Centros de Enseñanza
Esteban Guerrero, gerente del colegio Altair: «Si Susana Díaz nos visitara, cambiaría de opinión»
Asegura que «las críticas de la Junta de Andalucía tienen un efecto rebote» y que ahora reciben «más solicitudes»
La Junta de Andalucía ha retirado el concierto educativo al centro Altair, una institución que cumplirá sus bodas de oro el próximo año. El colegio del Opus Dei ofrece un modelo diferenciado, sólo para niños, con un enorme predicamento en Sevilla por la labor social que desarrolla en una zona deprimida de la capital, el distrito Cerro-Amate. Esteban Guerrero Moreno es el gerente de un centro en el que trabajan cien personas y que ofrece sus servicios a 1.200 alumnos.
–¿En qué momento administrativo se halla el procedimiento?
–El plazo de presentación de alegaciones concluyó el 6 de marzo, nosotros lo hicimos el 2; estamos a la espera de que la Consejería de Educación dicte la orden definitiva, quizá la próxima semana.
–No es difícil suponer que la Administración mantendrá su oposición a conceder el concierto atendiendo a las últimas declaraciones de Adelaida de la Calle...
–Sí, efectivamente. Aún así, esperaremos. La cuestión jurídica es responsabilidad de nuestra abogada Carmen Mora, pero confiamos en que el pronunciamiento del Tribunal Supremo, que debe pronunciarse a final de abril, nos allane el camino. Entendemos que la Junta daría un paso atrás.
–¿Cómo se afronta un periodo de tanta incertidumbre con el proceso de escolarización iniciado?
–Las declaraciones de la consejera en las que nos tacha de segregadores y nos acusa de discriminar, igual que las de la presidenta Susana Díaz cuando repite que quien quiera educación diferenciada «que la pague», por un lado nos bajan la moral, pero sin querer nos están haciendo una publicidad gratuita y provocando un efecto rebote. Las familias se preguntan qué son y qué tienen los centros de educación diferenciada como el nuestro. Estamos recibiendo muchas llamadas y visitas de madres y padres que nos piden que les expliquemos nuestro modelo pedagógico, la labor que realizamos en un barrio como Cerro-Amate. Vamos a cumplir cincuenta años ofreciendo una atención personalizada y unas garantías que no ofrecen otros colegios. Si en Andalucía el fracaso escolar se sitúa en el 30%, en Altair no superamos el 9%, entendiendo el fracaso como el alumno que no termina la ESO.
–¿Cuál es la clave del éxito?
–Intentamos sacar adelante a todos los chavales. Nuestro centro tiene mucho recorrido. Hemos sacado a flote a muchos alumnos que han accedido al centro en cursos intermedios cuando ya casi habían tirado la toalla.
–¿La demanda, por tanto, persiste?
–En una comparativa con el año pasado, cuando teníamos el concierto asegurado, estamos recibiendo más solicitudes y las estamos recogiendo porque confiamos en que el TS ratifique la sentencia del TSJA y las familias lo saben.
–La Junta argumenta que también cuenta con sentencias que avalan su posición respecto al criterio de igualdad...
–Altair, como otros centros andaluces, cuenta con una sentencia del TSJA con una argumentación muy favorable para nuestros intereses. El Supremo estudia nuestro caso concreto, no otros, y si el modelo se ajusta a la norma. Entendemos que es así.
–¿La situación es idéntica a la de hace cuatro años?
–Sí, entonces estuvimos un año sin concierto en primero de Infantil y primero de Formación Profesional. Con la entrada en vigor de la Lomce recibimos las medidas cautelares. Las circunstancias no han cambiado. La decisión de la Junta responde a un tema puramente ideológico, sin base jurídica y sin respetar un modelo pedagógico elegido por los padres, legítimo y totalmente aceptado. Si no lo fuese, habría que anularlo incluso siendo privado. Sin embargo, nadie lo discute en otros países.
–¿Por qué el modelo es irrenunciable?
–Llevamos cincuenta años trabajando con él y funciona. Tiene demanda entre las familias por su baja tasa de fracaso escolar. Aquí no viene ningún padre obligado. Si funciona, ¿por qué lo vas a quitar? Nuestros alumnos se relacionan igual con las niñas cuando salen del colegio.
–¿Por qué no aplicar el modelo en las niñas?
–Nos gustaría tener un centro femenino cercano al nuestro. Pero la Junta no está por ampliar el concierto de los centros, ni siquiera los mixtos. Su objetivo es reducir el 19% de colegios concertados. Cuando hemos planteado la creación de un centro paralelo para niñas ha resultado inviable porque la misma Junta rechaza incrementar los conciertos, es imposible. Si detectáramos otra política con los centros mixtos, como pasan en otras comunidades, lo hubiéramos solicitado, pero ahora con la política de la Junta es imposible.
–La Junta plantea eliminar dos unidades concertadas en infantil, una en la ESO, cuatro de Ciclo Formativo de Grado Medio, dos de Ciclo Formativo de Grado Superior y dos de Bachillerato. ¿Han cifrado el coste laboral?
–Ya hace cuatro año tuvimos que prescindir de quince personas durante un curso. Luego recuperamos a muchos de ellos. No lo hemos estudiado aún.
–¿Y el coste social?
–Podría ser elevado, porque privaríamos a muchas familias sin recursos. La Junta sí que está discriminando a las familias, a familias de barrios obreros. Nosotros conseguimos que esas familias accedan a una enseñanza de calidad, sacamos lo mejor de cada alumno. Para nosotros es una gran satisfacción que una vez que pasan por Altair, muchos alumnos se inserten en la sociedad, unos con buenos trabajos y otros con empleos más normales. Y nos valoran desde el mundo empresarial. Que un alumno haya estudiado en Altair supone un plus para las empresas. Cortar la FP en régimen de gratuidad, con la enorme demanda existente, provoca un perjuicio para mucha gente. Nuestros alumnos de FP además de preparación académica reciben unos valores y virtudes que suponen un sello propio.
–¿Cómo hacen para evitar tanto desgaste?
–Estamos muy cansados y llegamos a preguntarnos si merece la pena seguir luchando, pero luego vemos a las familias y sí que lo merece. Pedimos que el pacto educativo se cierre de una vez por todas y se mantenga ese «estatus quo». La situación actual es un sinvivir para las familias y los trabajadores.
–La presidenta Susana Díaz es especialmente dura...
–La hemos invitado al centro muchas veces, la última con motivo del cincuenta aniversario en el barrio para que conozca nuestra realidad. Intentan hacer ver que éste es un colegio elitista, de gente con dinero, pero saben que no es así. Este colegio estaba en el barrio antes que el propio barrio, sólo había barro. Susana Díaz nunca nos ha respondido, ni para decir que no.
–¿Por qué cree que adopta esa actitud?
–Se sorprendería si conociera a nuestras madres y padres; sinceramente creo que cambiaría de opinión. En cambio, prefiere atacarnos, pensando que así tendremos menos demanda cuando está sucediendo al contrario.
–Un colegio como Altair podría tener un coste de más de 200 euros al mes...
–En este barrio, las familias que pudieran costearlo no llegarían al 10%. Ya tenemos casos de hermanos de alumnos que con tres años que se quedarían fuera sin el concierto, algo que confiamos que finalmente no ocurra
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