Política

Sevilla

Una visión de «Murillo, con ojos nuevos»

El sacerdote Antonio Schlatter Navarro analiza en la religiosidad en la vida y obra del pintor

El autor del libro, Antonio Schlatter Navarro, junto al historiador del Arte, Enrique Valdivieso, especialista en el barroco sevillano / Foto: Manuel Olmedo
El autor del libro, Antonio Schlatter Navarro, junto al historiador del Arte, Enrique Valdivieso, especialista en el barroco sevillano / Foto: Manuel Olmedolarazon

El sacerdote Antonio Schlatter Navarro analiza en la religiosidad en la vida y obra del pintor

El Año Murillo celebrado en Sevilla ha traído, además de magnas exposiciones que han permitido regresar a su ciudad importantes obras del pintor sevillano repartidas por los museos más importantes del mundo, una profusión de obras literarias en torno a su figura, tanto estudios de su pintura como retratos de su vida y también novelas que ficcionan algunos pasajes relacionados con su biografía o el devenir de muchas de sus obras requisadas por el ejército napoleónico durante la invasión francesa. Pero una de las principales figuras del barroco español, y pintor universal, siempre ofrece la posibilidad de analizar su obra desde múltiples puntos de vista y uno de ellos es el de la religiosidad de su vida y obra.

Esa visión es la que ofrece el sacerdote Antonio Schlatter Navarro en «Murillo, con ojos nuevos» (editador por la Universidad de Navarra), quien presentó ayer su libro en la sede de la Fundación Cajasol, para el que contó con un experto como introductor como el historiador Enrique Valdivieso, especialista en el barroco sevillano.

Schlatter Navarro retrata la profunda religiosidad de Murillo, de quien se conserva la partida de su bautismo en la Iglesia de la Magdalena de la capital hispalense así como la de algunos de sus hijos y la de su matrimonio.

Fueron los grandes encargos que le hicieron órdenes religiosas como los monjes cartujos o los encargos para iglesias como la Santa Caridad los que le consagraron, siendo uno de sus grandes mentores el canónigo Justino de Neve. La icononografía de sus Inmaculadas fue copiada y sus dibujos de ángeles querubines convertidos en estampas domésticas.