Teatro

Hollywood

Fin de temporada

Charlton Heston, en Ben-Hur con una de sus cuádrigas
Charlton Heston, en Ben-Hur con una de sus cuádrigaslarazon

Con julio llega el fin de la temporada para muchas acividades. Incluso para esta mía, así que este domingo me despido hasta septiembre. Estamos a 15 de julio, el calor está siendo muy considerado y hace años que no teníamos un clima tan agradable, pero siempre hay que esperar que las temperaturas africanas asomen en cualquier madrugada. Por eso yo marcho a mis indispensables días en Zahara de los Atunes. Y ya suman cincuenta años sin faltar a la cita. Procede algo ligero. Por ejemplo, estaba viendo un reportaje sobre el festival de teatro romano de Mérida. Hablaba el director de un montaje en clave de humor sobre Ben-Hur. El entrevistador le decía al citado director si esta representación la hubiese podido ver Charlton Heston. No le habría gustado. La respuesta del director escénico fue: «A mí me la suda, ese hombre era un fascista». Fin de la cita. Una de las actrices principales, al ser preguntada por lo divertido del montaje, cuenta que estaba encantada. Ella recordaba de pequeña que era casi obligatorio ir a ver la película. Que la gente se dormía y que se despertaban con el ruido de las carreras de cuádrigas. Sin embargo ahora el público se lo pasa genial. Esto es lo que se llama post verdad. No he visto la obra que ha montado el citado director, pero poca confianza me da que un señor que se dedica a una labor artística considere a Heston solamente un fascista. Y no uno de los actores más importante de la cinematografía universal con una carrera deslumbrante, que cimentó su éxito en el teatro clásico. Que nació y vivió en un país con 250 años de democracia, que podía ser de derechas –estaba en todo su derecho– pero al tiempo fue una de las grandes ayudas de Martin Luther King, con quien encabezó la legendaria marcha por los derechos civiles de 1963 junto a Marlon Brando y Paul Newman. Que impuso como director a Orson Welles –mal visto en Hollywood por sus ideas–, apoyando económicamente para que «Sed de mal» se convirtiera en una gran película que mostraba como pocas la corrupción policial. Igualmente se negó a que el montaje del filme «Mayor Dundee» no lo controlara el director Sam Peckinpah. Lo que según la actriz de Ben-Hur era un aburrimiento total hasta que vinieron ellas y ellos a salvarla. Es la película más laureada de la historia del cine. Al fascista de Heston le otorgaron el Óscar. Es una de las producciones más taquilleras de los últimos cincuenta años en todo el mundo. Todavía se sigue viendo en muchos canales de televisión con frecuencia. Créanme que esto que han dicho tan insignes artistas me lo tomo a broma, como el espectáculo que han montado en Mérida. Ni se me ocurre pensar que es por ignorancia o por sectarismo. Nada mejor que terminar viendo a una bella mujer saliendo del mar en biquini si además la persona lo hace por primera vez. La habíamos visto de novia, de comunión, de madrina, en vaqueros, de flamenca, de traje corto masculino, de amazona, vestida de noche por Dior, Valentino, Carolina Herrera y todos los grandes españoles. Si añadimos que la citada mujer ya no cumple los 40 años el resultado es deslumbrante. Me estoy refiriendo a Paloma Cuevas, la esposa de Enrique Ponce. Siempre habrá almas caritativas amigas que dirán: bueno, vive en un sacrificio constante, prácticamente no come, más los arreglos. A esto la contestación la dejó bordada Sara Montiel cuando un admirador se le acercó y le dijo «qué bien está siendo de la edad de mi madre y parece su hija, claro que usted se ha hecho muchas cosas». La manchega lo miró de arriba abajo con una de esas miradas de primer plano de película y, lentamente, muy lentamente, le espetó: «Pues no lo dudes. hazle a tu madre todo lo que yo me he hecho y a ver si queda como Saritísima». Después de una respuesta tan elocuente hay que enmudecer para siempre.