo está convencido de que «todo el mundo lee en el baño aunque no lo diga». Permite aprender que una bola de helado se acaba en unos 50 lametones, el origen marinero de la expresión «irse al carajo», que en España hay más de 23.000 rotondas, que según la ONU en el mundo hay más gente con móvil que con váter o que el pueblo con más bares está en Huesca, con 61 locales para 1.500 parroquianos. Dedica un apartado a inventos de mujeres, como la jeringuilla, la escalera de incendios, la calefacción del coche, el bote salvavidas o el Monopoli. Hay apartados de expresiones curiosas, frases de película o de Groucho Marx, nombres de pueblos raros, «grandes cagadas» o «serendipias científicas», inventos fruto de la casualidad o de errores como el microondas o el post it, que surgió buscando «un pegamento que pagara mucho y salió uno que no pegaba bien, se quedó en un cajón hasta que a alguien se le ocurrió ponerlo en unos papelitos para dejar mensajes».

Cada capítulo lo encabeza una cita de un personaje, hay 187 y el autor relata que la editora, mujer, se dio cuenta de que sólo una tenía autora femenina. «Me gustó que me lo dijera. Me puse a buscar citas de mujeres para arreglarlo y rebuscando mucho conseguí 14, ahí pasa algo», admite Daniel Castillejo.

Reflexionen sobre ello en alguno de sus 20 minutos diarios sentados en el inodoro, entre página y página de estas «Lecturas interesantes para momentos íntimos», páginas que, por cierto, decora todas el emoticono más escatológico del WhatsApp.